lunes, 16 de julio de 2007

Fe: el Sexto Sentido


Ministerio Evangelistico Shekinah
¡Ahora veras si mi palabra se cumple o no.! (Números 11:23)



Una fe Sencilla


La fe es algo innato en los seres humanos. Una vez nacemos, ya somos creyentes. Si usted cree que no tiene fe, haga una prueba. Trate de no tener fe en algo o en alguien – su esposa, su esposo, el doctor, el banco, el jefe, el repostero o el cocinero. Aunque no existen garantías, con frecuencia confiamos nuestras vidas en las manos de cirujanos, y de personas que manejan trenes, autos y aviones; sin pensar que al hacerlo, estamos utilizando nuestra fe. Sin embargo, eso es exactamente lo que estamos haciendo. La fe es una especie de sistema inmune que filtra los miedos que de otra manera nos paralizarían. Cuando nos falta fe, desarrollamos todo tipo de fobias y compulsiones.

Inclusive, podemos llegar a sufrir una depresión nerviosa. En Lucas 8:50, Jesús nos dice que no debemos tener fobias sino fe. Si usted dejara de utilizar su fe, nunca saldría de su casa o de su cama. Usted podría llegar a pensar que el cielo se podría caer. En el mundo en que vivimos, existen millones de situaciones y problemas listos para “atacarnos”. Sin embargo, por lo general, continuamos con nuestro diario vivir sin muchas preocupaciones y con confianza.

La Biblia nos dice en Romanos 12:3, “... conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno“. Y en Marcos 5:36, Cristo dijo, “... cree solamente“, ya que eso es algo que podemos hacer. El contraer matrimonio es uno de los mejores ejemplos de fe que yo conozco. ¿Acaso alguna vez un novio o una novia ha pensado que su pareja es perfecta? Aún así, se comprometen con esa persona de por vida; para bien o para mal. En una ocasión, una novia rehusó repetir las palabras: “yo te acepto para bien o para mal”. En cambio, ella dijo: “yo sólo lo acepto para mal, yo sé que él nunca será mejor”. La novia continuó con la ceremonia confiada pero sin optimismo. La fe no encierra ningún misterio. Quizás los niños son los mayores creyentes.

En muchas ocasiones yo he tomado niños en mis brazos, y ninguno de ellos ha llorado por miedo a que los pueda dejar caer. El mismo Jesús tomó a un niño en sus brazos a manera de ilustrar una enseñanza. Él nos dijo que ese niño poseía un pasaporte para el Reino de Dios. La fe no se obtiene eliminando el sentido común. Ni tampoco es una sicología extraña que los santos desarrollan mediante grandes esfuerzos, viviendo en cuevas, o llevando una dieta de pan y agua. La fe no es algo raro. Por el contrario, es algo completamente natural. El dudar, sí es algo fuera de lo normal – de naturaleza irracional. La duda fue lo único que produjo asombro en Jesús.

Los Pecadores También Tienen Fe

Bien, ahora vamos a hablar de los cristianos. Muchas personas confunden fe con virtud. La fe está ahí. Fe es simplemente fe. Por otro lado, la virtud es algo que se desarrolla. La fe no es algo que se aprende como uno aprende a tocar el piano, paso a paso. Las personas hablan de los “grandes creyentes” como si la fe fuera similar a los vestidos, que vienen en diferentes tamaños. Nosotros podemos tener fe aún cuando sabemos que no somos buenas personas.

Los pecadores también tienen fe. De otro modo, nunca podrían ser salvos. Aunque no hay nadie que sea bueno, Cristo nos enseñó que todos podemos creer. Las Escrituras nos muestran que Él reconoció a algunas personas extranjeras por la fe que tenían. El hecho de que estas personas eran extranjeras, implica que no tenían conocimientos de las Palabra de Dios.

En Hebreos 11, existe una lista de honor, donde se nombran héroes y heroínas. Estas personas son recordadas por su fe en Dios y no por su valentía o bondad. La fe es algo sencillo que nos hace sobresalir delante de Dios. Las Escrituras dicen en Hebreos 11:6 que, “... sin fe es imposible agradar a Dios”. De modo que para agradar a Dios, es necesario tener fe y tener fe es algo que es posible para todos.

