miércoles, 26 de septiembre de 2007

Una Nube de Testigos

Ministerio Evangelistico Shekinah
Ahora veras si mi palabra se cumple o no. (Números 11:23)

UN COMPENDIO DE LA HISTORIA DEL CRISTIANISMO

A TRAVÉS DE MUCHOS DE SUS PROTAGONISTAS.

ÍNDICE

Introducción

Discípulos Nuevo Testamentarios

Ananias. Bernabé.

Epafrodito. Timoteo.

Silas. Gayo.

Discípulos hasta Constantino

Ignacio de Antioquia (c. 35-107) Policarpo (c.69-c.155)

Ireneo de Lyón. (c. 140-202) Clemente de Alejandría. (150?-215?)

Tertuliano. (c 160 al 220). Orígenes. (c 185 al 254).

Las Diez Grandes Persecuciones Del Cristianismo Antiguo

1. Claudio César NERON. (54-68 d.C.).

2. Tito Flavio DOMICIANO. (81-96 d.C)

3. Marco Ulpio TRAJANO. (98-117 d.C)

4. Publio Elio ADRIANO. (117-138 d.C.)

5. MARCO AURELIO. (161-180)

LUCIO VERO, coemperador. (161-169).

6. SEPTIMO SEVERO, Lucio. (193-211 d.C.)

7. Cayo Mesio Quinto Trajano DECIO. (259-251 d.C)

8. Publio Lucinio VALERIANO. (253-260 d.C.)

9. Cayo Aurelio Valerio DIOCLECIANO. (284-305 d.C.)

10. Flavio Claudio JULIANO. (361-363 d.C.)

Desde Constantino Hasta La Caída Del Imperio Romano

Eusebio de Cesárea. (265-339) Atanasio de Alejandría. (296-373)

Ambrosio de Milán. (339-397) Juan Crisóstomo. (347-407).

Jerónimo. (345-419) Agustín de Hipona. (354-430)

Discípulos En La Edad Media

Benito de Nursia (480?-547?) Bernardo de Clavaral. (1090-1153)

Francisco de Asís. (1182-1226) Santo Domingo. (1170-1221)

Tomás de Aquino, (1225-1274) Catalina de Siena, (1347-1380)

John Wycliffe, (1330-1384) Juan Hus, (1372-1415)

Erasmo de Rotterdam (1466-1536) Jerónimo Savonarola, (1452-1498)

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Discípulos de la Reforma

Martín Lutero. (1483-1546)

Ulrico Zuinglio. (1484-1531)

Juan Calvino (1509-1564)

John Knox, (c. 1513-1572)

Casiodoro de Reina (1520-1594)

Cipriano de Valera (1531-1602)

Julián Hernández.

Discípulos en el Racionalismo (Siglos XVII-XVIII)

John Bunyan (1628-1688)

Jorge Fox (1624-1691)

John Elliot (1605-1690)

El conde de Zinzendorf (1700-1760)

John Wesley (1703-1791)

George Whitefield (1714-1770)

David Brainerd (1718-1747)

Discípulos en la Ilustración (Siglo XIX)

Charles Finney (1792-1875)

Jorge Muller (1805-1898)

C.H. Spurgeon (1834-1892)

David Livingstone (1813-1873)

C.T. Studd. (1862-1931)

Hudson Taylor (1832-1905)

Discípulos Contemporáneos

Smith Wigglesworh (1859-1947)

Carrie Judd Montgomery

Aimee Semple McPherson (1890-1944)

William Branham (1909-1965)

Kathryn Kuhlman, (1907-1975)

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INTRODUCCION

A lo largo de la Historia del Cristianismo Dios ha levantado hombres y mujeres, como discípulos de Cristo, para realizar la Obra de Dios en el tiempo que les tocó vivir. Tenemos un gran cúmulo de ejemplos vivos que nos han precedido y a los que debemos tener en gran estima. La lista seria interminable, por ello, hemos hecho un compendio con los discípulos de Jesús que más han influido en la Historia de la Humanidad, aunque no por ello están incluidos todos los que quisiéramos. Hemos escogido hombres de fe de los más representativos de cada época, y de entre ellos algunos los veremos con mas detalle.

En la relación de discípulos que he escogido existen luces y sombras; cometieron errores; las doctrinas que representaron en algunos casos son erróneas, pero a pesar de ello fueron hombres que tuvieron una gran influencia sobre las multitudes, y no cabe duda que Dios los usó en gran manera. Luego los continuadores de sus obras, en algunos casos, fueron por caminos que el fundador no hubiera aprobado... Lo que quiero decir es que aunque fueron discípulos de Jesús en su corazón, no todo lo que hicieron, dijeron o enseñaron estaba de acuerdo con lo que para nosotros hoy sería ortodoxia doctrinal. También debemos tener en cuenta la influencia de la época en que vivieron, así como el hecho de que aunque cometieron errores Dios los usó para servir a su generación.

Las siguientes Escrituras nos muestran claramente la importancia de considerar a esta gran nube de testigos que nos han precedido en la fe, y que se levantan ante nosotros como ejemplos y modelos para imitarles.

"Tenemos en derredor nuestro una gran nube de testigos..."

(He.12:1).

"Acordaos de vuestros guías, que os hablaron la palabra de

Dios, y considerando el resultado de su conducta, imitad su fe"

(He.13:7).

"Hermanos, sed imitadores míos, y observar a los que andan

Según el ejemplo que tenéis en nosotros". (Fil.3:7-9).

"Sed imitadores de los que mediante la fe y la paciencia

Heredan las promesas". (He.6:12).

“Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor,

recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo

del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplos

A todos los de Macedonia y de Acaya que han creído” (1 Ts.1:6,7).

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“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los

creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”

(1 Tim.4:12).

“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga

a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a

Otros” (2 Tim.2:2).

Sus obras aún hoy siguen hablando como testimonio firme de la verdad que abrazaron. Sirvan, los que a continuación mencionamos, como un botón de muestra.

DISCIPULOS NUEVOTESTAMENTARIOS

Ananias. Bernabé.

Epafrodito. Timoteo.

Silas. Gayo.

Ananias.

“Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananias, a quien el Señor dijo en visión: Ananias. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananias, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.

Entonces Ananias respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

Fue entonces Ananias y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco”(Hch.9:10-19).

No se menciona mucho de él en la Biblia, pero vemos que su servicio al Señor fue de gran ayuda para el ministerio del apóstol Pablo. Vivía una comunión intima con Dios de tal forma que pudo escuchar su voz para ser el instrumento que visitara a Pablo en sus primeros días de conversión. Se movió por la Palabra de Dios y tenía algo para transmitir: El Espíritu Santo. El ministerio de Pablo recibió gran ayuda de este discípulo.

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Bernabé.

Entendió que dar de sus bienes materiales era parte de la vida del discípulo. “Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles” (Hch.4:36,37). Tenia visión para descubrir ministerios futuros. “Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.

Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús” (Hch.9:26,27). Era bueno, lleno del Espíritu Santo, de fe y además enseñaba con eficacia las Escrituras. “Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquia.

Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquia. Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquia” (Hch.11:22-26). Estaba dispuesto a llevar el evangelio a nuevas tierras cuando el Espíritu Santo le apartó.

“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquia, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron” (Hch.13:1-3).

No cabe duda que Bernabé fue otro discípulo que influyó de forma decisiva en el ministerio del apóstol Pablo (Hch.4:36,37; 9:27: 11:22-26; 12:25; 13:1-3).

Epafrodito.

Fue un ejemplo de entrega al servicio de los demás y estuvo a punto de perder la vida por cumplir con la misión que se le había encomendado: Llevar a Pablo el apoyo económico que recibía de la iglesia de Filipos. “Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades; porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado.

Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. Así que le envío con mayor solicitud, para que al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté

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con menos tristeza. Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él; porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí... Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios” (Fil.2:25-30; 4:18).

Timoteo.

“Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego” (Hch.16:1-3).

“Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado; pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio. Así que a éste espero enviaros, luego que yo vea cómo van mis asuntos; y confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros” (Fil.2:19-24).

Silas.

“Y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias” (Hch.15:40-41). “Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquia, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación. Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras”(Hch.15:27-32). “Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.

Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron” (Hch.16:25 ss.).

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Gayo.

“El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.

Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje. Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles. Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad” (3 Jn.2-8).

DISCIPULOS HASTA CONSTANTINO

Ignacio de Antioquia (c. 35-107)

Policarpo (c.69-c.155)

Ireneo de Lyón. (c. 140-202)

Clemente de Alejandría. (150?-215?)

Tertuliano. (c 160 al 220).

Orígenes. (c 185 al 254).

Ignacio de Antioquia (c. 35-107).

Obispo de Antioquia y mártir, uno de los Padres Apostólicos de la Iglesia. Se llamó a sí mismo Theoporos (en griego, portador de Dios) y se cree que fue discípulo de Juan el evangelista. Durante el reinado del emperador romano Trajano, fue condenado a ser devorado por las bestias salvajes. En su viaje de Antioquia a Roma, donde la ejecución tuvo lugar, escribió siete cartas, cinco dirigidas a las comunidades cristianas de Efeso, Magnesia, Tralles, Filadelfia y Esmirna, ciudades de Asia Menor que habían enviado representantes para darle la bienvenida a su paso por ellas, las otras dos estaban dirigidas a Policarpo, obispo de Esmirna, y a la comunidad cristiana de su destino, Roma.

Las cartas son una fuente importante de información sobre las creencias y organización de la primera Iglesia cristiana. Ignacio las escribió como advertencias contra las doctrinas heréticas, lo que permite a sus lectores contar con resúmenes detallados de la doctrina cristiana. También proporcionó un retrato claro de la organización de la Iglesia en cuanto a comunidad de fieles reunida en torno a la presidencia de un obispo, asistido por un concilio de presbíteros (miembros del consejo) y diáconos.

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Fue el primer escritor cristiano que insistió en el alumbramiento virginal de María y el primero en usar el término Iglesia católica al referirse a la colectividad de los fieles.

Policarpo (c.69-c.155)

Prelado cristiano, Padre Apostólico y obispo de Esmirna (hoy Izmir, Turquía) durante la primera mitad del siglo II. Poco antes del martirio de Ignacio (quizá en 116) recibió una visita y una epístola de Ignacio de Antioquia. Hacia el final de su vida representó a las iglesias de Asia Menor en diversos encuentros celebrados en Roma con el papa Aniceto (155-166) donde se trató, entre otros temas, la fecha de la Pascua.

Según el teólogo y mártir cristiano Ireneo, su discípulo, Policarpo habló con el apóstol Juan, de quien fuera discípulo, además de conocer a otros apóstoles de Jesús, lo que unido a sus dotes para predicar y a su carácter devoto le proporcionaron una posición de gran autoridad en las iglesias de Asia. Fue martirizado, (quemado vivo por los romanos), en Esmirna a los 86 años.

Ireneo de Lyón. (c. 140-202)

(En griego, “conciliador”) prelado cristiano y Padre de la Iglesia. Nació en Asia Menor y de niño escuchó predicar a san Policarpo, obispo de Esmirna, discípulo de Juan. En el 177 fue nombrado obispo de Lyon, cargo en el que logró muchas conversiones entre los galos. Intervino ante el obispo de Roma para que no separaran de la comunión a los orientales que celebraban la Pascua el mismo día que los judíos y se opuso con energía a la herejía del gnosticismo.

Hacia el año 180 escribió contra los gnósticos Contra las herejías, que, además de ser importante por su sátira, nos permite conocer mejor las bases del gnosticismo. San Gregorio de Tours, el cronista del siglo XVI, fue el primero que le menciona como mártir, describiendo los sufrimientos que padeció bajo el emperador Lucio Septimio Severo hacia el 202.

Clemente de Alejandría. (150?-215?)

Nombre completo de Tito Flavio Clemente, Teólogo griego y uno de los primeros Padres de la Iglesia. Es probable que naciera en Atenas y se educase en Alejandría, donde fue alumno del filósofo cristiano Pantaenus (siglo II). Cierto tiempo después de la conversión de Clemente desde el paganismo, fue ordenado presbítero. Hacia el año 190 sucedió a Pantaenus como director de la escuela catequística, que se hizo famosa bajo su dirección. Orígenes, reconocido después como escritor, profesor y teólogo, podría haber sido uno de los alumnos de Clemente. Durante la persecución de los cristianos en el reinado de Lucio Séptimo Severo, emperador de Roma, Clemente se trasladó de Alejandría a Cesárea (Mazaca) en Capadocia. Poco se sabe de sus actividades posteriores. Fue considerado santo en algún momento; su nombre aparecía

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en los martirologios cristianos antiguos. Muchos investigadores creen que Clemente fue el fundador de la escuela de Teología de Alejandría. Según el sistema de lógica de Clemente, el pensamiento y la voluntad de Dios exhortan, educan y perfeccionan al verdadero cristiano. Este proceso se produce en tres fases descritas en Exhortación a los gentiles, El Pedagogo y Misceláneas, las obras más importantes de Clemente.

La primera es una defensa de la fe; la segunda contiene instrucciones sobre moral y costumbres; y la tercera es una discusión de varios puntos de teología doctrinal, pensada para conducir al cristiano maduro al conocimiento perfecto. Clemente es además autor de una serie de tratados, que se incluyen en Stromata (Tapices) y ¿Qué rico podrá salvarse?. El pensamiento predominante de su exégesis es que Cristo es el verdadero maestro que da a los hombres la verdadera “gnosis” que conduce hacia la liberación del pecado, hacia la inmortalidad y la justicia.

Tertuliano. (c 160 al 220).

Maestro de la iglesia, luchó contra la herejía. Se le conoce especialmente por sus escritos. Suya es la frase célebre “la sangre de los mártires es semilla de la iglesia, cuanto más se derrama más creyentes hay”. Tertuliano fue la primera persona en referirse a la Trinidad mediante el uso de esta fórmula (“hay en Dios una sustancia y tres personas”), que después llegaría a ser generalmente aceptada. Esto no quiere decir que Tertuliano “inventará” la doctrina de la Trinidad, pero sí que fue él quién creó el vocabulario que a la larga se hizo común.

Primer gran escritor cristiano, cuya obra, escrita en latín, destaca por su vigor, suave sarcasmo, expresión epigramática y espíritu aguerrido.

Quinto Séptimo Florente Tertuliano nació en Cartago, hijo de un centurión romano. Tras estudiar derecho, ejerció en Roma, donde, entre el 190 y el 195, se convirtió al cristianismo. Visitó Grecia y, quizá, Asia Menor, y en el 197 volvió a Cartago para contraer matrimonio y hacerse presbítero de la Iglesia. Hacia el 207 llegó a ser el más destacado líder del montanismo, movimiento cristiano que fomentó las profecías y practicó una rigurosa forma de ascetismo, cuyos miembros, en conflicto cada vez más abierto con las autoridades de la Iglesia, fueron a la postre declarados herejes.

Celoso paladín del cristianismo, Tertuliano escribió numerosos tratados teológicos, 31 de los cuales se conservan en la actualidad. En ellos defiende el cristianismo, refuta las herejías y analiza ciertos aspectos prácticos morales o de disciplina eclesiástica. Desde sus primeras obras sus opiniones sobre ética y disciplina, rigurosamente ascética, fueron poco a poco endureciéndose y, tras adoptar las doctrinas montanistas, criticó con severidad a los cristianos ortodoxos.

Si no hubiera abrazado la herejía sería uno de los más importantes Padres de la Iglesia, a quienes su obra influyó con intensidad, sobre todo a san Cipriano, así como a todos los teólogos cristianos occidentales.

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Tertuliano fue un profundo conocedor de las literaturas griega y latina, tanto en su orientación pagana como cristiana, y es el primer escritor en latín que formula conceptos teológicos como la naturaleza de la Trinidad. Su obra más famosa, Apologético (c. 197), es una defensa apasionada de los cristianos contra las acusaciones paganas de inmoralidad y subversión política.

De sus tratados doctrinales destinados a refutar la herejía, el más importante es De los derechos de los herejes, donde argumentaba que sólo la Iglesia tiene autoridad para declarar lo que es y lo que no es cristianismo ortodoxo. En otras obras se manifiesta en contra de las segundas nupcias, exhorta a los cristianos a no asistir a los espectáculos públicos y aboga por la sencillez del vestido y los ayunos estrictos. Como todos los montanistas, sostuvo que los cristianos deberían aceptar la persecución sin huir de ella. Los historiadores cristianos valoran algunos de sus escritos, en especial Del bautismo y Sobre la oración, por la luz que arrojan acerca de las prácticas religiosas de la época.

Orígenes. (c 185 y el 254).

Nació en Alejandría (Egipto) y desarrollo su ministerio en la ciudad de Alejandría. Fue maestro y escritor de la fe cristiana. Su padre Leonidas fue capturado y martirizado en el año 202 bajo la persecución de Séptimo Severo. Orígenes mostró su deseo de morir como mártir junto a su padre pero no pudo lograrlo porque su madre le escondió la ropa. Mientras tenía a su cargo la escuela de Alejandría se hizo famoso, y según Eusebio, millares acudían a escucharlo, incluso muchos paganos prominentes, hasta la madre del emperador Alejandro Severo. La persecución de Decio en el año 250 le alcanzó, fue encadenado y torturado, le pusieron un anillo de hierro al cuello, lo metieron en el cepo y lo mandaron a un calabozo. Cuando salió no pudo aguantar mucho tiempo y murió.

