lunes, 20 de agosto de 2007

La gente siempre piensa en el precio cuando hablamos de unción.

Ministerio Evangelistico Shekinah
Ahora veras si mi palabra se cumple o no. (Números 11:23)



















Pastor Cash Luna

Siempre la gente se acerca a preguntarme: “Hermanos, ¿Cuál fue el precio que usted pago por la unción? Y yo les digo: “No te preocupes por saber cuánto pague yo, descubre el tuyo porque Dios no te va a pedir lo mismo que me pidió a mí.” Cuando estas muy interesado en el precio, no estas interesado en la ganancia. El problema no consiste en pagar el precio, consiste en las ganas que tengo de ganar.

Palabra dice: “El que venciere hasta la muerte le daré que se siente a mi diestra” ¿Eso es un regalo o es un premio? Es un premio. El problema es que algunas personas lo quieren todo regalado, y creen que porque Dios es bueno todo lo regala. Pero eso no es así. Los que hemos sabido diferenciar entre el premio y le regalo salimos adelante.

¿El éxito te lo da Dios o Él espera que tengas éxito para el Señor? A veces le pedimos a Dios lo que Él nos esta pidiendo a nosotros. ¿Dios educa a tus hijos, o los educas tú? Dios te dio el cerebro, y ¿Quien estudia? Estudias tu. Entonces, si te das cuenta, el éxito no es un regalo, es un premio. Es el resultado de hacer las cosas que Dios ordena que hagamos. A Josué le dijo: “Nada más esfuérzate y se valiente, no temas, para que seas prospero en todo lo que emprendas.”

Muchas veces a la gente le da miedo escuchar este tipo de enseñanzas, porque están acostumbrados a una comodidad en la cuál esperan que Dios baje y haga las cosas por ellos. Pero, tú eres el trabajador de Dios, tú trabajas para él. Dios es el jefe no nosotros.

El problema no consiste en cuánto demanda Dios demanda de ti. El problema esta en cuánto tu demandas de ti mismo. Dios puede demandar todo lo que sea de nosotros, pero mientras que tú no demandes lo mismo de ti mismo, y no te pongas de acuerdo con Dios en la demanda, las cosas no ocurren. Por eso es que hay personas que en lugar de que su trabajo y desenvolvimiento en las labores en la tierra no honran a Dios, dan vergüenza. Dejan mucho que desear.

La Palabra de Dios en el libro de Filipenses 3:4-8 dice: “Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”

¿Hay algo de malo en desear ganar?. Lo importante no es competir es ganar. Los deportistas mediocres son los que viven con ese pensamiento, y con razón no ganan. Las grandes naciones ponen a su gente a entrenar, y su entrenador no llega a motivarlos diciéndoles: “El gobierno ha invertido millones en ustedes, lo importante es competir. No se preocupen por el partido”. Eso no es así, ellos llegan y les dice: “Aquí somos los campeones, vamos a ganar, somos los mejores”.

¿Qué es esa mente pasiva y dormida? Cuando estoy predicando a veces miro que a algunas personas les brillan los ojos y están agarrando todo. Pero, veo a otros que tienen expresión de desconcertados y dicen: “Que estará diciendo el Hermano Cash. ¿De qué estará hablando?, si yo nací para perder” Pero déjame decirte que lo que haz perdido esta en manos de alguien más que decidió ganar.

Ganar es importante, el apóstol Pablo decía: “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.” (1 Corintios 9:26-27) El consejo del apóstol Pablo era: Si se meten a correr es para ganar. Pero, ¿Quién se mete para competir? El que no entrenó para ganar, ese consuelo. Y va la carrera todo enclenque, y la única persona que lo saluda es su abuelita y le dice: “Dale tu puedes”. Y eso es así porque su vida ha sido entrenada para participar, porque así no se compite. Hay que no llega a competir, sólo participan. Y hay muchas personas que sólo están participando de la vida.

La Biblia dice que somos competentes, que nuestras competencia viene de Dios. Es decir, nos da la capacidad para competir. No crea que lo importante es competir, lo importante es ganar.

El problema que se tiene al predicar este tipo de Palabra, no es su espíritu, su espíritu es salvo y se va ir al cielo. El problema es con su mente. No existe transformación si la renovación de la mente.