¿Creer? ¿En Qué?

Nosotros somos lo que creemos. Es por esto que debemos tener mucho cuidado con las cosas que creemos. Una vez decidimos en qué vamos a creer, establecemos quienes somos. Algunas personas creen en OVNIS, otras en que la tierra está viva o en las voces de los muertos. Quizás lo que estas personas desean es ser diferentes. Aún así, las encuestas demuestran que casi todas las personas creen en Dios – en algún tipo de dios. La pregunta es, ¿En qué dios es que creen? Existen millones de cosas en las que podemos creer; pero Dios está por encima de todas ellas. El tener fe nos pone a prueba.

El tipo de dios en que creemos es una ventana a nuestra alma – sea que creamos en Cristo o en Karl Marx. Nosotros somos lo que creemos. Si adoptamos una fe que requiere pocas oraciones – ¿Qué dice eso de nosotros? Las religiones que requieren un esfuerzo mínimo por lo general son muy populares – poca responsabilidad, muchos seguidores – una doctrina barata para personas que no valen mucho.

Jesucristo nos pide que nuestra entrega sea absoluta. “Hijo, dame tu corazón”. Una religión forjada por un camino ancho es una fe con un camino fácil que no conduce a ningún lugar. Por el contrario, la fe en Cristo es un camino estrecho que sí conduce a un lugar. De acuerdo con la Palabra en Proverbios 4:18, “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto”.

La Fe Produce Esperanza

La función de la fe no es simplemente el activar las células del cerebro. La fe debe producir resultados. ¿Hacemos las cosas en las cuales creemos? Si creemos en sembrar, debemos sembrar.

Un hombre que es dueño de un avión pero no se atreve a subirse a él, se contradice a sí mismo. Esa actitud no le conduce a ningún lado. Si nosotros no confiamos en que el Señor Todopoderoso nos va a ayudar, entonces, en lugar de creer en Él, deberíamos creer en “Mickey Mouse”. Santiago, el medio hermano de Jesús, un hombre recto y de carácter honesto, hace unos comentarios un poco fuertes en su libro. Santiago 2:19 dice, “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”.

La religión de estas personas era una religión sana pero ineficaz; ellos eran falsos creyentes. Santiago se refiere a ellos como amantes de dinero e impacientes para con Dios, y añade en el versículo 26 que, “la fe sin obras está muerta”.

Fe, no una Opinión Científica

Muchas personas dicen, “cuando lo vea lo creo”. Sin embargo, eso no es cierto. Es imposible creer luego de haber visto los resultados. Sólo podemos creer o tener fe en las cosas que no hemos visto. Una vez vemos los resultados, estos se convierten en hechos y ya no están sujetos a que creamos en ellos. Cuando podemos ver las cosas, entonces, no hace falta activar la fe.

Por ejemplo, nosotros no tenemos que utilizar la fe para creer que la suma de dos más dos es cuatro. Eso es algo que sabemos. DIOS DESEA QUE TENGAMOS FE. De acuerdo con Hebreos 11:6, “Sin fe es imposible agradar a Dios”. Y Juan 20:29 nos dice, “Bienaventurados los que no vieron, y creyeron”.

La fe es el camino a seguir si deseamos obtener las bendiciones de Dios. Nunca debemos tratar de ser tan astutos que no creamos a no ser que podamos ver y tocar. Este es el punto que Pablo nos presenta en 1ra de Corintios. Pablo estaba bien familiarizado con los grandes pensadores griegos. Estos hombres habían descubierto los razonamientos matemáticos. Y como esta manera de pensar funcionaba con las figuras numéricas, las personas de aquella época creían que se podía aplicar a todo tipo de situación en la vida – a Dios, y a la realidad. Al día de hoy, este tipo de razonamiento conduce a muchos pensadores por un camino falso. Pablo conocía la manera en que ellos pensaban y es por esta razón que les dijo en 1ra de Corintios 1:21, “... el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría...” La fe es una relación personal, no una ecuación matemática.

Nosotros conocemos las obras que Dios hizo en el pasado, pero debemos tener fe en Él para las obras que realizará en el mañana. No existen garantías. La fe es semejante al amor, es un asunto del corazón. Nosotros no decidimos que nos vamos a enamorar después de haber considerado los pro y los contra de una relación. Las parejas se casan por fe, no por evidencias científicas o lógicas.