Maestro, teólogo y célebre escritor cristiano, fue educado como cristiano. Según la tradición fue discípulo de Clemente de Alejandría y durante 28 años enseñó en la ciudad tanto a paganos como a cristianos. El historiador Eusebio de Cesárea afirmó que su ascetismo y castidad eran tan inflexibles que incluso se castró para huir de la tentación. En Alejandría escribió sus principales tratados dogmáticos y emprendió sus numerosas obras críticas.

En el año 216 viajó a Palestina y fue invitado como laico por los obispos de Jerusalén y Cesárea a dar conferencias en las iglesias sobre las Escrituras. Hacia el 230 los obispos lo ordenaron presbítero sin consultar al propio obispo de Orígenes, Demetrio de Alejandría, que se opuso. Se celebraron dos sínodos en Alejandría: en el primero se prohibió a Orígenes enseñar y en el segundo se le privó de su sacerdocio.

Después se estableció en Cesárea y fundó una escuela de literatura, filosofía y teología. En el 250, durante las persecuciones del emperador Decio, fue torturado y encarcelado durante un año. Muy debilitado por las heridas sufridas, murió hacia el 254, probablemente en Tiro.

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Con toda probabilidad es uno de los eruditos bíblicos más destacados de la época, pues sus logros como exegeta y estudioso del Antiguo Testamento fue notable. Un escritor prolífico cuyas obras incluyen cartas, tratados de teología dogmática y práctica, apologías, exégesis y críticas de textos. Contra Celso es una larga y razonada obra apologética que refuta los argumentos de Celso, influyente filósofo platónico de Alejandría en el siglo II y quizá el primer crítico serio del cristianismo.

Además, Orígenes está considerado como el padre del método alegórico de interpretación de las escrituras. Enseñó el principio del sentido triple, que se corresponde con la división triple de la persona en espíritu, alma y cuerpo, entonces un concepto unitario. Como filósofo de orientación platónica trató de combinar la filosofía griega y la religión cristiana.

Desarrolló la idea de Cristo como el Logos o Palabra encarnada, que está con el Padre desde la eternidad, pero también enseñó que el Hijo se encuentra subordinado al Padre en poder y dignidad, doctrina que, además de otras como la de la preexistencia del alma, fueron criticadas con severidad por muchos de sus coetáneos y autores posteriores. Las teorías que se desarrollaron a partir de sus doctrinas fueron el eje de controversias importantes durante la edad media.

LAS DIEZ GRANDES PERSECUCIONES DEL CRISTIANISMO ANTIGUO. (64-364 d.C.).

Vamos a ver ahora una panorámica de las diez persecuciones del cristianismo primitivo bajo el Imperio Romano. Fue durante un periodo de 300 años, desde el año 64 hasta el 364. El apóstol Juan recibió una revelación de ese tiempo y mencionó “diez días de tribulación” que pueden referirse a estas diez grandes persecuciones.

"No temas lo que estas por sufrir. He aquí, el diablo echara a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida". (Ap.2:10).

1. CLAUDIO CESAR NERON. (54-68 d.C.).

Esta persecución se localizó especialmente en Roma, a partir del año 64 al 68 d.C.

Se acusó a los cristianos del incendio de Roma. (Esto lo confirma el historiador romano Tácito). Se vestía a los cristianos con pieles de bestias para que los perros los mataran a dentelladas. Muchos fueron crucificados. A otros se les prendió fuego por la noche para iluminar los jardines de Nerón. Durante esta persecución murieron los apóstoles Pedro y Pablo.

2. TITO FLAVIO DOMICIANO. (81-96 d.C)

Fue al final de su reinado cuando se desató la persecución, en el año 94 d.C. Sobretodo se llevó a cabo en Roma y Asia Menor. Murieron muchos cristianos.

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Juan, el apóstol, fue desterrado a la isla de Patmos, después de haber sido quemado vivo durante bastantes horas. En este lugar, y bajo estas circunstancias se escribió el libro de Apocalipsis, de ahí, que el apóstol se exprese de la siguiente manera: "Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los testigos de Jesús, y al verla, me asombre grandemente". (Ap.17:6).

3. MARCO ULPIO TRAJANO. (98-117 d.C)

Era de origen español.

La correspondencia entre Plinio (gobernador de Bitinia) y Trajano, acerca de los cristianos, terminó en una ley que estaría vigente durante todo el siglo II y gran parte del III. El edicto decía lo siguiente:

“Por una parte, el crimen de los cristianos no es tal que deban emplearse los recursos del Estado en buscarles. Por otro lado, sin embargo, si alguien los acusa y ellos se niegan a adorar a los dioses, han de ser castigados”. Por último, el Emperador le dice a Plinio que “no deben aceptarse las acusaciones anónimas, que son una practica indigna de su época”.

Con este decreto, los cristianos acusados eran traídos a los tribunales, donde se les obligaba a adorar a los dioses del Imperio o castigarles. Por lo tanto, a los cristianos se les castigaba, no por algún crimen que supuestamente habían cometido antes de ser delatados, sino por su crimen ante los tribunales. Así fue condenado Ignacio de Antioquia. En su camino al martirio escribió siete cartas que se conservan.

La más interesante en cuanto al tema que nos ocupa, es la que dirige a la iglesia de Roma. Parece que los hermanos allí querían hacer lo posible para que fuera absuelto, pero él les escribe: “Si nada decís acerca de mi, yo vendré a ser palabra de Dios. Pero si os dejáis convencer por el amor que tenéis hacia mi carne, volverá a ser simple voz humana”. En la misma carta dice lo siguiente: “Soy trigo de Dios, y los dientes de las fieras han de molerme, para que pueda ser ofrecido como limpio pan de Cristo”.

4. PUBLIO ELIO ADRIANO. (117-138 d.C.)

Murieron 10.203 cristianos, de ellos 10.000 fueron crucificados. (Nota de Egom Sanstrom).

5. MARCO AURELIO. (161-180)

LUCIO VERO, coemperador. (161-169).

Eran hermanos adoptivos. En este tiempo se desató una gran persecución. Veamos algunos nombres propios que sellaron su testimonio con el martirio. La viuda Felicidad y sus siete hijos.

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Fueron acusados ante los tribunales por la gran labor que estaban llevando a cabo para la iglesia. Todos ellos enfrentaron el martirio con firmeza.

Justino "mártir". Fue uno de los más distinguidos pensadores cristianos. Le acusó el cínico, filósofo y opositor de la fe, Crescente. Fue azotado y luego decapitado junto con seis de sus discípulos.

La gran persecución contra las iglesias de Lyón y Viena. Los sucesos están recogidos en la historia, por las cartas que enviaron los hermanos de estas iglesias, Lyón y Viena, a los hermanos en Frigia y el Asia Menor. En este tiempo Ireneo estaba en Roma, y muerto el obispo de Lyón, fue elegido él para dirigir la iglesia.

De esta persecución conocemos a varios nombres propios, como son: El diácono Santos, Maturo, Átalo, Blandina, Biblida, Potino y muchos otros. La historia mas dramática y de ferviente fe es sin duda la de BLANDINA. Su firmeza dejó un sello imborrable en su generación y en las posteriores. Hasta los paganos llegaron a confesar que jamás una mujer había sufrido tantos y tan grandes tormentos. (Ver libro V, cap.1 de la Historia Eclesiástica, Tomo I).

6. SEPTIMO SEVERO, LUCIO. (193-211 d.C.)

Decidió seguir una política religiosa de carácter sincretista, es decir, unir a todos sus súbditos bajo el culto al “Sol invicto”, en el cual se fundirían todas las religiones de la época, así como las enseñanzas de diversos filósofos. Dos grupos religiosos se negaron a doblegarse ante el sincretismo: Los judíos y los cristianos. Por ello, Septimio Severo se propuso detener el avance de estas dos religiones, y con ese propósito prohibió, bajo pena de muerte, toda conversión al judaísmo o al cristianismo. Al mismo tiempo seguía vigente la legislación de Trajano, de modo que los cristianos que fueran acusados y que se negaran a ofrecer sacrificios a los dioses, se les condenaría también.

Los años más críticos de esta persecución fueron el 202 y 203. Los mártires más conocidos de este tiempo fueron:

Ireneo de Lyón, que murió en el año 202.

El padre de Orígenes, de nombre Leónidas, y junto con él un grupo de mártires alejandrinos, En este tiempo Orígenes era un niño y quiso acompañar a su padre al martirio, pero pudo recogerle su madre a tiempo y esconderle. Mas tarde si que siguió a su padre en el camino de los mártires.

Perpetua y Felicidad, Revocato, Saturnino y Secúndulo. Eran cinco catecúmenos, osea, cristianos recién convertidos que se estaban preparando para recibir el bautismo. Los tres varones fueron lanzados a las fieras en primer lugar. Dos de ellos murieron inmediatamente, pero a Secúndulo no le atacó ninguna fiera.

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Soltaron luego a un jabalí y en lugar de atacarle a él, hirió de muerte a uno de los soldados. Mas tarde, le ataron para que un oso le atacara, pero este se negó a salir de su escondite. Por fin, el propio Secúndulo le dijo al carcelero que un leopardo le mataría de una sola dentellada, y así fue. En cuanto a los dos mujeres, Perpetua era de posición social alta, estaba embarazada y dió a luz en la prisión a una niña que fue adoptada por otra hermana en la fe.

Cuando estaba quejándose en los dolores de parto, los carceleros le preguntaban como podría tener el valor necesario para enfrentarse a las fieras. Ella respondió: “Ahora mis sufrimientos son sólo míos. Mas cuando tenga que enfrentarme a las fieras habrá otro que vivirá en mí, y sufrirá por mi, puesto que yo estaré sufriendo por El”. Por su parte Felicidad era esclava y sierva de Perpetua. Sacaron a las dos juntas al circo para que una vaca las acorneara. Después de varios lances, las mártires se reunieron en el centro del Anfiteatro, donde se despidieron con el ósculo de paz y se dispusieron a morir a espada. Poco después, por razones que no están del todo claras, la persecución amainó.

7. CAYO MESIO QUINTO TRAJANO DECIO. (259-251 d.C)

Se menciona en la historia como la séptima persecución. La iglesia había gozado de varias décadas de paz. En este tiempo el número de cristianos aumentó consider-ablemente, y cuando parecía que las persecuciones pertenecían al pasado histórico, se desató una de las peores tormentas de persecución que vino sobre la iglesia. La persecución de Decio tuvo una estrategia diferente. El propósito del Emperador no era crear mártires, sino apostatas. Cincuenta años antes, Tertuliano había dicho: “La sangre de los mártires es semilla, pues mientras más se derramaba más cristianos había".

La estrategia de Decio consistió en dar un certificado a todos aquellos que, por mandato imperial, debían sacrificar a los dioses, y quemar incienso ante la estatua del Emperador. Quienes no tuvieran este certificado serían tratados como criminales que habían desobedecido el decreto imperial.

Esta ley cogió a los cristianos por sorpresa. Las nuevas generaciones no habían conocido el conflicto por la fe. (Ver Jueces 3:1-6) Algunos corrieron a obedecer el edicto imperial tan pronto como supieron de él. Otros permanecieron firmes por algún tiempo, pero cuando fueron llevados a los tribunales ofrecieron sacrificios a los dioses. Otros obtuvieron el certificado con artimañas, o por dinero, sin haber sacrificado nada. Pero otros, permanecieron firmes, y se dispusieron a afrontar las torturas mas crueles que sus verdugos pudieron imponerles.

Entre estos últimos, el mas conocido fue Orígenes, que fue torturado en las cárceles terriblemente y murió unos días después de haber salido. Contaba 70 años. Hubo otros muchos nombres propios, recogidos en la Historia Eclesiástica de Eusebio de

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Cesárea, Tomo II, libro VI, cap. 41 (Netras, Quinta, Apolonia, Serapión y muchos otros).

Esta persecución no duró muchos años, solamente dos, pero fue una dura prueba para la iglesia. Surgieron dos grupos: Los confesores (aquellos que aún vivían y que habían resistido la tortura), y los caídos (aquellos, que de un modo u otro habían caído ante los embates de la persecución).

8. PUBLIO LICINIO VALERIANO. (253-260 d.C.)

Reinó siete años. Durante los dos y medio primeros, favoreció a los cristianos; pero los años siguientes fueron de persecución. La historia recoge el martirio de tres cristianos llamados: Prisco, Malco y Alejandro de Cesárea de Palestina. Se dice que vivían en el campo y que se reprocharon entre sí la negligencia y cobardía al no procurar alcanzar los premios de la desatada persecución. Así que se fueron a Cesárea, se personaron ante el juez y alcanzaron el final previsto. Fueron arrojados como alimento de las fieras.

9. CAYO AURELIO VALERIO DIOCLECIANO. (284-305 d.C.)

Esta fue la más terrible de las persecuciones. Empezó en el ejercito, puesto que muchos cristianos en ese tiempo servían en las legiones romanas. La actitud de los cristianos ante el servicio militar no era uniforme. La razón por la que algunos se oponían era porque varias de las ceremonias militares eran de carácter religioso, y no querían participar de la idolatría. Algunos murieron por esto, y otros fueron expulsados del ejercito por temor a que desertaran, o se volvieran enemigos en la batalla.

Todo esto arreció mas y más, hasta que en el año 303, Diocleciano dictó un nuevo edicto contra los cristianos. Se ordenó que todos los edificios cristianos y sus libros fueran destruidos, y que a los cristianos se les privara de todas sus dignidades y derechos civiles. Muchos se negaron a entregar los libros sagrados, y la persecución creció aún más. A muchos se les torturaba y se les daba muerte.

Mas tarde hubo otro decreto de Diocleciano, en el que se decía que todos lo jefes de la iglesia debían ser encarcelados, y que todos los cristianos en todo el Imperio tenían que sacrificar ante los ídolos. De esta manera se desató la más cruenta de las persecuciones que sufrió la iglesia antigua. Muchos cristianos, acostumbrados a la tranquilidad de las décadas pasadas, sucumbieron ante las amenazas de los jueces. A los demás se les aplicaron torturas de todo tipo, y se les hizo morir en medio de los más diversos suplicios.

Dice el historiador Eusebio “Se podrían contar grandes cosas acerca de muchísimos que demostraron su admirable disposición en la piedad del Dios del Universo, no

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solamente desde el momento en que surgió la persecución general, sino mucho antes, cuando reinaba la paz”. (His. Ecl. Tomo II, Libro VIII, cap. 4).

Han quedado registrados innumerables testimonios de mártires en diferentes regiones, que sufrieron las más diversas e inenarrables torturas inventadas por el enemigo de Dios, aquel que ha venido para matar, robar y destruir. Incluso fueron torturados y muertos muchos que tenían cargos de gran responsabilidad como funcionarios, y que vivían en casas imperiales.

Entre ellos, mencionamos a uno llamado Pedro de Nicomedia:

“Fue denunciado y traído en público a presencia de los emperadores, quienes le ordenaron sacrificar; y como él se opusiera, mandaron colgarlo desnudo y desgarrar todo su cuerpo con azotes, hasta que, rendido, realizara lo ordenado, aunque fuese involuntariamente. Como siguió firme, mezclaron vinagre y sal, cuando ya sus huesos aparecían a la vista, y los vertieron por las partes mas castigadas de su cuerpo. Como todavía siguió firme en su fe, le pusieron en medio de una parrilla con fuego, y del mismo modo que se hace con la carne comestible, consumieron el resto de su cuerpo por el fuego, pero no de golpe, para que no muriera rápidamente, sino lentamente. Pero él, firme en su propósito, entregó vencedor su alma a Dios durante estos sufrimientos”. (His. Ecl. Tomo II, libro VIII, cap. 6).

Al final de esta persecución, cuando ya estaban agotados de la exageración de males y cansados de matar, se dedicaron a lo que ellos consideraban mas humano que la muerte; se ordenó castigarles sacándoles uno de los dos ojos con la espada, o bien lisiando una de las piernas, y entonces enviarles a trabajos forzados en las canteras. Pero aún allí muchos de los condenados formaron nuevas iglesias, y a la postre fueron muertos o deportados de nuevo.

10. FLAVIO CLAUDIO JULIANO. (361-363 d.C.)

Entre el periodo comprendido desde Diocleciano, hasta Juliano, llamado el apóstata, tenemos la “conversión de Constantino”, y el hecho de haber sido declarado el cristianismo como religión oficial del Imperio Romano.

Esta no fue una persecución de muertes y mártires, sino mas bien fue un esfuerzo de parte del Emperador, de obstacularizar la propagación del evangelio, así como ridiculizarlo. El propósito de Juliano fue volver al antiguo paganismo, y restaurar el culto a los dioses, cuyos templos estaban vacíos y los sacerdotes mendigaban para poder sobrevivir. En esta tarea estaba cuando le sobrevino la muerte, fue durante una campaña contra los persas. Así pues, su plan de restaurar el paganismo fracasó. Si en este tiempo hubo algunos cristianos que perdieron la vida, se debió mas a motines populares o al excesivo celo de las autoridades locales.