Si tú todavía crees que desear ganar es malo este mensaje no es para ti. Yo creo que ganar es bueno. Pablo decía: “con tal de ganar a Cristo, no le importa perder”. Anteriormente les decía: “Como es posible que la gente en Latinoamérica ahorre de 5 a 10 mil dólares, en la moneda de su país para pagarle a un coyote para pasar la frontera. Ni siquiera arriesgan su dinero, porque no tiene retorno, se lo dan a alguien y esa persona no le da nada a cambio. Corren el riego de morirse en un contenedor con otro montón de personas que piensa igual que ellos. Te imaginas cuando ellos están adentro del contener, todas esas mentalidades son idénticas. No quiero ofender a nadie con esto, pero sólo quiero que pongas atención en la oportunidad que perdiste. Agarras el dinero, arriesgas la vida porque se puede morir al tratar de cruzar el río, pero ¿Por qué no agarro ese dinero y lo invirtió en su país. No entiendo como teniendo el dinero para volver un empresario, lo usa para irse a volver empleado en otro lado. No siendo suficiente, algunos de ellos cuando les abren el contener del otro lado dicen: “¡Gloria a Dios, aleluya. Lo logre!” ¿Quién te enseño a vivir así, acaso fue Dios?, No, pero lamentablemente algunos que lo representan sí. Si hubieran invertido todo ese capital en sus países tendrían mejores ganancias. Te das cuenta como el éxito esta vinculado a la manera de pensar.

En Latinoamérica tenemos tantos prejuicios que no nos damos permiso de ser mejores. La primera vez que te estrenas un traje fino te sientes mal por lo que los demás vayan a decir.

Pero, quiero llevarte a un punto en que te voy a poner entre en la espada y la pared, ¿Crees que tu servidor, en la eterna gracia de nuestro Señor ha tenido éxito?, Tenemos 9 años de ser iglesia, a los siete inauguramos el templo donde nos congregamos sin deuda. Si yo te dijera que te doy mi secreto ¿Cuánto estarías dispuesto a pagar? Si yo te digo que te puedo llevar al punto en que puedes lograr lo mismo que yo he logrado en la mitad del tiempo que yo, ¿cuánto estarías dispuesto a pagar?

No logras mas porque no estas dispuesto a pagar para lograrlo. Ponte a pensar cuánto inviertes en educación personal al año, cuántos libros lees al año, a cuántos seminarios vas, cuántos servicios al años faltas. El problema que tienes es que no valoras lo que te puede dar la iglesia, por eso es que ofrendas poco, porque no valoras muy poco la Palabra de Dios. La Palabra del Señor no funciona donde no encuentra validez., sino la valoras no la crees.

Hoy estoy compartiendo principios inusuales, y no espero que todo mundo lo agarre, porque la mayor parte de gente tiene una mente usual, y por eso es que sus resultados son usuales y es estándar. Pero, para salir del montón debes dejar de pensar como todos, porque si sigues pensando igual a los demás, seguirás siendo del montón. Si quieres recibir resultados de la gente que no es del montón descubre los secretos de ellos. Jesús no le enseñó todo a todos, llamaba a otros aparate, ¿Por qué? Por que Jesús valoraba lo que enseñaba y sabía que no en todos lo lograba, por lo tanto escogía a quién le enseñaba cada cosa. Yo no te puedo capacitar con la Palabra de Dios para que ganes más en la vida si tienes prejuicios en la ganancia.

La gente siempre piensa en el precio. Cuando hablamos de unción, siempre la gente se acerca a preguntarme: “Hermanos, ¿Cuál fue el precio que usted pago por la unción? Y yo les digo: “No te preocupes por saber cuánto pague yo. Descubre el tuyo porque Dios no te va a pedir lo mismo que me pidió a mi. Cuando estas muy interesado en el precio, no estas interesado en la ganancia. El problema no consiste en pagar el precio, consiste en las ganas que tengo de ganar.