La Fe y la Vista

La fe son los ojos que nos permiten ver las cosas que son imposibles de ver con nuestros ojos naturales. Con los ojos naturales no podemos ver a Dios. Él es Espíritu. Los ojos naturales son muy débiles para poder discernir “al Dios invisible, al Rey de los siglos, inmortal” (Colosenses 1:15, 1ra de Timoteo 1:17). Nosotros debemos acercarnos a Él como Él es. Hebreos 11:6 dice, “Pero, sin fe es imposible es agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Existe una mejor manera de poder ver las cosas.

Los ojos pueden engañarnos. Platón el más grande de los filósofos griegos dijo que las cosas no son realmente como las vemos. Sin embargo, la Palabra de Dios nos dice que Moisés “...se sostuvo como viendo al Invisible” (Hebreos 11:27). Si nosotros solamente creyéramos en las cosas que podemos ver, ¿en qué creerían los ciegos? Las hondas de sonido pueden estar en su habitación pero si usted no tiene un receptor nunca las podrá escuchar. Uno de los nombres Bíblicos de Dios es Jehová – Sama lo cual significa “Jehová está allí”.

Dios es Espíritu. Sería un grave error pretender que Dios fuera algo que no es; sería como creer que la luna es de queso. En Juan 20:29 Jesús dijo, “...bienaventurados los que no vieron, y creyeron”. Las personas que no han visto y creen son bienaventurados porque están siguiendo el camino de la verdad - esto es un concepto que debemos aceptar si deseamos conocer a Dios.

El desear tener un dios que se pueda ver ha llevado a muchas personas a cometer grandes errores. Estas personas han creado una imagen de Dios basándose en las suyas propias. El Dios de la Biblia no es así. Esta manera de pensar ha traído como resultado idolatría y la creación de imágenes y símbolos.

Hoy día, algunas personas consideran que la tierra es un dios. ¡Estas personas obviamente tienen un dios que pueden ver! El dios de ellos es un dios bien grande, pero el Dios de toda la tierra es mucho más grande aún. Es aquí donde el Evangelio entra en escena. El Dios invisible, se hizo visible. La Palabra nos dice en Juan 1:14, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Este versículo se encuentra en una sección de la primera epístola de Juan donde él habla acerca de las cosas que podemos ver. En ese primer capítulo solamente, existen 18 referencias acerca de la palabra “ver”. Juan nos dice que saber es ver. Él da comienzo a su primera epístola (1ra de Juan 1:1) diciendo, “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos,... tocante al Verbo de vida”.

Juan vio en Cristo la Palabra de Vida, pero otras personas no lo vieron así y lo crucificaron. El no poder ver no es razón para no creer. La radiación es algo que no se puede ver, sin embargo, produce resultados visibles. De ese mismo modo, aunque no podemos ver a Dios, millones de personas pueden reconocer su poder en sus vidas. En el transcurso de nuestras vidas nos suceden cosas que tan sólo pueden proceder de Dios. Una oración que recibe respuesta, una sanidad, un milagro, o el ser liberado de una adicción, es evidencia de que Él existe. Estas cosas le han sucedido a más de una persona.

Millones de personas reciben sanidad, liberación, contestaciones a sus oraciones, y muchas más viven experiencias que solamente pueden ser atribuidas a Jesucristo quien resucitó de entre los muertos. Cuando yo me subo a predicar a una tarima ya sea en África, India o en cualquier otra parte del mundo, usualmente y sin que nadie los toque, los ciegos comienzan a ver, los sordos a oír, los lisiados a caminar, y aquellos que han perdido la razón, a consecuencia de espíritus malignos, son liberados. Estos milagros, no son un asunto sicológico ya que en ocasiones, han habido bebés que han sido sanados estando aún en el vientre de sus madres. El resultado más importante de estos milagros, es la liberación del pecado y de la culpa y la transformación de las actitudes y personalidades de las personas – Jesús salva.

¿Fe o Caos?