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NOTA:

Hay otra opción posible para determinar las diez persecuciones. Si se piensa que esta última, la de Juliano, no fue una persecución, entonces podemos incluir otra que tuvo lugar bajo el Emperador Maximino, durante los años 235 al 238 d.C. En esta persecución hubo muchos líderes que murieron. Sobre el conflicto bajo Maximino se puede leer en la Hist. Ecl. de Eusebio, Tomo II, Libro VI, cap. 28.

Debemos decir también que no solamente hubo estas diez persecuciones, sino que estas son las mayores que se realizaron, puesto que con el edicto de Trajano se llevó a cabo un conflicto esporádico que dependía de las acusaciones de los enemigos al cristianismo. Esto ocurrió en diferentes momentos y en lugares aislados. Incluso en una misma ciudad se podía matar a un cristiano acusado, mientras que el resto de la congregación le atendía sin ser por eso condenados. (Ejemplos: Martirio de Ignacio de Antioquia y Policarpo).

NOTA: Sobre el concepto “La gran tribulación”.

Con este contexto histórico de las grandes tribulaciones que la iglesia primitiva padeció, y de otros periodos donde ha habido persecuciones similares (ver “el libro de los mártires” de John Fox), podemos preguntarnos sobre el concepto ampliamente divulgado en las iglesias de “la gran tribulación”, a pesar de que solamente aparece en tres ocasiones y que veremos mas adelante. Las preguntas que podemos hacernos son las siguientes: ¿No fueron las mencionadas persecuciones una gran tribulación? ¿No dijo el apóstol Juan en Apocalipsis, 1:9 que era “compañero en la tribulación, junto con las iglesias del Asia Menor, ya en el tiempo en que fue escrito el libro de Apocalipsis, es decir sobre el año 94 d.C.?.

También podemos preguntarnos sobre los pasajes donde aparece la expresión “la gran tribulación”, son estos.

Mateo, 24:20-21 “Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”. El contexto nos muestra que Jesús se está refiriendo aquí a la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 d.C. a manos del general Tito. La gran calamidad que vino sobre la ciudad de Jerusalén y el pueblo judío en esos días está relatada ampliamente en la historia de Flavio Josefo “Antigüedades de los judíos y guerras de los judíos”.

1 Tesalonicenses, 1:6 “Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo”. Es obvio que los tesalonicenses experimentaron una gran tribulación en el mismo momento de recibir la palabra del evangelio, como a ocurrido en muchas ocasiones a lo largo de la historia y aún en nuestros días sigue siendo así en muchos países.

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Apocalipsis, 7:14 “Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Aquí el vocablo “gran” es la palabra “megalis”, que significa extensa, a todas las naciones. (Nota de Egon Sanstrom).

Quizá sea este el pasaje mas fuerte para pretender sostener la doctrina de una gran tribulación nunca antes vista en la historia, y que seguirá al rapto de la iglesia según la doctrina dispensacionalista de los últimos tiempos. Doctrina que por otra parte, cabe decir, no tiene mucho tiempo, sino que se origina a partir de la exposición hecha por J.N. Darby. “Entre los años 1820 y 1830, un teólogo cristiano llamado John Darby, tomando sus ideas de un sacerdote católico de origen chileno llamado Emanuel Lacunza, dio a conocer un sistema teológico que se conoció como dispensacionalismo.

Este sistema teológico se introdujo en el Seminario Moody de Chicago, donde tuvo una gran acogida y luego en el Seminario de Dallas, de donde se proyectó prácticamente a todo el mundo evangélico de habla inglesa. El tema fue luego enseñado en los seminarios hispanos y se popularizó con la famosa versión bíblica llamada La Biblia Anotada de Scofield. Desde entonces, el DISPENSACIONALISMO TEOLÓGICO ha sido el sistema más popular en la escatología evangélica.

Es un hecho histórico que las enseñanzas que caracterizan al DISPENSACIONALISMO no se encuentran en ningún lugar de la Historia de la Teología anterior al siglo XIX.” (Anotado del tema “Viviendo por la fe” por el rabí mesiánico Dan ben Avraham).

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DESDE CONSTANTINO HASTA LA CAIDA DEL IMPERIO

Eusebio de Cesárea. (265-339)

Atanasio de Alejandría. (296-373)

Ambrosio de Milán. (339-397)

Juan Crisóstomo. (347-407).

Jerónimo. (345-419)

Agustín de Hipona. (354-430)

Eusebio de Cesárea. (265-339)

Teólogo, historiador y obispo. Escribió la primera Historia Eclesiástica en dos tomos, que es una de las fuentes más importantes del cristianismo de los primeros siglos.

Atanasio de Alejandría. (296-373)

Defensor de la fe cristiana contra las doctrinas del arrianismo. Durante el siglo IV fue el gran defensor de la ortodoxia doctrinal frente a las doctrinas de Arrio que negaba la divinidad del Hijo. Atanasio defendió con gran vigor la doctrina de la Trinidad.

Nacido en Alejandría, recibió una educación clásica antes de entrar en la famosa escuela teológica de su ciudad natal. Fue ordenado diácono siendo todavía muy joven y nombrado secretario del obispo de Alejandría. Es entonces cuando comienza a ocupar una posición relevante en la gran batalla teológica que culminó en el Concilio de Nicea en el año 325.

En Nicea, Atanasio opuso una férrea oposición contra Arrio, el sacerdote de Alejandría que formuló la doctrina conocida como arrianismo; hasta tal punto que su vida está vinculada al desarrollo de la controversia con Arrio, y sin duda fue el más importante antagonista que tuvo esta herejía. Atanasio formuló una doctrina según la cual el Hijo de Dios es de la misma esencia, o sustancia, que el Padre; Arrio, defendía una teoría que mantenía que el Hijo era de una sustancia diferente a la del Padre, siendo una criatura mucho más perfecta que cualquier otra, utilizada por Dios para los trabajos posteriores a la creación.

Atanasio fue nombrado obispo de Alejandría hacia el año 328. Durante la controversia arriana, la política seguía caminos paralelos a la teología, y cada facción luchó para ganarse el favor del emperador de Roma, Constantino I. El movimiento arriano estaba influido por la corte imperial, además de participar de forma muy activa en ella. Atanasio fue condenado al exilio en cinco ocasiones; pasó más de una tercera parte de su episcopado fuera de su sede. Su quinto y último exilio duró cuatro meses y concluyó en el año 364, dedicando el resto de su vida a un trabajo tranquilo en su cargo de Alejandría. Atanasio fue un prolífico escritor; de gran valor son su Discurso contra los arrianos, Historia de los arrianos y Apología contra los arrianos.

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La tradición le atribuye un credo o profesión de fe, Murió el 2 de mayo del año 373.

Credo de Atanasio. Profesión de fe, una de las más seguidas en la cristiandad occidental, a veces llamado el Quicumque vult (en latín, 'cualquiera que desea') por las primeras palabras de su forma latina. Erróneamente atribuido al teólogo alejandrino san Atanasio (del que recibe su nombre), pudo haber sido obra de varios autores y compilado a partir de los decretos de varios sínodos. Los eruditos sitúan su composición a finales del siglo IV o en la primera mitad del siglo V. En este sentido, el Credo se corresponde con el estado del desarrollo teológico en tiempos del Concilio de Calcedonia (451). Fue mencionado por primera vez como credo, alrededor del año 542, por el teólogo Cesáreo de Arlés.

El Credo es una exposición teológica de las doctrinas de la Trinidad y de la encarnación. El principio y final del Credo pone de relieve la necesidad de creer en los artículos de fe con el fin de ser salvados.

Durante el siglo XIII, el Credo de Atanasio fue puesto en el mismo plano de importancia que los credos apostólicos y de Nicea. Se considera demasiado autoritario por los católicos y por los anglicanos. Aunque fue aprobado por los líderes de la Reforma, muchas iglesias protestantes no valoran este Credo hoy en día, y algunos de ellos no lo aceptan en absoluto. El Credo de Atanasio ha formado parte de la liturgia ortodoxa rusa desde el siglo XVII, pero otras iglesias orientales generalmente no lo consideran como modelo de fe.

Ambrosio de Milán. (339-397)

Pasó de gobernador a obispo en cuestión de dos semanas. Hizo fundir y vender parte de los tesoros de la iglesia para ayudar a refugiados y cautivos. Fue acusado de sacrilegio a lo que respondió: "Es mucho mejor guardar para el Señor almas que oro. La iglesia tiene oro, no para almacenarlo, sino para entregarlo y gastarlo en favor de quienes tienen necesidad".

Nació en Tréveris (ahora en Alemania) y se educó en Roma en el seno de una noble familia, su padre fue prefecto de la Galia. Ambrosio estudió Derecho, ingresó en la administración pública, y hacia el año 370 fue nombrado magistrado consular de Liguria, con sede en Milán. Con su amabilidad y sabiduría consiguió la estima y el afecto de la gente, y fue nombrado obispo de Milán en el año 374.

Como obispo defendió las iglesias de Milán contra la introducción del arrianismo y convenció al emperador romano Teodosio I el Grande para que hiciera penitencia pública por ordenar la masacre de los rebeldes de Tesalónica. Ambrosio es además conocido como el comprensivo amigo de santa Mónica, madre de san Agustín de Hipona, a quien acogió en el seno de la Iglesia. Entre sus escritos destacan numerosos tratados exegéticos y un manual de moralidad cristiana. Compuso también muchos himnos, algunos de los cuales aún se conservan.

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Juan Crisóstomo. (347-407)

Obispo de Constantinopla. Fue monje en cuanto a disciplina personal. Fue elegido obispo de Constantinopla y enseguida comenzó una obra de restauración. La gente compaginaba el evangelio con una vida llena de abusos y excesos contrarios a la fe. Predicó con fuerza en contra de todo esto y tuvo grandes problemas. Fue exiliado varias veces por predicar la verdad del evangelio. Es conocido como “pico de oro” por su gran elocuencia y vehemencia en la predicación del evangelio.

Doctor de la Iglesia primitiva, nacido en Antioquia, Siria (hoy Antakya, Turquía). Estudió oratoria con el retórico griego Libanius y comenzó su carrera como jurista. A los 18 años se puso bajo la tutela de Meletius, obispo de Antioquia, que le envió a una escuela monástica y poco después le bautizó. Después de pasar seis años como monje en las montañas próximas a Antioquia, Juan fue ordenado diácono en el año 381 por Meletius y sacerdote en el 386 por el obispo Flavian I, que sucedió a Meletius.

La elocuencia, seriedad y sentido práctico de su predicación le dieron prestigio como el más grande orador de la Iglesia antigua. En el 398 Arcadio, emperador del Imperio Romano de Oriente, nombró a Juan patriarca de Constantinopla. Su predicación contra los vicios provocó los odios de Teófilo (patriarca 385-428), patriarca de Alejandría, y de la mujer de Arcadio, la emperatriz Eudoxia, que le desterró de la capital en el 403.

Juan fue reclamado al poco tiempo, para ser de nuevo desterrado en el año 404 a las zonas desérticas de las montañas Tauro, donde trató de convertir a los habitantes persas y vándalos al cristianismo. Los seguidores de Juan (llamados Jonites), se negaron a reconocer a sus sucesores tanto durante como después de su vida; en el 438 propusieron, con Teodosio II, emperador del Imperio Romano de Oriente, que trajeran el cuerpo santo de regreso a Constantinopla y que se enterrara con solemnidad. El sobrenombre Crisóstomo (en griego chrysostomos, boca de oro) se empezó a utilizar en el siglo VI.

Jerónimo. (345-419)

Erudito bíblico, Doctor de la Iglesia, cuya obra más importante fue la Vulgata, traducción de la Biblia al latín.

Jerónimo nació en Estridon, en la frontera entre las provincias romanas de Dalmacia (hoy Croacia) y Panonia (hoy Eslovenia), hacia el año 345. De formación pagana, después de estudiar en Roma y viajar a Antioquia (donde se convirtió al cristianismo), marchó al desierto y allí vivió como un asceta y estudió las Sagradas Escrituras. En el 379 fue ordenado sacerdote. Pasó tres años en Constantinopla con el Padre de la Iglesia oriental Gregorio de Nizancio. En el 382 volvió a Roma, donde trabajó como secretario del papa Dámaso I, quien le encargó revisar la antigua traducción de la Biblia y empezó a ser muy influyente.

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Ejerció como director espiritual de numerosas personas, entre las que se encontraba una noble viuda romana llamada Paula y su hija, con las que peregrinó a Tierra Santa en el 385. Al año siguiente estableció su residencia en Belén, donde Paula (más tarde santa Paula) fundó cuatro conventos, tres para monjas y uno para monjes, este último dirigido por el propio Jerónimo.

Allí continuó con sus trabajos literarios (que darían como resultado la aparición de la Vulgata) y polemizó no sólo con los herejes Joviniano, Vigilantio y los seguidores del pelagianismo, sino también con el monje y teólogo Tyrannio Rufino y con san Agustín de Hipona. A causa de sus conflictos con los pelagianos tuvo que esconderse durante dos años. Murió al poco de volver a Belén, alrededor del 419 o 420. Su vocación eremítica inspiró a numerosos pintores del renacimiento y del barroco (como El Greco o Ribera), que suelen representarle con mayor edad de la que realmente tenía.

Agustín de Hipona. (354-430)

Teólogo y defensor de la fe cristiana. Fue el teólogo que más influyó en el curso posterior del cristianismo. Escribió varias obras, muchas de ellas contra las falsas doctrinas que habían surgido en la iglesia. Fue el ultimo de los grandes maestros de la iglesia después de la caída del Imperio Romano. De su obra recogen argumentos tanto católico-romanos como los protagonistas de la Reforma.

El más grande de los padres de la Iglesia y uno de los más eminentes doctores de la Iglesia occidental. Agustín nació el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste, Numidia (hoy Souk-Ahras, Argelia). Su padre, Patricio (fallecido hacia el año 371), era un pagano (más tarde convertido al cristianismo), pero su madre, Mónica, era una devota cristiana que dedicó toda su vida a la conversión de su hijo, siendo canonizada por la Iglesia católica romana. Agustín se educó como retórico en las ciudades norteafricanas de Tagaste, Madaura y Cartago. Entre los 15 y los 30 años vivió con una mujer cartaginesa cuyo nombre se desconoce, con la que tuvo un hijo en el año 372 al que llamaron Adeodatus, que en latín significa regalo de Dios.

Contienda intelectual.Inspirado por el tratado filosófico Hortensius, del orador y estadista romano Cicerón, Agustín se convirtió en un ardiente buscador de la verdad, estudiando varias corrientes filosóficas antes de ingresar en el seno de la Iglesia. Durante nueve años, del año 373 al 382, se adhirió al maniqueísmo, filosofía dualista de Persia muy extendida en aquella época por el Imperio Romano de Occidente.

Con su principio fundamental de conflicto entre el bien y el mal, el maniqueísmo le pareció a Agustín una doctrina que podía corresponder a la experiencia y proporcionar las hipótesis más adecuadas sobre las que construir un sistema filosófico y ético. Además, su código moral no era muy estricto; Agustín recordaría posteriormente en sus Confesiones: "Concédeme castidad y continencia, pero no ahora mismo". Desilusionado por la imposibilidad de reconciliar ciertos principios maniqueístas contradictorios, Agustín abandonó esta doctrina y dirigió su atención hacia el escepticismo.

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Hacia el año 383 se trasladó de Cartago a Roma, pero un año más tarde fue enviado a Milán como catedrático de retórica. Aquí se movió bajo la órbita del neoplatonismo y conoció también al obispo de la ciudad, san Ambrosio, el eclesiástico más distinguido de Italia en aquel momento. Es entonces cuando Agustín se sintió atraído de nuevo por el cristianismo. Un día por fin, según su propio relato, creyó escuchar una voz, como la de un niño, que repetía: "Toma y lee".

Interpretó esto como una exhortación divina a leer las Escrituras y leyó el primer pasaje que apareció al azar: “... no en glotonerías y borracheras; no es lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestios del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Rom. 13:13-14). En ese momento decidió abrazar el cristianismo. Fue bautizado con su hijo natural por Ambrosio la víspera de Pascua del año 387. Su madre, que se había reunido con él en Italia, se alegró de esta respuesta a sus oraciones y esperanzas. Moriría poco después en Ostia.

Obispo y teólogo. Agustín regresó al norte de África y fue ordenado sacerdote el año 391, y consagrado obispo de Hipona (ahora Annaba, Argelia) en el 395, cargo que ocuparía hasta su muerte. Fue un periodo de gran agitación política y teológica, ya que mientras los bárbaros amenazaban el Imperio llegando a saquear Roma en el 410, el cisma y la herejía amenazaban también la unidad de la Iglesia. Agustín emprendió con entusiasmo la batalla teológica. Además de combatir la herejía maniqueísta, participó en dos grandes conflictos religiosos: uno de ellos fue con los donatistas, secta que mantenía la invalidez de los sacramentos si no eran administrados por eclesiásticos sin pecado.