¿Por qué no has arrebatado el precio del éxito? No puedes acercarte a un hiper millonario para saber el secreto de su éxito sin pagarle por el. Pero en el cristianismo las personas quieren recibir todo sin pagar por ello. Quieren recibir todas las bendiciones, pero no comparan una Biblia para leer si es cierto. Y te puedo asegurar que si compraste una Biblia, fue la más barata. Cuando acababa de convertirme, compre mi primera Biblia, y fue la más cara que encontré porque quería la mejor. La primera vez que hice una cruzada la gente se hizo atrás para pagar. Estábamos empezando a construir el templo y era ilógico que hiciéramos una cruzada, pero cubrimos los gastos, el coliseo se llenó, y los milagros fueron poderosos. Cuando terminamos, una persona se me acercó y me dijo: “Hermano, todo le salió muy bonito pero cometió un error, gasto mucho” Pero, como creíamos lo que Dios iba hacer, nonos importó pagar el precio. Un día Dios me dijo: “Estoy dispuesto a usarte, si tu estas dispuesto a pagarme”. La primera vez que me invitaron a predicar prepare el mejor mensaje que tenia, y todos mis ahorros los gaste en un saco, una camina , una corbata y un pantalón, porque tenía muchas ganas de presentarme como un príncipe para predicar la Palabra de Dios, que no me importo el precio.¿Será que recibo tanta revelación de Dios porque siempre he querido darle lo mejor?

Muchas personas quieren vivir de milagros, y el problema es que no podemos vivir de ellos, los milagros existen para resolver problemas que no hay otra manera de resolverlos.

No eres más rico porque nunca has tenido mas gana y dices que no tienes más ganas porque te conformas y caes en la vida mediocre. No tiene suna casa mas grande porque en realidad no la deseas, siempre miras lo que cuestas, cuando de verdad tengas ganas va a conseguir lo que cuesta. No creas que el éxito es fácil, tenemos que enfrentar nuestros propios temores y darle gloria a Dios.

El Apóstol Pablo dijo: “Para ganar a Cristo puedo perder todo, tengo todo por basura, no me estoy fijando lo que pierdo porque lo que gano es superior”. ¿Sabes porque te pones a pensar en le precio de consagrarte? Porque no tienes las suficientes ganas de hacerlo. Piensas el precio que implica dejar a tu amante, porque no tienes las suficientes ganas de ser feliz. No te das cuenta que una amante no trae nada bueno, por tenerla puedes perder tu casa, tu esposa y t us hijos, y más adelante te vas a quedar hasta sin ella, porque también te va a dejar porque fuiste capaz de traicionar a los que te aman. Miras más el precio que la ganancia.

No remodelas tu oficina porque todavía no tienes las suficientes ganas de ganar más. No me gusta ir a la clínica de un medico con apariencia de pobreza, porque el cheque es de 30 mil y no veo la ganancia, pero si la clínica buena alfombra, te dan cafecito y te atiende una secretaria, no te importa pagar eso. Invierte el proceso y ve como ganas más.

Cuando la gente ve el carro que manejo me dice: “Hermano, ya también quiero uno así” Y algunos empiezan a criticarme y dicen que lo compre de los diezmos, y eso no fue así. Con las ganancias de mi negocio yo compre mi casa y mi carro. Constantemente hago lo bueno, me esfuerzo y le creo a Dios, no soy negligente y trabajo 7 días a la semana, ¿por cuál de todas esas cosas buenas y correctas me juzgan?. Que pena que algunos haciendo una sola cosa, no logran el éxito y yo con tres o cuatro lo hago.

Pon atención tienes lo que alguien mas tiene porque seguramente no haz hecho lo que otro ha hecho. Si hay uno que puede, todos podemos. Pídele al Señor que te de más ganas de ganar, que miedo de perder.

Lo que les he contado tiene 21 años de trayectoria, es Palabra acumulada por no faltar a ninguna sola de las promesas de Dios. Lo que dice la Palabra de Dios es cierto, perro si en verdad lo crees y haces lo que te dice. No te des cuento a ti mismo diciendo que crees sin hacerlo, haz los principios que la Palabra te dice y verás el resultado. Invierte en creer, corre riesgos. El que no arriesga, pierde.

La Palabra de Dios dice: “Todo cuanto para mi era ganancia lo estimo perdida”. ¿Cómo hacer para no considerar el costo del precio que hay que pagar en la vida para obtener el éxito? Deseándolo como loco, pero si tu deseo realmente no es el éxito, siempre estas considerando el precio. Cuando verdaderamente tienes ganas de algo, pagas el precio.