Otro hecho importante, es el siguiente – no existe nada que pueda sustituir el tener fe en Dios. La historia así lo demuestra. Sin el conocimiento de Dios, las cosas no tienen sentido. Nuestros antepasados, incluyendo los filósofos más inteligentes que han existido, concibieron ideas absurdas, supersticiones, y especulaciones. Para ellos la naturaleza encerraba muchos misterios. Estos hombres no estaban seguros de nada; ni tan siquiera del clima o de las estaciones del año.

Las personas de esa época creaban sus propios dioses. Muchos veneraban al sol para asegurarse de que éste saliera. Otros le rendían culto a la lluvia para que lloviera. Y muchos otros trataban de persuadir a los ríos para que fluyeran y no se secaran. En aquellos tiempos, el concepto de Dios como Padre de la creación no era conocido. Existían conflictos y peleas entre familias, y las guerras eran la gloria de los hombres. Sin embargo, los profetas de Dios crecieron y fueron inspirados por un conocimiento ardiente de la realidad y la voluntad de Dios.

Estos hombres le enseñaron al pueblo de Israel a no temerle a las señales de los cielos, a que trabajaran y a que dejaran las peleas a un lado. Ellos les aseguraron a los israelitas que Dios protegería fielmente a sus criaturas. El pueblo de Israel ya no tenía que preocuparse por sus cosechas como lo hacían los anatemas que vivían a sus alrededores.

Es muy fácil sentarse a ver televisión y decir que no se cree en Dios. Sin embargo, las consecuencias de una declaración como ésta son eternas. Esta manera de pensar fomenta corrupción, soborno, violencia, terrorismo y crímenes. Los ateos aseguran que pueden vivir vidas decentes sin creer en Dios, pero se olvidan de que el concepto de una vida decente proviene del cristianismo. La historia del mundo, antes del nacimiento de Cristo, era una historia distinta y un mundo mucho más cruel.

Si no tenemos fe en Dios, no podemos distinguir entre lo bueno y lo malo. Este siempre ha sido un tema muy controversial. Vivir en un mundo totalmente incrédulo, sería como estar en un hospital de enfermos mentales controlado por los pacientes. Si no podemos creer en Dios, tarde que temprano, no vamos a poder creer en nadie.

La Fe es una Decisión


El gran teólogo suizo, el Dr. Emil Brunner, resumió sus pensamientos en cuatro palabras, “Fe es una decisión”. Este teólogo basó su concepto en las enseñanzas de Jesús, quien en todo tiempo se expresó de esa manera. Jesús exaltó a los creyentes y acusó a los inconversos.

Del mismo modo que podemos ver, sentir, saborear y oler – así mismo podemos creer. Los ojos espirituales son nuestro sexto sentido; el oído para escuchar a Dios o la mano para tomar las bendiciones de Dios. Todos tenemos fe. Muchas personas dicen, “Yo no fui creado así”, pero la realidad es que todos sí hemos sido creados así. Algunos piensan que la fe es como el dinero; algo bueno si uno lo tiene. Sin embargo, fe no es lo que tenemos sino lo que hacemos.

TODOS nosotros podemos activar nuestra fe – si así lo deseamos. ¿Quién desea ser incrédulo? La incredulidad es un callejón oscuro; un camino que conduce a un lugar “sin tierras, sin agua y sin amor”. Para poder salir de ahí, hay que dar vuelta atrás. O como diríamos en lenguaje bíblico, hay que “arrepentirse”, y decidirse a tener fe en lugar de incredulidad. La duda es algo mortal. Escoja vivir. “Arrepiéntase y crea en el Evangelio”.

La Fe es una Fuerza Espiritual Existe un último hecho que es necesario aclarar, especialmente para los cristianos: la fe y la piedad no siempre caminan de la mano. Las personas que están bien santificadas y que son bien espirituales, pueden ser incrédulas. Existe también un concepto erróneo que dice que uno debe ser un gigante espiritual para poder tener una fe extraordinaria. Sin embargo, lo opuesto es lo correcto.

El hombre o la mujer que posee una fe poderosa se convierte en un gigante espiritual. La fe es una fuerza espiritual. Así como es posible hacer mantequilla si tenemos leche, pero imposible hacer leche si tenemos mantequilla – así la fe puede producir buenas obras, pero es imposible que las buenas obras produzcan fe.

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