El otro lo mantuvo con los pelagianos, seguidores de un monje contemporáneo británico que negaba la doctrina del pecado original. Durante este conflicto, que fue largo y enconado, Agustín desarrolló sus doctrinas de pecado original y gracia divina, soberanía divina y predestinación. La Iglesia católica apostólica romana ha encontrado especial satisfacción en los aspectos institucionales o eclesiásticos de las doctrinas de san Agustín; la teología católica, lo mismo que la protestante, están basadas en su mayor parte, en las teorías agustinianas. Juan Calvino y Martín Lutero, líderes de la Reforma, fueron estudiosos del pensamiento de san Agustín.

La doctrina agustiniana se situaba entre los extremos del pelagianismo y el maniqueísmo. Contra la doctrina de Pelagio mantenía que la desobediencia espiritual del hombre se había producido en un estado de pecado que la naturaleza humana era incapaz de cambiar. En su teología, los hombres y las mujeres son salvados por el don de la gracia divina; contra el maniqueísmo defendió con energía el papel del libre albedrío en unión con la gracia. Agustín murió en Hipona el 28 de agosto del año 430.

Obras. La importancia de san Agustín entre los padres y doctores de la Iglesia es comparable a la de san Pablo entre los apóstoles. Como escritor, fue prolífico, convincente y un brillante estilista. Su obra más conocida es su autobiografía Confesiones (400?), donde narra sus primeros años y su conversión. En su gran apología cristiana La ciudad de Dios (413-426), Agustín formuló una filosofía teológica de la historia. De los veintidós libros de esta obra diez están dedicados a polemizar sobre el panteísmo.

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Los doce libros restantes se ocupan del origen, destino y progreso de la Iglesia, a la que considera como oportuna sucesora del paganismo. En el año 428, escribió las Retractiones, donde expuso su veredicto final sobre sus primeros libros, corrigiendo todo lo que su juicio más maduro consideró engañoso o equivocado. Sus otros escritos incluyen las Epístolas, de las que 270 se encuentran en la edición benedictina, fechadas entre el año 386 y el 429; sus tratados De libero arbitrio (389-395), De doctrina Christiana (397-428), De Baptismo, Contra Donatistas (400-401), De Trinitate (400-416), De natura et gratia (415) y homilías sobre diversos libros de la Biblia.

DISCIPULOS EN LA EDAD MEDIA.

Benito de Nursia (480?-547?)

Bernardo de Clavaral. (1090-1153)

Francisco de Asís. (1182-1226)

Santo Domingo. (1170-1221)

Tomás de Aquino, (1225-1274)

Catalina de Siena, (1347-1380)

John Wycliffe, (1330-1384)

Juan Hus, (1372-1415)

Erasmo de Rotterdam (1466-1536)

Jerónimo Savonarola, (1452-1498)

Benito de Nursia (480?-547?)

Fundador del monasterio de Montecassino y conocido como el padre del monacato occidental. Nacido en una distinguida familia de Nursia, en Italia central, Benito pasó sus primeros años estudiando en Roma. Conmocionado por la degenerada vida de la ciudad, se retiró a una zona deshabitada cerca de Subiaco, donde vivió en una cueva (más tarde llamada la Gruta Santa) durante tres años. Durante este periodo aumentó su fama de hombre santo, y se acercaban a visitarle multitud de personas. Aceptó el ofrecimiento para ser abad de un grupo de monjes que vivían en el norte de Italia, pero éstos no aceptaron sus reglas e intentaron envenenarle.

Al descubrir la conspiración abandonó el grupo y poco después fundó el monasterio de Montecassino. Benito estableció una regla de vida, adoptada por casi todos los monasterios occidentales, que subrayaba la vida en comunidad y el trabajo físico.

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Los monjes no podían tener propiedades, las comidas se hacían en comunidad y se evitaba la conversación innecesaria. Benito también dedicó gran parte de su tiempo a las necesidades de la gente de la zona, repartiendo limosnas y alimentos entre los pobres. Su día de fiesta se celebra el 11 de julio. (Encarta-99)

Bernardo de Clavaral. (1090-1153)

Eclesiástico francés, nacido cerca de Dijon. En 1113 ingresó como monje, junto con otros 30 jóvenes nobles, en el monasterio cisterciense de Cîteaux, un pequeño poblado al sur de Dijon, y en 1115 el abad le envió a fundar la abadía de Claraval, al norte de dicha ciudad, de la que él fue el primer abad. Bajo su mandato, se convirtió en el núcleo más importante de la orden cisterciense. Los presuntos milagros y los elocuentes sermones de Bernardo atrajeron numerosos peregrinos.

Entre 1130 y 1145 se fundaron más de 90 monasterios bajo los auspicios del de Claraval y la influencia de Bernardo en el seno de la Iglesia católica se difundió por todo el mundo. Es el presunto fundador de las reglas de la orden de los Caballeros Templarios, y en 1128 consiguió que dicha orden fuera reconocida por la Iglesia. En la lucha entablada entre el Papa Inocencio II y el antipapa Anacleto II por la Santa Sede, Bernardo resultó decisivo para la victoria del primero. En 1146 y por mandato del Papa, Bernardo comenzó a predicar la Segunda Cruzada. Su sermón pronunciado en Vézelay provocó gran entusiasmo en toda Francia; convenció a Luis VII, rey de Francia, para que se uniera a esa Cruzada y a continuación Bernardo consiguió reclutar hombres en el norte de Francia, Flandes y Alemania.

La Cruzada fracasó y ello le supuso un gran contratiempo. Bernardo se convirtió en enemigo irreducible de las herejías y la teología racionalista, cuyo principal representante fue el filósofo y teólogo francés Pedro Abelardo. Se conocen gran número de sermones, cartas e himnos escritos por Bernardo de Claraval, algunos de los cuales todavía se siguen interpretando en la Iglesia católica y en la protestante. (Encarta-99)

Francisco de Asís. (1182-1226)

Místico italiano y predicador, fundador de los franciscanos. Giovanni Francesco Bernardone nació en Asís, en el seno de una acaudalada familia, aunque parece ser no tuvo una gran formación intelectual. Durante su juventud Francisco llevó una vida mundana y despreocupada. Tras una batalla entre Asís y Perugia estuvo encarcelado un año en esta ciudad. Mientras estuvo prisionero sufrió una grave enfermedad durante la cual decidió cambiar su forma de vida. A su regreso a Asís en 1205 ejerció la caridad entre los leprosos y comenzó a trabajar en la restauración de ruinas de iglesias en respuesta, según se dice, a una visión en la que el crucifijo de la iglesia en ruinas de San Damián en Asís le ordenó que reparara su casa.

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El cambio de carácter de Francisco y sus gastos en obras de caridad enfurecieron a su padre, que le desheredó de forma legal. Francisco entonces renunció a su lujosa ropa por una capa y dedicó los tres años siguientes al cuidado de los leprosos y los proscritos en los bosques del monte Subastio.

Para sus oraciones en el monte Subastio, Francisco restauró la ruinosa capilla de Santa María de los Ángeles. En el año 1208, durante una misa, escuchó una llamada diciéndole que saliera al mundo y, siguiendo el texto de Mateo 10, 5-14, “no poseyera nada pero hiciera el bien en todas partes”.

Cuando regresó a Asís ese mismo año, Francisco empezó a predicar, provocando la renovación de la espiritualidad cristiana del siglo XIII. Reunió a los 12 discípulos que se convertirían en los hermanos originales de su orden, más tarde llamada la Primera Orden y eligieron superior a Francisco. En 1212 recibió a una joven (una monja de Asís de buena cuna) llamada Clara, en la comunidad franciscana; a través de ella se estableció la orden de las damas pobres (las clarisas, más tarde Segunda Orden franciscana). Fue después, en 1212, cuando es probable que Francisco emprendiera camino de Tierra Santa, pero una tempestad le obligó a volver.

Otras dificultades le impidieron cumplir gran parte de la labor misionera cuando llegó a España a evangelizar a los musulmanes. En 1219 se encontraba en Egipto, donde pudo predicar aunque no consiguió convertir al sultán. Francisco viajó después a Tierra Santa permaneciendo allí hasta el año 1220. Quería ser martirizado y se alegró al saber que cinco monjes franciscanos habían muerto en Marruecos mientras cumplían sus obligaciones. A su regreso encontró oposición entre los frailes y renunció como superior, dedicando los años siguientes a planear lo que sería la Tercera Orden franciscana, los terciarios.

En septiembre de 1224, tras cuarenta días de ayuno, Francisco estaba orando en el monte Alverno cuando sintió un dolor mezclado con placer, y las marcas de la crucifixión de Cristo, los estigmas, aparecieron en su cuerpo. Los relatos sobre la aparición de estas marcas difieren, pero parece probable que fueran protuberancias nudosas de carne, parecidas a cabezas de clavo. Francisco fue llevado de regreso a Asís, donde pasó los años que le quedaban marcado por el dolor físico y por una ceguera casi total. Sus sufrimientos no hicieron disminuir su amor a Dios y a la creación como queda de manifiesto en su “Cántico de las criaturas”, que se cree fue escrito en Asís en 1225, en el que el sol y el resto de la naturaleza son alabados como hermanos y hermanas, y el célebre incidente predicando a los gorriones, representado en numerosas ocasiones.

Santo Domingo. (1170-1221)

Teólogo español y fundador de la orden religiosa católica de los predicadores dominicos. Domingo de Guzmán nació hacia el año 1170 en Caleruega (Burgos). A los 17 años ingresó en la Universidad de Palencia, donde estudió teología y filosofía. Conocido por su generosidad, se dice que vendió todas sus posesiones para ayudar a los pobres durante una época de escasez en 1191.

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Hacia 1196 se convirtió en canónigo de la catedral de El Burgo de Osma (Soria) involucrándose muy pronto en reformas eclesiásticas locales. Acompañó a su superior, Didaco de Acebes (obispo de El Burgo de Osma) en una misión religiosa a Roma en 1203; en el viaje de regreso a España se quedó sorprendido por los abusos clericales y por la difusión de la herejía albigense (una doctrina dualista que rechazaba la creación como mal, afirmando dos principios eternos de bien y mal) que observó en la región del Languedoc, en el sur de Francia.

Observó que los albigenses podían difundir sus enseñanzas porque tenían una buena formación y estaban bien organizados. Planteó su oposición siguiendo su propia estrategia, y decidió que sus predicadores tendrían incluso una mejor educación y estarían mejor organizados. Domingo y varios compañeros recibieron una casa y una iglesia en Prouille (cerca de Toulouse) donde comenzaron su vida de penitencia, estudio y predicación. En 1206 se fundó un convento para mujeres, y en 1216 la orden de los predicadores dominicos obtuvo la aprobación eclesiástica. Los dominicos viajaron por toda Europa transmitiendo su mensaje tanto a clases populares como a autoridades civiles y religiosas.

Domingo insistía en la importancia de la educación. Sus frailes estudiaron teología en la Universidad de París y derecho canónico en la de Bolonia. Participaron además en actividades académicas en Toulouse, Madrid y Roma. Cuatro años después de que la orden fuera reconocida, Domingo estableció los siguientes prioratos: seis en Lombardia, cuatro en Francia, tres en Toscana y Roma, cuatro en Provenza y dos en España. Los predicadores dominicos viajaron a Inglaterra, Escandinavia, Hungría y Alemania. Domingo murió en Bolonia el 6 de agosto de 1221, durante una campaña misionera personal en el norte de Italia.

Tomás de Aquino, (1225-1274)

A veces llamado doctor angélico y el príncipe de los escolásticos, filósofo y teólogo italiano, cuyas obras lo han convertido en la figura más importante de la filosofía escolástica y uno de los teólogos sobresalientes del catolicismo. Nació en una familia noble en Roccasecca (cerca de Aquino, en Italia) y estudió en el monasterio benedictino de monte Cassino y en la Universidad de Nápoles. Ingresó en la orden de los dominicos todavía sin graduarse en 1243, el año de la muerte de su padre.

Su madre, que se oponía a la entrada de Tomás en una orden mendicante, le confinó en el castillo familiar durante más de un año en un vano intento de hacerle abandonar el camino que había elegido. Le liberó en 1245, y entonces Tomás viajó a París para completar su formación. Estudió con el filósofo escolástico alemán Alberto Magno, siguiéndole a Colonia en 1248. Porque Tomás era de poderosa constitución física y taciturno, sus compañeros novicios le llamaban buey mudo, pero Alberto Magno había predicho que "este buey un día llenará el mundo con sus bramidos".

En 1256 a Tomás de Aquino se le concedió un doctorado en teología y fue nombrado profesor de filosofía en la Universidad de París. Santo Tomás dejó París en 1272 y se fue a Nápoles, donde organizó una nueva escuela dominica.

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En marzo de 1274, mientras viajaba para asistir al Concilio de Lyon, al que había sido enviado por el Papa Gregorio X, cayó enfermo. Murió el 7 de marzo en el monasterio cisterciense de Fossanova.

Con más fortuna que ningún otro teólogo o filósofo, Tomás de Aquino organizó el conocimiento de su tiempo y lo puso al servicio de su fe. En su esfuerzo para reconciliar fe con intelecto, creó una síntesis filosófica de las obras y enseñanzas de Aristóteles y otros sabios clásicos: de san Agustín y otros Padres de la Iglesia, de Averroes, Avicena, y otros eruditos islámicos, de pensadores judíos como Maimónides y Salomón ben Yehuda ibn Gabirol, y de sus predecesores en la tradición escolástica. Esta síntesis la llevó en la línea de la Biblia y la doctrina católica.

El éxito de Tomás de Aquino fue inmenso; su obra marca una de las escasas grandes culminaciones en la historia de la filosofía. Después de él, los filósofos occidentales sólo podían elegir entre seguirle con humildad o inclinarse hacia alguna otra dirección diferente. Santo Tomás fue un autor prolífico en extremo, con cerca de 800 obras atribuidas. Las dos más importantes son Summa contra Gentiles (1261-1264), un estudio razonado con la intención de persuadir a los intelectuales musulmanes de la verdad del cristianismo y la Summa theologica (1265-1273), en tres partes (sobre Dios, la vida moral del hombre y Cristo), de la que la última está inacabada.

(Encarta-99).

Catalina de Siena, (1347-1380)

Religiosa dominica (terciaria), mística, y doctora de la Iglesia, que participó de forma muy activa en los asuntos públicos de su tiempo. En verdad llamada Caterina Benincasa, nació en Siena el 25 de marzo de 1347, en una familia de pocos medios. Es probable que aprendiera a leer a temprana edad pero no pudo escribir hasta que llegó a adulta. Incluso siendo una niña dijo tener visiones y vivió con gran austeridad. A los 16 años ingresó en la Orden Tercera de santo Domingo en Siena, donde destacó por su disposición a la contemplación y su entrega a los pobres. Muy pronto comenzó a dictar cartas sobre temas espirituales, que la proporcionaron todavía más admiración. En 1374 Raymond de Capua, futuro rector general de la orden dominica, se convirtió en su director espiritual, quedando desde entonces asociado de forma estrecha a todas sus actividades.

En 1376 Catalina viajó a Aviñón para intervenir ante el Papa Gregorio XI en nombre de Florencia, entonces en guerra con el pontificado. Aunque fracasó en esta misión, convenció al Papa de que regresara a Roma y concluyera el exilio en Aviñón de los papas. Catalina volvió a la contemplación y las obras de misericordia en Siena, y al mismo tiempo intentó promover la paz en Italia y una cruzada para recuperar Tierra Santa, uno de sus proyectos más queridos. Muy afligida por el gran Cisma de Occidente, que estalló en 1378, fue a Roma en noviembre para recuperar el apoyo del papa Urbano VI y trabajar por la unidad. Murió en esta ciudad el 29 de abril de 1380.

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John Wycliffe, (1330-1384)

Filósofo, teólogo y reformador religioso inglés, precursor de la Reforma protestante. El llamado 'Estrella de la mañana' de la Reforma, Wyclif o también Wicklife, nació en Hipswell, Yorkshire, y estudió en el Balliol College de la universidad de Oxford. En 1372 se doctoró en teología y a lo largo de casi toda su carrera enseñó filosofía en la misma universidad, al tiempo que trabajaba como sacerdote en algunas parroquias. Se hizo famoso en 1374, gracias a una larga disputa entre el rey de Inglaterra Eduardo III y el papado sobre el pago de ciertos tributos.

Tanto el monarca como el Parlamento eran reacios a abonar los impuestos papales. Wycliffe escribió varios panfletos refutando los derechos del Papa y defendiendo el del Parlamento a limitar el poder de la Iglesia. En 1375 el rey Eduardo le nombró para una comisión que discutiría en Bruges con los representantes del Papa las diferencias entre la corona y el papado. Aunque la conferencia fracasó, Wycliffe se ganó el respaldo de Juan de Gaunt, cuarto hijo del rey Eduardo y líder de una facción contraria a la Iglesia católica en el Parlamento.