Si de verdad tuvieras tantas ganas de ser profesional, te dejarías de quejar de los desvelos y de los precios, si en realidad tienes tantas ganas de ser ingeniero, que no te importe cuanto te desvelas. Si de verdad tienes ganas de servir al Señor, no digas: “Es que son muchos los ensayos de la alabanza”. Si te fijas tanto en el precio que hay que pagar, es porque no tienes suficientes ganas de hacerlo. Si no te has dado cuenta del tiempo si tienes un discipulado hoy y otro mañana, ni del precio que hay que pagar por llevar a la gente al encuentro, es porque tienes ganas de hacerlo. Yo predico más veces que los días que tiene el año, cuando viajo no me da tiempo de pasear y conocer. Lo primero que quiero hacer al llegar a un lugar es llegar al estadio y ver la gloria de Dios derramándose, y no escatimo el tiempo ni el precio, porque voy a tener tiempo de ver las calles de oro y los ríos de cristal en el cielo.

Piensa por un momento en la cantidad de dinero que quieres ganar este año y escríbela en una hoja. Ahora bien, déjame decirte que eso que pensaste y escribiste es la base de tu oración. ¿Por qué no escribiste más? Cree en algo que sabes que es posible y que con eso vas a poder bendecir. No pienses con codicia, piensa en lo bueno que vas a hacer con eso. Dios no bendice la codicia.

Ahora quiero que te preguntes ¿por qué no escribiste más? Pregúntale a tu fe si da para un poco más, y de ser así, piénsalo en este momento y escríbelo. Ahora mira la diferencia entre lo primero y lo segundo. Te felicito porque desde el momento que escribiste un poco más, estas creyendo por lograrlo. Ahora déjame decirte la cantidad que escribiste allí, es el valor que tienes de ti mismo, porque es lo que crees que eres capaz de hacer.

¿Por qué no lo lograste en el año anterior? Porque no tuviste las suficientes ganas de lograrlo. Estabas pensando que era duro y que costaba, estabas pensando en el precio todo el tiempo. Piensa en lo que quieres, no en el precio. Cuando pienses lo suficiente en lo que quieres, pierdas el miedo y te des permiso de hacerlo, te aseguro que lo vas a lograr.

En Mateo 8:1-3 dice: “Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.”

El leproso no dijo: “si puedes”, el indicó: “si quieres”, porque sabia que Jesús si podía. Ahora bien, no te estoy preguntando si puedes, te estoy preguntando si quieres. La gente constantemente dice: “Es que el precio de la unción”, y no es el precio el que hay que pagar, es un placer. El precio de la unción no es ayunar, eso un gusto de crecer en el Espíritu. Quienes deseamos la ganancia no escatimamos el precio. ¿Por qué crees que nuestro templo esta lleno de cosas buenas, finas y por supuesto caras? Por que no pensábamos en el precio, pensábamos en la ganancia, pensábamos en quienes íbamos a bendecir. Cuando estábamos en la bodega donde teníamos el templo, invertimos 150 mil quetzales para poner aire acondicionado, porque teníamos un servicio al medio día, y a ese hora hay tanto calor que la gente se adormecía. No pensamos en el precio que había que pagar, porque estábamos pensando que íbamos a ganar gente edificada en la Palabra de Dios.

El leproso dijo: “Si tu quieres limpiarme”. Y el Señor dijo: “Si puedo”. El problema no es lo que quieres, sino cuantas ganas tienes de tenerlo. ¿Qué harías si no tuvieras miedo? Pues hazlo con todo y el miedo. ¿Qué harías si todo te fuera posible? ¿Que lograrías si todo te fuera posible? Todo, pues la Biblia dice que al que cree todo lo es posible. Entonces hazlo por que no es cuestión de preguntarte si puedes sino de que sí quieres. Si quieres hazlo.

Con esas dos palabras que te acabo de dar, voltea a ver la hoja de nuevo... ahora bien, ¿sientes que eres más capaz de hacerlo? Vuelve a la hoja, ¿crees que puedes? Mírala bien y hazte una pregunta de todo eso que esta ahí ¿Cuánto estas dispuesto a pagar por eso? El 10 o el 50%. Prepárate porque eso que tienes allí no va a ser gratis. Pero si tienes tantas ganas de obtener no te va importar el precio.

Dios estuvo dispuesto a perder a su hijo para ganar a la humanidad y llevarla eternamente al cielo. Tenía tantas ganas de ganarte que pago el precio con Su Hijo. Agradece al Señor el precio que pago por tí, y pídele que te enseñe a ganar honrando Su nombre.

Nunca vas a lograr el éxito si tus ganas no superan tus temores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

doy gracias a Dios por este mensaje, realmente a cambiado mi mentalidad.