En 1376 Wycliffe enunció la doctrina de la 'potestad fundada en la gracia', según la cual toda autoridad es concedida por la gracia de Dios y, en consecuencia, pierde su derecho cuando el que ostenta esa autoridad comete pecado mortal. No dijo de un modo expreso que considerase a la Iglesia inglesa como pecadora y materialista, pero su insinuación estaba clara. El 19 de febrero de 1377 fue convocado ante el obispo de Londres, William Courtenay, para dar cuenta de esta doctrina. El interrogatorio terminó cuando Juan de Gaunt, que acompañaba a Wycliffe, se vio envuelto en una pelea con el obispo y su séquito.

A pesar de que el 22 de mayo de 1377 el Papa Gregorio XI emitió varias bulas acusándole de hereje, en otoño del mismo año el Parlamento le pidió su opinión sobre la legalidad de prohibir que la Iglesia enviase sus riquezas al extranjero a instancias del Papa. Wycliffe sostuvo la legitimidad de tal prohibición y en 1378 fue de nuevo convocado por el obispo Courtenay y el arzobispo de Canterbury, Simón de Sudbury, sin recibir más que una admonición formal a causa de su influencia en la corte.

En 1378 desafió junto a algunos profesores de Oxford la tradición eclesiástica al traducir la Biblia en latín, la Vulgata, al inglés.

La declaración de Wycliffe en 1379 en la que repudiaba la doctrina de la transubstanciación produjo tal escándalo que John de Gaunt le retiró su apoyo. Manteniéndose firme, Wycliffe empezó en 1380 a enviar a sus discípulos, los 'Predicadores de los pobres', al interior del país para exponer sus opiniones religiosas igualitarias; encontraron una audiencia receptiva. Aunque no tuvo relación directa con la Revuelta Campesina de 1381, es probable que sus doctrinas influyeran en los labradores y cayó bajo sospecha de fomentar el descontento social. En mayo de 1382, Courtenay, entonces arzobispo de Canterbury, convocó un tribunal eclesiástico que lo condenó como hereje y decretó su expulsión de Oxford. Wycliffe se retiró a su parroquia de Lutterworth.

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Después de su muerte, el 31 de diciembre de 1384, sus enseñanzas se propagaron con gran intensidad y los lolardos, sus seguidores, distribuyeron su Biblia publicada en 1388. Sus escritos inspiraron al reformador religioso bohemio Jan Hus a rebelarse contra la Iglesia, y Martín Lutero también reconoció su deuda con él. En mayo de 1415, el concilio de Constanza revisó sus herejías y ordenó que su cuerpo fuera desenterrado y quemado. En 1428 se ejecutó este decreto.

La filosofía de Wycliffe, en su forma más elaborada, representó una ruptura con la Iglesia pues afirmaba la existencia de una relación directa entre la humanidad y Dios, sin mediación sacerdotal. Según él, los cristianos podían gobernarse a sí mismos, sin ayuda de papas ni prelados, mediante una estricta observancia de las escrituras; y denunció muchas creencias y prácticas de la Iglesia como contrarias a las escrituras. Sostuvo que el clero cristiano debería luchar por imitar la pobreza evangélica de Jesucristo y sus discípulos. Rechazó, además, la servidumbre y la guerra.

Juan Hus, (1372-1415)

Reformador religioso de Bohemia, cuyos esfuerzos por reformar la Iglesia se anticiparon a la Reforma protestante. Hus nació en Husinec, al sur de Bohemia (hoy República Checa). Estudió en la Universidad de Praga y se licenció en ciencias y humanidades en 1396. Dos años después fue profesor de teología en esa universidad y en 1401 le nombraron decano de la facultad de filosofía. Al año siguiente de ordenarse sacerdote (1401) asumió nuevas obligaciones como predicador de la Bethlehem Chapel, donde los sermones se pronunciaban en checo en lugar del latín tradicional.

El nacionalismo checo y el movimiento reformista iniciados por Jan Milíc, conocido predicador bohemio del siglo XV, estaban muy extendidos en la universidad y en la Bethlehem Chapel, y Hus se sintió inmediatamente atraído por ellos. Aunque menos radical que el reformador inglés John Wycliffe, Hus estuvo de acuerdo con él en muchos puntos. En el ámbito práctico, ambos condenaban los abusos de la Iglesia e intentaron, con la predicación, acercar ésta al pueblo; en el aspecto doctrinal ambos creían en la predestinación y consideraban la Biblia como la máxima autoridad religiosa; sostenían que Cristo, antes que ningún eclesiástico corrupto, era la verdadera cabeza de la Iglesia.

En 1408 atacó en sus sermones al arzobispo y le prohibieron practicar sus funciones sacerdotales en la diócesis. Al año siguiente, Alejandro V, uno de los tres papas rivales que entonces luchaban por la autoridad de la Iglesia, promulgó una bula en la que condenaba las enseñanzas de Wycliffe y ordenaba que sus libros fueran quemados. Hus, que había enseñado sus doctrinas, fue excomulgado en 1410, pero para entonces había conseguido un gran apoyo popular, por lo que estallaron disturbios en Praga. Respaldado por las manifestaciones populares, continuó predicando, incluso después de que la ciudad quedara bajo el interdicto religioso, en 1412. Un año después, muchos de sus seguidores influyentes fueron apartados del poder y él tuvo que huir de Praga buscando refugio en los castillos de varios nobles amigos. Durante este tiempo escribió su principal obra, De Ecclesia.

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En 1414 fue convocado para participar en el Concilio de Constanza, que se reunió para resolver el cisma de la Iglesia y acabar con las herejías. Recibió un salvoconducto del emperador Segismundo y Hus creyó que podría defender sus opiniones con plena libertad, pero al llegar sus enemigos le encarcelaron y procesaron por hereje. Las acusaciones formuladas en su contra se basaron en una exposición falsa de la doctrina que él había predicado, y cuando fue conminado a retractarse y a dejar de predicar, se negó de forma categórica. El concilio le condenó y murió como un héroe en la hoguera. Su ejecución provocó el estallido de las Guerras Husitas en Bohemia.

Erasmo de Rotterdam (1466-1536)

Escritor, erudito y humanista holandés, principal intérprete de las corrientes intelectuales del renacimiento en el norte de Europa. Nació el 26 o 27 de octubre, probablemente de 1466, en Rotterdam, hijo ilegítimo de un sacerdote, Roger Gerard, y de la hija de un médico. Asistió a severos colegios monásticos en Deventer y Hertogenbosch y, después de la muerte de su padre, se hizo agustino en Steyn. En 1492 se ordenó sacerdote y trabajó para el obispo de Cambray, estudiando las filosofías escolástica y griega en la Universidad de París. Disgustado por la vida sacerdotal, buscó un empleo secular, y más tarde recibió la dispensa papal para vivir y vestir como erudito laico.

Desde 1499 viajó incansablemente de ciudad en ciudad trabajando como profesor y conferenciante, escribiendo constantemente e investigando manuscritos antiguos. Mantuvo una voluminosa correspondencia —se conservan más de mil quinientas cartas— con importantes personajes de la época.

A lo largo de cuatro viajes a Inglaterra trabó amistad con eruditos de la nueva enseñanza humanista como John Colet, fundador del colegio Saint Paul de Londres, Thomas Linacre, fundador de la Real Universidad de Medicina, Tomás Moro, escritor y Lord Canciller de Inglaterra, y William Grocyn, profesor de griego en Oxford. Él mismo enseñó griego en Cambridge, con lo que contribuyó al establecimiento del humanismo en Inglaterra, y en especial, al desarrollo de los estudios clásicos en la enseñanza cristiana. Mientras estuvo en Italia se doctoró por la Universidad de Turín y se hizo amigo del editor veneciano Aldo Manuzio. En la ciudad suiza de Basilea fue amigo y redactor del editor Johann Froben y en esta misma ciudad murió el 12 de julio de 1536.

La obra de Erasmo pone de manifiesto su enorme erudición y elegante estilo latino, que amenizaba con paciencia e ingenio. Adagios (1500, ampliados en 1508), una recopilación de proverbios latinos, estableció su reputación como erudito. La mayor parte de sus primeras obras atacan las prácticas corruptas de la Iglesia y el escolasticismo racionalista fomentado por los clérigos. En Manual del caballero cristiano (1503) y su famosa sátira Elogio de la locura (1511), que dedicó a Moro, aboga por una vuelta a la primitiva ética cristiana.

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Aunque su obra más trascendente fue la traducción al griego del Nuevo Testamento (1516), basado en manuscritos nuevos, con notas críticas y acompañada de una nueva traducción latina, que demostraba lo poco rigurosa que era la Vulgata latina. Por estas obras, que influyeron a los reformadores religiosos de la época, se le llama padre de la reforma.

Erasmo expuso sus opiniones progresistas acerca de la educación en Sobre el método del estudio (1511) y La enseñanza firme pero amable de los niños (1529). Sostenía que el latín elemental y el cristianismo básico han de enseñarse en el hogar antes de empezar el bachillerato formal a los siete años. El latín también debía enseñarse primero de manera coloquial y después a través de la gramática, un método similar a las técnicas actuales de enseñanza. También es avanzada su defensa de la educación física, su crítica a la disciplina severa y su insistencia en despertar el interés de los alumnos.

En 1517, cuando la reforma se convirtió en un tema candente bajo el liderazgo decidido de Martín Lutero, la vida intelectual de Erasmo cambió de dirección. Hasta entonces admirado y temido como crítico, se volvió apologista, en realidad sin confiar en los católicos ni en los reformistas y siempre rehusando tomar partido. Siguió siendo católico aunque con frecuencia se asoció con los reformistas. Por los continuos ataques, en sus Coloquios (1518), a los males y errores de las autoridades eclesiásticas y a las supersticiones le acusaron de luterano, acusación que negó con vehemencia.

También le acusaron de disimular sus verdaderas opiniones por miedo a las consecuencias. Para rebatirlo escribió una declaración completa de su posición teológica, Disquisición acerca del libre albedrío (De libero arbitrio, 1524), que incluye un ataque brillante a Lutero. El contraataque de Lutero provocó una polémica final de Erasmo, Hyperaspistes (1526). Mientras tanto preparó muchas ediciones eruditas de las obras de los padres de la iglesia con el editor Froben.

Aunque se le considera precursor de la Reforma y sus obras fueron incluidas en el Índice de Obras Prohibidas por el Concilio de Trento, su guerra contra la ignorancia y la superstición procede más de sus convicciones de humanista que como teólogo. Después de su muerte sus obras fueron prohibidas por la Iglesia católica y denunciadas por muchos protestantes, pero anticiparon la tolerancia en los Países Bajos. No fue un reformador religioso, como Lutero y Calvino, ni quiso participar en discusiones teológicas; fue un auténtico hombre de letras y, como humanista, un precursor de la época.

Jerónimo Savonarola, (1452-1498)

Predicador y reformista italiano, cuyo intento entusiasta de eliminar la corrupción terminó en martirio. Nacido el 21 de septiembre de 1452, en una familia noble en Ferrara, en 1474 ingresó en los dominicos, en Bolonia.

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Hizo su primera aparición como predicador en 1482, en el priorato de San Marcos, la casa dominica de Florencia. Sus sermones se centraron cada vez más sobre el pecado de la sociedad, y atacó de forma abierta la corrupción y a los partidarios aristocráticos de los Medici.

En 1493 el papa Alejandro VI, que le nombró su primer vicario general, aprobó su propuesta de reformar la orden dominica en Toscana. Entonces sus sermones se hicieron políticos. En uno de sus discursos, señaló con claridad la próxima llegada de los franceses dirigidos por el rey Carlos VIII. Cuando esta predicción se cumplió con la aparición de las fuerzas francesas invasoras en 1494, ayudó a recibir a Carlos en Florencia.

Cuando los franceses abandonaron la ciudad, se había creado una república de la que fueron excluidos los Medici, y él se convirtió, aunque sin funciones políticas, en su guía y espíritu animador. Durante su corta influencia, demostró tanto sus extraordinarias cualidades como el alcance fanático de sus ideas ascéticas. La república de Florencia iba a ser el modelo de un estado cristiano, y se hicieron promulgaciones estrictas para la represión del vicio.

Ni siquiera el papa Alejandro VI se vio libre de sus denuncias. Éstas, junto con la atribución de un don sobrenatural de profecía y su interpretación extravagante de las Sagradas Escrituras, disgustaron a Roma; y en 1495 fue acusado de herejía. Al no presentarse en Roma, se le prohibió predicar, y se revocó el expediente mediante el cual la rama florentina de su orden (dominica) obtuvo la independencia. Rechazó los intentos de conciliación del papa con indignación, y de nuevo se le prohibió predicar, aunque ignoró esta orden.

Mientras tanto, las dificultades comenzaron a intensificarse en su patria. Las medidas de la nueva república resultaron impracticables. El partido de los Medici, llamado de los arrabbiati (en italiano, 'enfurecido'), comenzó a recuperar terreno, y se formó una conspiración para apoyarles. Se ejecutó a cinco de los conspiradores, lo que sólo sirvió para acelerar la reacción contra Savonarola, ya que más tarde fue acusado de ello. En el punto crítico de la lucha, en 1497, llegó una condena de excomunión de Roma. La declaró nula públicamente y se negó a someterse a ella. Durante la epidemia de peste, a pesar de no poder administrar los santos óleos por estar excomulgado, se dedicó con entusiasmo a atender a los monjes enfermos. En 1498, fue declarado culpable de herejía y enseñanza sediciosa, y condenado a muerte. El 23 de mayo de 1498, fue ejecutado.

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DISCIPULOS DE LA REFORMA.

Martín Lutero. (1483-1546)

Ulrico Zuinglio. (1484-1531)

Juan Calvino (1509-1564)

John Knox, (c. 1513-1572)

Casiodoro de Reina (1520-1594)

Cipriano de Valera (1531-1602)

Julián Hernández.

Martín Lutero. (1483-1546)

Fue el principal instrumento de Dios para llevar a cabo la Reforma que tanto tiempo se venía esperando para la iglesia romana. Teólogo y reformador religioso alemán, iniciador de la Reforma protestante. Figura crucial de la edad moderna en Europa, la influencia del conjunto de sus teorías y doctrinas (que suele ser denominado luteranismo) se extendió, más allá de la religión, a la política, la economía, la educación, la filosofía, el lenguaje, la música y otros espacios de la cultura.

Nació en Eisleben el 10 de noviembre de 1483, descendiente de campesinos, hecho en el que siempre insistió. Su padre, Hans Lutero, trabajó en las minas de cobre de Mansfeld. Recibió una sólida educación en Mansfeld, Magdeburgo y Eisenach. En 1501, a los 17 años de edad, ingresó en la Universidad de Erfurt, donde se licenció en 1502 y doctoró en 1505. Después quiso estudiar Derecho, como su padre deseaba, pero en el verano de 1505 abandonó de pronto sus estudios, vendió sus libros e ingresó en el monasterio de los agustinos de Erfurt, decisión que sorprendió a sus amigos y consternó a sus padres.

Más tarde lo explicó recordando que por entonces tuvo varios encuentros con la muerte que le hicieron sentir la fugacidad de la vida. En el monasterio cumplió las reglas impuestas para el noviciado pero no encontró la paz de Dios que esperaba. En el otoño de 1506 profesó como monje y un año después se ordenó sacerdote.

Con el propósito de estudiar teología para ocupar una cátedra en una de las muchas universidades alemanas regidas por los monjes, su amigo y consejero Johann von Staupitz, vicario general de los agustinos, le asignó en 1508 un curso introductorio de filosofía moral en la nueva Universidad de Wittenberg (fundada en 1502). En 1509 se licenció en teología y volvió a Erfurt, donde impartió clases y estudió (1509-1511). En noviembre de 1510 visitó Roma en representación de siete monasterios agustinos y cumplió los deberes religiosos acostumbrados para un visitante piadoso, pero la mundanalidad del clero romano le indignó.

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Al poco tiempo de reanudar sus deberes en Erfurt, fue enviado a Wittenberg para estudiar el doctorado de teología. En 1512 se doctoró y asumió la cátedra de Teología Bíblica que conservó hasta su muerte.

Lutero fue un predicador, profesor y administrador muy activo. Sus estudios del Nuevo Testamento para preparar sus clases le llevaron a creer que los cristianos se salvan, no por sus propios esfuerzos o méritos, sino por el don de la gracia de Dios, que ellos aceptan por la fe. Aunque los eruditos no se ponen de acuerdo en cuanto a la fecha exacta y el lugar de la experiencia, el acontecimiento, crucial en la vida de Lutero, lo hizo enfrentarse contra algunos de los principios fundamentales de la Iglesia católica.

El 31 de octubre de 1517 Lutero se convirtió en controvertida figura pública al exponer en el pórtico de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg sus 95 Tesis o proposiciones escritas en latín contra la venta de indulgencias (remisión, mediante un pago, de los castigos temporales impuestos por la comisión de los pecados) para la gran obra de los papas Julio II y León X: la construcción de la basílica de San Pedro en Roma.

Al margen de cómo se hicieron públicas sus proposiciones, causaron una gran conmoción y fueron traducidas de inmediato al alemán, logrando una amplísima difusión. Lutero defendió con energía sus opiniones en debates universitarios públicos en Wittenberg y en otras ciudades, provocando una investigación por parte de la Iglesia romana que culminó con la condena de sus enseñanzas (15 de junio de 1520) y con su excomunión (1 de enero de 1521) por el papa León X. En abril de 1521 fue convocado ante el emperador Carlos V en la Dieta de Worms y se le pidió que se retractase ante las autoridades seculares y eclesiásticas allí reunidas.

Se negó, asegurando que para hacerlo tendrían que refutar sus teorías con las Escrituras y la razón y que no es conveniente ir contra la conciencia. Su famosa declaración: “Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa”. El emperador condenó a Lutero, pero el elector de Sajonia, Federico el Sabio, lo recluyó en su castillo de Wartburg, donde Lutero emprendió su traducción del Nuevo Testamento del original griego al alemán, una contribución fundamental al desarrollo de la lengua alemana. Los desórdenes provocados en Wittenberg por sus seguidores más extremistas le obligaron a volver a la ciudad, en marzo de 1521, para restablecer la paz por medio de numerosos sermones.

Lutero continuó enseñando y escribiendo en Wittenberg, pero pronto se vio envuelto en las disputas que rodearon a las denominadas Guerras Campesinas (1524-1526). Los líderes de dicha revuelta, sobre todo Thomas Münzer (fundador de la secta de los anabaptistas), justificaron sus demandas basándose, de forma errónea, en los escritos de Lutero y aunque éste apoyó muchas de sus aspiraciones políticas, consideró erróneos sus argumentos teológicos. Cuando los campesinos recurrieron a la violencia, los denunció y apoyó los esfuerzos de los príncipes para restablecer el orden.

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Más tarde repudió la dureza y la política vengativa adoptada por los nobles y su actitud hacia la guerra le hizo perder muchos amigos y seguidores. En 1525, en medio de esta controversia, contrajo matrimonio con Catalina de Bora, una antigua monja. El matrimonio fue feliz y su mujer se convirtió en una colaboradora importante durante el resto de su vida. Después de articular su teología básica en sus primeros escritos —De la libertad del cristiano (1519), Manifiesto a la nobleza cristiana de la nación alemana (1520), La cautividad de Babilonia (1520), De la esclavitud del arbitrio (1525)— publicó su libro más famoso, Pequeño catecismo (1529).

Entre 1955 y 1976 se ha publicado la edición moderna de las obras de Lutero, que ocupa 54 volúmenes. Su Pequeño catecismo explica en un lenguaje sencillo y rico la teología de la Reforma evangélica comentando brevemente, en forma de preguntas y respuestas, temas tales como los Diez Mandamientos, el Credo apostólico, el Padrenuestro, el bautismo y la eucaristía. Al prohibírsele asistir a la Dieta de Augsburgo por estar excomulgado, Lutero delegó la defensa de los reformadores, formulada en la Confesión de Augsburgo (1530), en su colega y amigo, el humanista Philip Melanchthon. En 1532 terminó su traducción del Antiguo Testamento.

Mientras tanto, su influencia se extendió por el norte y el este de Europa, y su prestigio contribuyó a que Wittenberg se convirtiera en un centro intelectual. Su defensa de la independencia de los gobernantes respecto a la supervisión eclesiástica le ganó el apoyo de muchos príncipes, aunque después se interpretó de manera contraria a su intención original.

En 1537 la salud de Lutero empezó a deteriorarse. Preocupado por el resurgimiento del Papado y por lo que interpretó como un intento de los judíos de aprovechar la confusión surgida entre los cristianos para reabrir la cuestión del mesianismo de Jesús, se sintió responsable de semejante estado de cosas y escribió una violenta invectiva contra los judíos y otra contra el Papado y la facción más radical de los reformadores, los anabaptistas. En 1546 se solicitó su mediación en un conflicto surgido entre los dos condes que gobernaban en Mansfeld. Viejo y enfermo, acudió, resolvió el litigio y murió el 18 de febrero de 1546 en Eisleben.

Lutero no fue un teólogo a la usanza clásica, pero la sutilidad y complejidad de su obra, inspirada en su estudio riguroso del Nuevo Testamento y en el gran teólogo del siglo IV san Agustín de Hipona, ejerció una influencia muy importante.

Ley y Evangelio. Lutero sostuvo que Dios actúa sobre los seres humanos a través de la ley y de los Evangelios. La ley representa las exigencias de Dios como se expresa, por ejemplo, en los Diez Mandamientos y en los preceptos de Jesús en el Nuevo Testamento. Al margen de sus convicciones religiosas, todas las personas son conscientes de la ley y las tradiciones éticas de su cultura, aunque el pecado distorsione su interpretación. Para Lutero, la ley cumple dos funciones. Permite a los seres humanos mantener cierto orden en su mundo, su comunidad y sus propias vidas a pesar del profundo alejamiento de Dios, del mundo, de sus semejantes y de sí mismos provocado por el pecado original que introdujo el mal radical. Además, la ley acerca a los seres humanos a Cristo por la necesidad del perdón de los pecados.

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Dios también se relaciona con los seres humanos a través de los Evangelios, donde se narra el sacrificio de su Hijo para la salvación de la especie humana, a través de la justificación por la fe.

Pecado. Insistió en que los cristianos, desde que habitan este mundo, son pecadores y santos al mismo tiempo. Son santos en la medida en que creen en la gracia de Dios y no en sus propios actos. Sin embargo, el pecado es un aspecto permanente y omnipresente en la Iglesia, igual que en el mundo, y un santo no es un emblema moral, sino un pecador que acepta la gracia divina, de forma que, desde el ciudadano más respetado hasta el criminal más empedernido, todos necesitan el perdón de Dios.

Lo finito y lo infinito. Lutero pensaba que Dios se manifiesta ante los seres humanos a través de formas finitas y terrenales más que en su divinidad pura. Por ejemplo, se reveló a sí mismo en Jesucristo y se dirigió a nosotros hablando con las palabras humanas de los autores del Nuevo Testamento, y su cuerpo y su sangre son recibidos por los creyentes (según la frase de Lutero) “en, con y bajo” el pan y el vino de la Sagrada Comunión. Para Lutero, que derribó la tradicional distinción entre ocupaciones sagradas y seculares, los seres humanos trabajan para sí mismos y para el mundo cualesquiera que sean sus ocupaciones (que llamó vocaciones) como madres, padres, gobernantes o súbditos, carniceros o panaderos; todos son instrumentos de Dios, que trabaja en el mundo a través de ellos.

Teología de la cruz. Lutero afirmó que la teología cristiana es la teología de la cruz más que la de la gloria. Los seres humanos no pueden percibir a Dios por medio de la filosofía o la ética. Deben dejar a Dios que sea Dios y verlo donde Él quiere darse a conocer, a través de las Sagradas Escrituras. Para Lutero, Dios revela su sabiduría en la insensatez de los sermones; su poder, a través del sufrimiento, y el significado secreto de la vida, a través de la muerte de Cristo en la cruz. La máxima de los reformadores era: Sola fe, sola gracia, sola Escritura.

Ulrico Zuinglio. (1484-1531)

Llevó a cabo la Reforma en Suiza de forma paralela a la de Lutero en Alemania. Teólogo suizo, personaje de primera magnitud durante la Reforma en su país. Nació el 1 de enero de 1484 en Wildhaus (Sankt Gallen) y estudió en las universidades de Viena y Basilea. El espíritu liberal del humanismo influyó en Zuinglio durante los años de su formación. Recibió las órdenes sagradas en 1506 y fue destinado a la parroquia de Glarus, población bien conocida en aquellos días por ser centro de reclutamiento de mercenarios para los ejércitos de Francia.

En dos ocasiones ejerció Zuinglio como capellán de las tropas que combatían en suelo extranjero, experiencia que le conduciría a denunciar de forma pública la existencia de ejércitos mercenarios. Como venganza ante su actitud, ciertos oficiales de la localidad conspiraron contra él. Ello le puso en una situación incómoda, por lo que en 1516 aceptó un nombramiento en Einsiedeln, población situada en el sureste de Zurich.

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Durante su ministerio en esta población empezaron a asaltarle dudas relativas a ciertas prácticas religiosas. En 1516 cayó en sus manos la versión latina del Nuevo Testamento que Erasmo de Rotterdam había realizado a partir del original griego, texto que más tarde transcribió y memorizó al pie de la letra. Basándose en estos escritos y en otros textos sagrados, Zuinglio atacó en sus sermones ciertas enseñanzas y prácticas de la Iglesia que se habían apartado de un modo notable de la simplicidad del cristianismo original y de las Sagradas Escrituras.

Entre las prácticas que Zuinglio criticó se encontraban la veneración de santos y reliquias, las promesas de curaciones milagrosas y los abusos originados por la práctica de las indulgencias. El hecho de basar sus afirmaciones en las Escrituras le proporcionó un respaldo popular muy importante, por lo que el 1 de enero de 1519 fue nombrado predicador de la colegiata de Zurich.

Zurich era un importante núcleo humanístico, con una tradicional limitación de injerencia del Estado en el poder temporal de la Iglesia. Zuinglio atrajo muy pronto importantes audiencias a la catedral para escuchar su explicación de las Sagradas Escrituras a partir de los textos originales hebreo y griego, análisis que él realizaba libro a libro, capítulo por capítulo, partiendo del Evangelio según san Mateo. Esta versión oral de las Escrituras chocaba de modo rotundo con la tradición eclesiástica, ya que los sacerdotes habían basado sus sermones en las interpretaciones de la Vulgata y en los escritos de los Padres de la Iglesia. En 1519, un seguidor suyo puso a su disposición una imprenta, lo que permitió que sus ideas se difundieran más allá de la ciudad.

Ese mismo año Zuinglio conoció y estudió los escritos de su coetáneo Martín Lutero. Animado por la actitud de éste frente a la jerarquía eclesiástica alemana, convenció al Consejo de Zurich para que prohibiera toda enseñanza religiosa que no estuviera basada en las Escrituras. Entre estas enseñanzas se encontraba la prohibición de la Iglesia de comer carne durante la Cuaresma. Un grupo de seguidores de Zuinglio incumplió con intención ese precepto en 1522, hecho que originó su detención. No obstante, Zuinglio los defendió con energía, por lo que tan sólo se les impuso un castigo simbólico.

Enfurecido por la conducta de Zuinglio, el papa Adriano VI le prohibió predicar y pidió al Consejo de Zurich que le condenara como hereje. En enero de 1523, Zuinglio compareció ante el Consejo para defenderse de dichas acusaciones. En este acto reivindicó la supremacía de las Sagradas Escrituras sobre el dogma de la Iglesia, atacó el culto a las imágenes, a las reliquias y a los santos y se opuso a la concepción sacramental de la eucaristía y al celibato.

Después de su deliberación, el Consejo se mostró de acuerdo con las tesis de Zuinglio y decidió la independencia del cantón de Zurich con respecto a la jurisdicción del obispo de Constanza, al tiempo que mantenía en vigor la prohibición de realizar cualquier predicación que no estuviera basada en las Sagradas Escrituras. La adopción de estas medidas supuso la adopción oficial de la Reforma por parte del Consejo.

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Zuinglio dejó claro su nuevo estado en 1524, al contraer matrimonio con Anna Reinhardt, viuda con quien había estado viviendo de forma pública con anterioridad.

Zurich, bajo la nueva regulación reformadora, se convirtió en una teocracia regida por Zuinglio y una magistratura cristiana. Se establecieron reformas radicales, como la conversión de los monasterios en hospitales, la exclusión de las imágenes sagradas de los templos, la eliminación de la misa y de la penitencia, entre otras disposiciones.

Amigos de Lutero y de Zuinglio, preocupados por las diferencias doctrinales y políticas existentes entre ambos, lograron que se encontraran en 1529. El encuentro se produjo en Marburgo y la reunión, que se conoce como el Coloquio de Marburgo, resultó un fracaso, ya que estas dos personalidades no lograron ponerse de acuerdo en numerosas cuestiones, entre las que destacan los problemas teológicos de la consubstanciación y de la transubstanciación.

Dos son las obras fundamentales de Zuinglio. La exposición y la prueba de las tesis (1523) ofrece las 67 tesis de su doctrina que presentó en la disputa pública que mantuvo entonces. Dos años más tarde, en 1525, publicó su obra principal, De vera et falsa religione commentarius, en la que ofreció con mayor profundidad un análisis sistemático de su doctrina y que dedicó al monarca francés Francisco I.

Juan Calvino (1509-1564)

Era de Francia, aunque su ministerio lo realizó casi por completo en Ginebra. Fue el que recopiló las doctrinas de la Reforma para los protestantes. Teólogo francés, reformador de la Iglesia, humanista y pastor, a quien las sectas protestantes de la tradición reformada consideran el principal exponente de sus creencias.

Calvino nació en Noyon el 10 de julio de 1509. Recibió enseñanza formal para el sacerdocio en el Collège de la Marche y en el Collège de Montaigue, dependientes de la Universidad de París. Alentado por su padre a dedicarse al Derecho en lugar de a la Teología, Calvino ingresó también en las universidades de Orleans y Bourgues. Junto a varios amigos empezó a interesarse por los movimientos humanístico y reformista, y emprendió estudios sobre la Biblia griega. En 1532 publicó un comentario sobre el De Clementia de Séneca, poniendo de manifiesto su preparación como erudito humanista.

Su asociación con Cop, que acababa de ser elegido rector de la Universidad de París, obligó a ambos a huir cuando Cop anunció su apoyo en 1535 a Martin Lutero. Aunque pocas veces se refirió a este tema, Calvino estuvo sometido a una experiencia religiosa personal más o menos por esta época.

Durante los dos años siguientes Calvino viajó con frecuencia, evitando las autoridades eclesiásticas mientras estudiaba, escribía y disertaba a partir de la Biblia y la tradición cristiana los principios básicos de su teología. En 1536 publicó la primera edición de su Institución Cristiana, un conciso y provocativo trabajo que le situó en la vanguardia del protestantismo como pensador y predicador.

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Durante el mismo año Calvino visitó Ginebra camino de Estrasburgo y fue invitado por Guillermo Farel a participar en el movimiento reformista de la ciudad. Calvino permaneció en Ginebra con Farel hasta 1538, cuando la ciudad votó contra Farel y los dos fueron invitados a marcharse. Calvino concluyó su interrumpido viaje a Estrasburgo y participó en la vida religiosa de esa comunidad hasta septiembre de 1541. Durante su estancia en Estrasburgo, Calvino se casó con Idelette de Bure, que era viuda. El matrimonio tuvo un hijo, que murió en la infancia. En Estrasburgo Calvino publicó además el primero de sus numerosos comentarios sobre los libros de la Biblia.

En 1541 los ginebrinos convencieron a Calvino para que regresara y les dirigiera de nuevo en la reforma de la Iglesia. Permaneció en esa ciudad el resto de su vida, excepto los breves viajes en defensa de la reforma de la Iglesia. Su esposa murió en 1549, y no se volvió a casar. Aunque recibió casa y salario del Gobierno, no tuvo cargo oficial y no se hizo ciudadano de Ginebra hasta 1559. Hasta la derrota de la familia Perrin en 1555 hubo una importante oposición al liderazgo de Calvino en la ciudad.

Calvino redactó el borrador de las nuevas ordenanzas que el Gobierno modificaría y adaptaría como constitución de Ginebra, regulando a la vez temas sagrados y profanos. Calvino apoyó también el establecimiento de un sistema de escuelas municipales para todos los niños, con una academia en Ginebra como centro de formación para los estudiantes más adelantados. En 1559 inauguró la academia, con Theodore Beza como rector, que muy pronto se convertiría en una verdadera universidad.

Calvino se propuso mejorar la vida de los habitantes de la ciudad de Ginebra de muchas formas. Defendió la creación de hospitales, alcantarillado, barandillas protectoras en los pisos altos para evitar que los niños se cayeran, atención especial para los pobres y los enfermos y la introducción de nuevas industrias. Promocionó el uso del francés en las iglesias, y contribuyó de forma muy personal a su formación como lengua moderna con sus escritos en lengua vernácula.

Sin embargo los escritos de Calvino han resultado ser su contribución más duradera a su Iglesia. Compuso himnos y animó a otros a hacerlo. El famoso salterio ginebrino, compuesto en su mayor parte por su colega Louis Bourgeois, se convirtió en el modelo de muchos himnos protestantes. Compuso un influyente catecismo, cientos de cartas a compañeros reformistas, y comentarios sobre casi todos los libros de la Biblia. Se recopilaron además sus escritos y sermones.

Calvino nunca gozó de buena salud; sufría asma crónica y catarro. Estuvo muy delicado a causa del violento ataque de fiebre cuartana en 1558. Murió el 27 de mayo de 1564 y fue enterrado en una sepultura anónima en Ginebra.

La teología de Calvino. Según Calvino, la Biblia especificaba la naturaleza de la teología y de todas las instituciones humanas. Por eso sus exposiciones doctrinales comenzaban y concluían en las Escrituras, aunque citaba con frecuencia a los padres de la Iglesia y a importantes pensadores católicos medievales.

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Buscó minimizar la especulación sobre asuntos divinos y acercarse en su lugar a la Palabra de Dios. También exhortó a la Iglesia a recuperar su vitalidad y pureza original. En Institución Cristiana, la obra maestra de Calvino y que por lo menos revisó cinco veces entre 1536 y 1559, se propuso la articulación de la teología bíblica de una manera razonable, siguiendo los artículos del credo apostólico. Los cuatro libros de la edición definitiva (1559) se centran en los artículos "Padre", "Hijo", "Espíritu Santo", e "Iglesia".

Calvino subrayó la trascendencia de la soberanía de Dios, la naturaleza de elección y predestinación, los pecados de orgullo y desobediencia, la autoridad de las Escrituras, y la naturaleza de la vida cristiana. Cada una de estas enseñanzas ha sido utilizada en algún momento por sus seguidores como doctrina central del calvinismo. Calvino sin embargo pretendía exponer la enseñanza bíblica sobre varios asuntos de su tiempo, a la luz de particulares controversias dentro de la Iglesia. Su teología ha sido reconocida como subyacente en la tradición paulino-agustiniana; Calvino intentó seguir lo que entendía como un camino intermedio entre un énfasis exclusivo en la divina providencia y un exclusivo hincapié en la responsabilidad humana.

John Knox, (c. 1513-1572)

Fue reformador en Escocia. Vivió una vida profunda de oración y llegó a exclamar: "Oh Dios, dame Escocia para Cristo o me muero".

Nació en Haddington y estudió en la Universidad de Glasgow. Ya era sacerdote católico, cuando en 1543 se sintió atraído por los sermones del reformador escocés George Wishart y se hizo protestante. En 1546 Wishart murió ejecutado por hereje en Saint Andrews y Knox predicó en el castillo y la parroquia del lugar. Le hicieron prisionero en 1547 cuando una flota francesa tomó Saint Andrews; pasó un año y medio en las galeras francesas hasta que gracias a la intervención de Eduardo VI, rey de Inglaterra, fue liberado. A su vuelta a Inglaterra ingresó en la Iglesia anglicana y en 1511 fue nombrado capellán real.

Cuando María Tudor, católica, se convirtió en María I (1553), reina de Inglaterra, Knox huyó a Génova, donde conoció al reformador protestante francés Juan Calvino. Allí permanecería hasta 1559, exceptuando una visita que hizo a Escocia en 1555. A su regreso estableció contacto con los nobles protestantes escoceses (los Señores de la Congregación) y escribió su tratado El primer toque de trompeta contra el régimen monstruoso de las mujeres (1558), una invectiva contra el gobierno de las mujeres, dirigida claramente contra la regente católica de Escocia, María de Guisa, que gobernaba en nombre de la reina, su hija María.

Cuando volvió a Escocia, en 1559, apoyó la rebelión protestante contra la regencia. Sus sermones en Perth y Saint Andrews consiguieron que estas ciudades defendieran su causa, y sus esfuerzos en Edimburgo estimularon el desarrollo de un partido antigubernamental fuerte. Los reformadores protestantes, sin embargo, no podían luchar solos y con éxito contra la regente, a quien apoyaban las tropas francesas.

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Por consiguiente, Knox convenció a Isabel I de Inglaterra para que interviniera. Con la ayuda inglesa, favorecido por la muerte de María de Guisa y la retirada de las tropas francesas, el partido protestante se hizo con el control del gobierno escocés. El 17 de agosto de 1560, la confesión de fe de los reformadores protestantes, escrita sobre todo por Knox, fue adoptada por los estamentos y el Parlamento escocés y se convirtió en el credo durante dos siglos.

La vuelta a Escocia de la reina católica María, al año siguiente, revivió todas las viejas rencillas y provocó otras nuevas. Como ministro de la catedral de Saint Giles de Edimburgo, Knox condenó en público la conducta personal y la política del gobierno de María. Un sermón en esta catedral produjo la primera de una serie de entrevistas personales entre María y Knox, cuyo registro constituye una gran parte de su obra póstuma Historia de la Reforma en Escocia (publicado en 1581 y 1664).

La violenta oposición de Knox a María le alejó de uno de sus principales partidarios, James Stuart, conde de Moray, hermanastro de María y uno de sus principales consejeros; pero el matrimonio (1565) de María con el católico Henry Stewart, lord Darnley, volvió a unirlos, ante lo que ambos consideraban una amenaza para el nuevo protestantismo.

Los acontecimientos de los dos años siguientes (el asesinato de Darnley, el matrimonio de María con James Hepburn, cuarto conde de Bothwell, y su huida a Inglaterra) devolvieron el control al partido protestante. Moray se convirtió en regente, y las leyes de 1560 en favor de la religión reformada fueron ratificadas por el Parlamento escocés. La influencia de Knox siguió siendo considerable, y sus sermones en la coronación de Jacobo VI de Escocia (futuro Jacobo I, rey de Inglaterra) y en la apertura del parlamento escocés tuvieron la categoría de manifiestos públicos.

En 1572 se retiró a Saint Andrews, donde terminó de escribir su último libro, Respuesta a un jesuita escocés (1572). Murió el 24 de noviembre de ese mismo año.

Casiodoro de Reina (1520-1594)

Reformador español. Primer traductor de la Biblia en castellano. Nacido en Montemolín (entonces Reino de Sevilla, actualmente Extremadura) en 1520 aprox. Y fallecido en Francfort en 1594. Con otros, abandonó el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo, próximo a Sevilla, en 1557, al descubrirse la comunidad protestante Sevillana, fijando su residencia en Ginebra.

Su deseo de ponerse a salvo del Santo Oficio, diferencias con sus nuevos correligionarios, las intrigas de Felipe II (que puso espías cerca de él y precio a su cabeza), necesidades económicas, la política española en Flandes y la impresión de su traducción de la Biblia - la primera completa al castellano de los originales - le obligaron a cambios constantes de domicilio. Así lo vemos en Francfort, Londres, Amberes, Bergerac, Castillo de Montargis, Basilea y Estrasburgo.

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Como traductor, se le debe la conocida como Biblia del Oso (Basilea, 1569) y la traducción al francés de Historia Confessionis Augustanae (Amberes, 1582). Fue el autor de la Declaración o Confesión de Fe hechas por ciertos fieles españoles, que huyendo de los abusos de la Iglesia Romana y la crueldad de la Inquisición de España, hicieron a la iglesia de los fieles para ser en ella recibidos (Francfort, 1577); de comentarios a porciones de los Evangelios de San Juan y San Mateo (aparecidas en latin en 1573, Francfort) y de un Catecismo (1580), publicado en latín, francés y holandés. También redacto unos Estatutos para una sociedad de ayuda a los pobres y perseguidos, en Francfort, que ha llegado hasta nosotros.

En el Auto de Fe de la inquisición de Sevilla, el 26 de abril de 1562, fue quemado en efigie y figuró en el Índice como autor de primera clase. Al morir le sucedió en el pastorado de la comunidad luterana de habla francesa en Francfort uno de sus hijos, Marcos. Allí se conserva un retrato suyo al óleo que reza así: "Casiodoro de Reina, nacido en Sevilla...".

Cipriano de Valera (1531-1602)

Revisó la Biblia traducida por Casiodoro de Reina. Ambos han prestado un gran servicio a los creyentes en España. Escritor español que nació en 1531 en Valera la Vieja (Herróbriga), entonces perteneciente al Reino de Sevilla.

Cipriano abandonó las opiniones del clero romano, se retiró a Inglaterra y fue maestro de artes en Oxford. Emprendió la revisión de la versión española de la Biblia publicada en Basilea en 1569 por Casiodoro de Reina, empleando veinte años en ella, y para cuidar de la impresión de la obra se trasladó a Holanda. Además de este trabajo, que vio la luz en Ámsterdam en 1602, se deben a Valera dos tratados: sobre el papa y su autoridad, y sobre la misa; la revisión española de las instituciones cristianas de Calvino; una edición del Nuevo Testamento y otros libros.

Religioso en el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo, abrazó la reforma, y con varios de sus compañeros, logró escapar a Ginebra. Su obra principal es la traducción de la Biblia, basada en la de Casiodoro de Reina.

Fue el más diligente y prolífico de todos los escritores adheridos a la causa reformada. Nació en Sevilla y entró de joven en el monasterio de San Isidro del Campo, donde aceptó la Reforma. Huyó de allí ya antes de iniciarse la persecución, en 1555, y se refugió en el extranjero. En Ginebra, en Holanda, en Inglaterra, dondequiera que residió el fugitivo, pero especialmente en este último punto, hizo crujir las prensas con los escritos de su pluma. Su obra más extensa lleva por título: "dos tratados, del papa y de la misa".

En el primero se refiere al papa y a su autoridad, y a lo que, concerniente a este punto, enseña la Sagrada Escritura y los doctores y concilios antiguos.

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El segundo se refiere a la Misa, aportando datos procedentes de las mismas fuentes. El propósito de ambos tratados es el de demostrar con la palabra de Dios la falta de base del sistema papal y de la misa.

La idea principal del tratado es presentar a Cristo como el único mediador entre Dios y los hombres. Al fin del tratado se ocupa del verdadero sacerdote y del verdadero sacrificio hecho por el Sumo Sacerdote, Jesucristo.

Cipriano de Valera atestiguó el respeto y la estima que sentía por el reformador de Ginebra (Calvino) traduciendo sus "Instituciones Cristianas" al castellano.

Sus folletos, de carácter popular, eran escritos pensando en las masas, y en el lenguaje que éstas comprenden y gustan. En último término, lo que procuraba era disipar la obcecación (la ceguera tenaz) de los "líderes religiosos", que son la minoría, y la ignorancia del pueblo, que es la mayoría, sobre puntos de capital importancia, no sólo para los individuos como seres humanos aislados, sino también para la convivencia social; obcecación e ignorancia que habían hecho posible una hecatombe, de la cual, como desterrado, él mismo estaba sufriendo las consecuencias.

La obra de Valera que más fama le ha aportado ha sido su versión de la Biblia. Fue impresa en Ámsterdam en 1602. Al escribirla, Valera sigue fielmente la traducción de Casiodoro de Reina, con muy ligeras enmiendas en el lenguaje y en los sumarios de los capítulos. Esta versión es la de general aceptación todavía entre los cristianos actuales de habla española. Considerando que la labor de Valera se limitó a la corrección lingüística de la traducción de Reina, merece en justicia, que se la denomine la versión Reina-Valera y no sólo de Valera.

Julián Hernández.

Más conocido por Julianillo. Fue uno de los grandes héroes de la Reforma en España por su trabajo de colportor. Traía Biblias en lenguaje castellano para los creyentes reformados que había en nuestra Península. Le echó mano la Inquisición, le torturó en varias ocasiones no pudiendo sacarle ni un sólo nombre de los demás hermanos. Murió condenado a la hoguera. Sin lugar a dudas, Julianillo es uno de los grandes mártires que ha tenido nuestra Patria en el tiempo de la Inquisición. Su ejemplo aun perdura y anima a muchos creyentes a enfrentar la senda de la cruz y el sendero del discipulado cristiano.

Así le sucedió a Julián Hernández cuando mostró un Nuevo Testamento a un herrero. Este de inmediato lo denunció a la Inquisición y Juan pagó su atrevimiento con la muerte. Pero esto merece una mención especial más extensa. Los creyentes españoles que estaban en el exilio trataban de introducir las Biblia de contrabando, pero no encontraban a algún agente español que intentará introducirlas. Pero al fin un humilde individuo tuvo el coraje y la habilidad de realizarlo. Este fue Julián Hernández, quien a causa de su poca estatura le decían Julianillo. Como ya dijimos, Julianillo fue denunciado y puesto preso.

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Ninguno de los tormentos a que fue sometido lograron hacer que denunciara a sus hermanos en la fe. Tres años permaneció preso y el 22 de diciembre de 1560 rindió su heroica vida al Señor luego de besar la hoguera en que sería quemado vivo. Pero este mártir de la Reforma en España es sólo un soldado de ese ejército anónimo que trató de dar la Biblia al pueblo español.

DISCIPULOS EN EL RACIONALISMO (Siglos XVII-XVIII)

John Bunyan (1628-1688)

Jorge Fox (1624-1691)

John Elliot (1605-1690)

El Conde de Zinzendorf (1700-1760)

John Wesley (1703-1791)

George Whitefield (1714-1770)

David Brainerd (1718-1747)

Antes de ver algunos de los discípulos de Jesús en el periodo denominado del Racionalismo, en el siglo XVIII, debemos definir esta corriente filosófica. Para comenzar debemos decir que las luchas doctrinales y las guerras religiosas de los siglos anteriores desde la Reforma, y el desgaste que esto produjo en la sociedad, llevó al hombre occidental al otro extremo: tratar de extirpar toda raíz religiosa de la mente humana y sacar a Dios de la vida diaria, para “encerrarlo” en las paredes de la mente y el control humano. De esta forma se levantó un ídolo “racional” que va a exigir sometimiento y adoración a la mente del hombre; y cuyos “sacerdotes” serían los filósofos e intelectuales de turno. Esta filosofía se ha desarrollado ampliamente en todos los sectores de la sociedad moderna y ha alcanzado a influir de forma general la corriente de pensamiento hasta nuestros días.

Frente a estas corrientes de pensamiento incrédulo, Dios levantó hombres de fe, llenos del Espíritu Santo y de valor para no doblegarse –como antaño lo hicieran Ananias, Misael y Azarias ante la estatua erigida por el rey Nabucodonosor- ante los ídolos levantados por los hombres. Veamos algunos datos mas sobre esta corriente filosófica.

Racionalismo (del latín, ratio, razón). Doctrina filosófica cuya base es la omnipotencia de la razón humana. Según el racionalismo teológico, la autoridad de la revelación y la autoridad de la jerarquía eclesiástica han de ser substituidas por la razón; concluye la negación de la verdad sobrenatural... En filosofía, sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la percepción.

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El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, el cual creía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertos universales, verdades evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias.

Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el francés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.

El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del año 1800, el racionalismo ha jugado sobre todo un papel antirreligioso en la teología. Hay que decir también que esta corriente racional ha influido negativamente en muchos de los llamados teólogos, extirpando de la revelación de las Escrituras buena parte de la verdad revelada.

Por tanto, Dios levantó en esta época hombres llenos de la Palabra de verdad, amantes de la justicia y de la proclamación del evangelio eterno.

John Bunyan, (1628-1688)

Escritor y pastor puritano, autor de El peregrino, una de las alegorías religiosas más famosas de la literatura inglesa.

Bunyan nació en noviembre de 1628 en Elstow, cerca de Bedford. Hijo de un hojalatero, aprendió el oficio de su padre y a los 17 años luchó en el ejército parlamentario durante la guerra civil. En 1648, se casó con Margaret Bentley, miembro de una de las sectas puritanas de la época, en la que ingresó tras experimentar una conversión genuina. La lectura de Comentario a los gálatas, de Martin Lutero, le impresionó profundamente por encontrar en el libro su propia experiencia espiritual.

En 1655 se convirtió en uno de los líderes de una congregación de inconformistas de Bedford y empezó a pronunciar sermones como predicador laico en los que expuso las experiencias de su conflicto espiritual. Después de morir su esposa, volvió a casarse y se convirtió en un predicador famoso que reunía grandes audiencias, lo que levantó las iras del clero oficial que no admitía la libertad de predicación de los ignorantes o de los que no estaban ordenados. Su declaración teológica más importante de esta época se encuentra en La doctrina de la ley y la gracia (1659).

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Tras la restauración de Carlos II en 1660, los puritanos perdieron el privilegio de la libertad de culto y se declaró ilegal toda liturgia que no estuviera de acuerdo con la Iglesia anglicana. Bunyan, que persistió en sus prédicas prohibidas, acabó en la prisión del condado de Bedford de 1660 a 1672, aunque durante este tiempo se le permitió cierta libertad y pudo sostener a su familia haciendo cordones de zapatos.

Mientras estuvo en la cárcel, su biblioteca consistió en la Biblia y El libro de los mártires del teólogo John Fox. Estudiando el contenido y estilo literario de estas obras, empezó a escribir folletos y libelos. Antes de salir escribió la primera de sus obras importantes, su autobiografía espiritual, Gracia abundante, al mayor de los pecadores (1666). Esta obra ha sido y es de gran consuelo para todos aquellos creyentes que experimentan tiempos de gran tribulación y angustia por su fe.

En 1675 volvió a prisión durante seis meses por negarse a dejar de predicar; probablemente fue donde escribió la mayor parte de su obra principal, El peregrino. Viaje de un cristiano a la ciudad celestial, una alegoría del peregrinaje de un alma en busca de la salvación. La primera parte se publicó en 1678, la segunda en 1684. Durante su vida vio diez reediciones, y en su momento fue el libro más leído en Inglaterra después de la Biblia y ejerció una gran influencia en los escritores ingleses posteriores. Famoso por su estilo sencillo y bíblico, El peregrino está considerado como una de las mejores alegorías de la literatura inglesa, y ha sido traducido a muchos idiomas.

En los últimos años de su vida, Bunyan fue reconocido mundialmente, además de como clérigo puritano, como uno de los escritores más importantes. Aunque dedicó la mayor parte del tiempo al cuidado pastoral de su congregación, siguió publicando tratados teológicos, sermones y poesía. Murió de neumonía el 31 de agosto de 1688 en Londres. Obras suyas son Vida y muerte de mister Badman (1680), una descripción de la vida de un depravado en la que condena los vicios de la sociedad de la Restauración, y La guerra santa (1682), una alegoría religiosa y social.

Jorge Fox (1624-1691)

Fundador de "Los Cuáqueros" o Sociedad de los amigos. Nació en Leicestershire (Inglaterra) fue aprendiz de zapatero y es evidente que no recibió educación formal. En 1643 dejó a la familia a los amigos y viajó en busca de “luz”. Después de prolongadas y dolorosas luchas, en 1646 llegó a confiar en la “luz interior del Cristo viviente”.

Abandonó la concurrencia a la iglesia, descartó como triviales las controversias religiosas y en 1647 comenzó a predicar que la verdad ha de ser hallada en la voz de Dios hablándole al alma: de aquí el distintivo “Amigos de la verdad”, posteriormente abreviada como “Amigos”. En 1649 fue encarcelado por interrumpir un servicio religioso en Nottingham con una apasionada apelación tomada de las Escrituras en que presentaba al Espíritu Santo como autoridad y guía.

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En 1650 fue encarcelado en Derby como blasfemo, y allí un juez apodó al grupo “Quakers” (“tembladores”), después que Fox había exhortado a los magistrados a “temblar ante la palabra del Señor”.

Su espíritu estaba mucho más desarrollado que el de algunos de sus colaboradores y su disciplina de silencio tuvo una sobria influencia.

Pasó seis años en diferentes prisiones, a veces bajo condiciones terribles. Promovió campaña en contra del régimen carcelario y otros males sociales. Sus últimos años los pasó en la zona de Londres trabajando hasta el fin para ayudar a otros, promoviendo escuelas y predicando en pro de una mayor tolerancia; todo esto pese a sufrir de mala salud, causada por las penalidades sufridas en las prisiones. Después de su muerte se publicó en 1694 Diario de Jorge Fox.

Veamos ahora algo sobre las características de los cuáqueros o sociedad de amigos, fundada por Jorge Fox.

Sociedad de los Amigos. Los cuáqueros. Nombre de una comunidad de cristianos protestantes, más conocidos como cuáqueros. La base de su fe está en creer que la revelación divina es inmediata e individual y que todas las personas pueden sentir la palabra de Dios en sus almas si hacen todos los esfuerzos para oírla y actuar conforme a ella; esta revelación puede recibir el nombre de "luz de adentro”, "Cristo dentro" o "luz interior". Los primeros cuáqueros identificaban este espíritu con el Cristo histórico. Estaban en contra de un credo formal, cuyo culto se basa en el silencio; tampoco querían apoyarse sólo en el clero, un grupo alejado del mundo y a quienes además debían pagar, considerando que cualquier participante podía ser receptor de la palabra de Dios.

Creencias: Dado su convencimiento de que existe algo de Dios en cada persona, los cuáqueros hacen especial hincapié en la bondad del ser humano. Sin embargo, al mismo tiempo reconocen la existencia de la maldad humana, y trabajan lo más posible para eliminarla. El cuaquerismo es una forma de vida en la que sus adeptos viven de acuerdo con los principios cristianos. La verdad y la sinceridad son palabras que pueden considerarse sinónimas del ser cuáquero. En su intento por emular a Cristo, los cuáqueros tratan de eliminar todo tipo de lujo y buscan la simplicidad en el vestir, en sus modales y en su hablar. Hasta los últimos años del siglo XIX mantuvieron ciertas formas de expresión, más informales, cuyo empleo servía para nivelar el trato entre las distintas clases sociales, y demuestra el verdadero sentimiento de compañerismo integral que estaba impreso en las enseñanzas de los cuáqueros.

Tanto en el plano administrativo como organizativo, no hay ninguna discriminación entre los sexos dentro de la sociedad. La calificación de los miembros se basa en sus principios morales y religiosos, y en la disposición del candidato para aceptar y realizar sus obligaciones como miembro de la comunidad.

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Sostienen reuniones para la celebración del culto, por lo general una o dos veces por semana; con ellas buscan ayudar a sus miembros a sentir la presencia de Dios, y que ésta se transforme en una guía espiritual en sus vidas.

Sus orígenes: Para buscar sus orígenes hay que remontarse a la época de la Reforma. Muchas de las doctrinas de los cuáqueros fueron tomadas de grupos religiosos más antiguos, sobre todo de los anabaptistas y de los independientes, grupos que creen en el liderazgo de los laicos, en las congregaciones independientes y en la total separación de la Iglesia y del Estado. Sin embargo, esta sociedad, a diferencia de muchos de sus predecesores, no comenzó como una organización religiosa formal.

En un principio, los cuáqueros eran seguidores de un predicador laico, el inglés George Fox, quien en 1647, comenzó a predicar la doctrina de "Cristo dentro"; más adelante, este concepto se fue desarrollando y enfocando más hacia la idea de "luz interior". A pesar de que Fox no buscaba establecer una entidad religiosa independiente, muy pronto sus seguidores comenzaron a agruparse y a formar una organización autónoma, haciéndose llamar por nombres tales como los de Hijos de la Luz, Amigos de la Verdad y, más adelante, Sociedad de los amigos.

El nombre de cuáqueros, por el que fueron popularmente conocidos, lo recibieron por los agitados movimientos que realizaban antes de sus momentos de revelación divina (en inglés to quake significa temblar). La primera exposición completa que hubo de la doctrina de la "luz interior" fue escrita por el cuáquero escocés Robert Barclay en Apología de la verdadera divinidad cristiana y en adelante, lo mismo es sostenido y predicado por la gente llamada despreciativamente cuáqueros (1678), considerada como el trabajo teológico más importante de esta sociedad.

La Sociedad de los amigos fue víctima de persecuciones desde que se formaron como grupo. Interpretaban de forma literal las palabras de Cristo en las escrituras, en especial las siguientes "No juréis de ninguna manera" (Mt. 5,34) y "No resistáis al mal" (Mt. 5,39). De acuerdo con ellas, estaban en contra de prestar juramentos, predicaban en contra de la guerra, incluso el no devolver con agresión las agresiones recibidas, y con bastante frecuencia encontraban motivos para estar en contra de la autoridad de la Iglesia o del Estado.

Dado que rechazaban toda organización religiosa, no pagaban el diezmo a la Iglesia de Inglaterra, es más, se reunían en público para celebrar el culto, una contravención del Acta Conventual de 1664, que prohibía las reuniones de culto en otro lugar que no fuera la Iglesia de Inglaterra. A pesar de ello, hubo cientos de personas que se sintieron atraídas por las enseñanzas de los cuáqueros, tanto en Europa como en América.

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Durante el siglo XIX, surgieron ciertas diferencias de opinión respecto a la doctrina central, problemas que con el tiempo se fueron afianzando. Como resultado de estas divergencias, dentro de la comunidad surgió un espíritu nuevo. La mayoría de ellos abandonaron sus extrañas formas de vestir y de hablar, como también su actitud hostil hacia las artes y la literatura, asuntos que hasta entonces eran considerados mundanos. Los cuáqueros han destacado siempre por su espíritu solidario. En 1947 los comités británico y estadounidense del Socorro Cuáquero Internacional, recibieron el Premio Nóbel de la Paz.

John Elliot. (1605-1690)

Uno de los primeros misioneros - y tal vez el más grande - entre los indígenas norteamericanos fue Juan Elliot, a quien a menudo se le llama el "Apóstol de los indígenas". Pero a pesar de la grandeza que alcanzó como misionero, la vocación principal de Elliot fue su ministerio en la iglesia de Roxbury. Fue un ministro congregacional, padre la iglesia de Nueva Inglaterra colonial, no un misionero en el sentido estricto de la palabra. Sin embargo, su devoción a la tarea de llevar el cristianismo a los indígenas lo convirtió en uno de los grandes líderes misioneros de la historia. Muchos de sus métodos subsisten a través del tiempo.

Juan Eliot nació en Inglaterra y se educó en Cambridge, donde después de prepararse para el ministerio se graduó en 1622. Aunque fue ordenado en la Iglesia Anglicana, no era un conformista y por eso cualquier púlpito que tuviera en Inglaterra sería inseguro y de alcance limitado. Así que, después de trabajar de maestro por varis años con el gran padre puritano Thomas Hooker, salió para Norteamérica donde sus oportunidades para el ministerio eran muchas. En el verano de 1933 llegó a Massachussets. Esta colonia todavía no había cumplido dos años desde su fundación.

Aunque la vida de Nueva Inglaterra le parecía a Eliot remota y falta de civilización, pronto se sintió allí bastante cómodo. Antes de un año sus tres hermanas y su novia se unieron a él en el Nuevo Mundo. Después de pasar un año en Boston como pastor auxiliar, Eliot aceptó una invitación a pastorear la iglesia de Roxnury era un pequeño caserío la iglesia de Roxbury, donde se habían establecido muchos amigos de avanzada, a sólo tres kilómetros de Boston. Allí se casó Juan Eliot con Hanna Mumford, en ceremonia civil, en octubre de 1632. esta fue la primera boda registrada en ese pueblo.

Como les sucedió a muchos pastores coloniales, los primeros años del ministerio de Eliot los dedicó a satisfacer las necesidades de su congregación. Había indígenas cerca, pero sus visitas ocasionales a Roxbury llamaba poco la atención. Ellos eran pacíficos, y los colonos se acostumbraron a su presencia y pensaban poco en su evangelización. Lo peor es que muchos habitantes de Nueva Inglaterra, incluso algunos ministros del evangelio, consideraban el incremento en la mortalidad de los indígenas, debido a las enfermedades importantes de Europa, como el medio divino para "limpiar la tierra" para "su pueblo". Ellos pensaban que los indígenas eran un desagradable estorbo que retardaba el progreso de la civilización.

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Sólo en 1644, Elliot le predicó su primer sermón a un grupo de indígenas que vivían cerca. Esa fue la primera prueba definitiva de su capacidad para comunicar sus ideas con eficacia, y él quería tener éxito. A pesar de sus esfuerzos, su mensaje cayó en oídos sordos; los indígenas "no le dieron importancia, ni le pusieron atención, sino que estaban inquietos y despreciaron lo que yo dije".

Un mes después, Eliot predicó nuevamente, esta vez a un grupo mayor de indígenas que se congregaron en la casa de Waban. La reacción al sermón mejoró mucho. Los indígenas escucharon con atención durante más de una hora, y al terminar el sermón, hicieron preguntas. Eliot describió después esas preguntas como "curiosas, maravillosas e interesantes". Eliot respondió a algunas de las preguntas pero después, con buen conocimiento de los métodos misioneros, no contestó más preguntas y "resolvió dejarlos con el deseo de preguntar más". Antes de salir del campamento, Eliot repartió regalos, incluyendo entre estas carnes, dulces y manzanas. Él saboreó el éxito por primera vez y se "despidió con muchas invitaciones a volver".

Dos semanas después de esta animadora reunión, Eliot regresó acompañado de dos pastores y un laico, como en las primeras visitas. Vinieron más indígenas curiosos y la reunión fue provechosa. Después de la oración para comenzar, Eliot dirigió a los niñitos en la recitación del catecismo y, por su puesto, los padres aprendían mientras escuchaban. Entonces predicó sobre los Diez Mandamientos y el amor de Cristo. Algunos indígenas respondieron con lágrimas. Luego siguió la sesión de preguntas, de las cuales la más difícil fue: ¿Por qué ningún hombre blanco nos ha dicho estas cosas antes?.

Eliot siguió haciendo viajes cada dos semanas al caserío de Waban en los meses siguientes, dando lecciones de catecismo y sermones evangelisticos que preparaban con cuidado y practicaba en el difícil idioma algonquino. Aunque él mismo tenía gran parte del ministerio, siempre reclutaba a otros para que lo ayudaran, entre los cuales se encontraban pastores vecinos y sus propios feligreses. El entusiasmo de ellos lo animaba y hacía que la misión siguiera su marcha en las épocas difíciles. Los viajes eran siempre lentos y trabajosos. Eliot se fatigaba al andar por los accidentados caminos rurales, pero nunca perdía su optimismo: "No tuvimos ni un solo día malo cuando fuimos a predicar a los indígenas durante el invierno. ¡Alabado sea el Señor!"

Con el correr del tiempo, algunos indígenas se convirtieron y se vieron cambios notables en su vida. Un informe publicado antes de un año después de la primera reunión de Eliot con los indígenas, indicó el siguiente progreso: Los indígenas han dejado sus danzas y fiestas solemnes. Han dedicado tiempo a las oraciones matutinas y vespertinas en sus caseríos. No sólo guardan el día de reposo sino que han puesto una ley para los que no lo guarden. Cualquiera que lo profane debe pagar veinte chelines. Se han vuelto industriosos y hacen artículos para vender durante todo el año. En el invierno hacen escobas, estufas, ollas y canastas; en la primavera venden frutas y pescado. Las mujeres están aprendiendo a hilar.

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Una de las primeras preocupaciones de los indígenas y de Eliot era la de tener una zona dedicada específicamente para los indígenas cristianos. La idea de Eliot era que los nuevos conversos debían estar separados de los que no tenían interés en el evangelio. Los indígenas, por su lado, querían tener un lugar de su propiedad. Los colonos blancos habían estado construyendo casas y cercas, y restringían a los indígenas en la pesca y la caza.

Eliot hizo una petición a favor de los indígenas ante el Tribunal General, el cual les concedió varios millares de hectáreas, a unos veintinueve kilómetros al sudoeste de Boston, en un rincón apartado del territorio de Natick. Los indígenas no se opusieron al traslado, y pronto establecieron Natick, al cual se hace referencia, por lo común, como "pueblo de oración". Natick no fue una colonia indígena común. Se trazaron las calles y cada familia recibió un lote. Por sugerencia de Eliot, se construyeron algunos edificios según el estilo europeo, pero la mayoría de los indígenas decidió continuar con su tipo de casas.

Eliot implantó una forma de gobierno bíblico, con base en el plan de Jetro en Éxodo 18:21. Se dividió a la población en grupos de diez, de cincuenta y de cien; cada división con un jefe. La civilización del hombre blanco se convirtió en norma, y se esperaba que los indígenas cristianos la aceptaran. Para Eliot, el verdadero cristianismo no sólo cambiaba el corazón y la mente, sino también el tipo de vida y la cultura. El no podía concebir una comunidad verdaderamente cristiana que tuviera una cultura que fuera distinta de la europea. Este factor puede haber sido la debilidad mayor de su ministerio. Desgraciadamente, las generaciones de misioneros que lo siguieron, salvo pocas excepciones, perpetuaron el mismo error.

Hubo problemas en el establecimiento de Natick, en particular por parte de los colonos blancos a quienes no les gustaba la residencia permanente de los indígenas entre ellos. Eliot haciendo peticiones de más tierra ente el Tribunal General de Massachussets y, para 1671, había congregado a más de 100.000 indígenas en 14 "pueblos de oración". El Tribunal General fiscalizaba con cuidado su ministerio. Eliot aceptaba con gozo todos los fondos públicos que ellos apropiaran para sus proyectos.

Aunque Eliot dedicaba tiempo y esfuerzos a los asuntos temporales, su mayor interés era el bienestar espiritual de los naturales. Él era lento y meticuloso en su evangelismo. En realidad, se propuso demorar el bautismo y la asociación de nuevos conversos con la iglesia, hasta cuando él estuviera convencido de que los primeros bautismos estaban consagrados a su nueva fe. Se celebraron los primeros bautismos en 1651, cinco años después de las primeras conversiones. Asimismo el establecimiento de una iglesia indígena se pospuso hasta que Eliot y los otros pastores decidieran que los indígenas estaban preparados para asumir las responsabilidades de la iglesia.

Eliot no sólo buscaba las profesiones de fe sino también la madurez espiritual de sus prosélitos indígenas. Esto se podría conseguir, según él, sólo cuando ellos pudieran leer y estudiar la Biblia en su propio idioma.

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Por eso en 1649, tres años después de su primer sermón en el caserío de Waban, a pesar de todas sus ocupaciones, comenzó su trabajo de traducción. Su primera obra completa fue un catecismo impreso en 1654. al año siguiente el libro de Génesis y el Evangelio según San Mateo; y en 1661 se completó el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento siguió dos años después. A pesar de esta grandiosa realización, se criticó con dureza a Eliot porque, según sus críticos, había desperdiciado su tiempo en el idioma indígena, en vez de enseñarles inglés a los indígenas.

Con el paso de los años y según fueron creciendo en número los pueblos con oración - y también crecieron espiritualmente los creyentes indígenas -, Eliot concentró más y más sus esfuerzos en el adiestramiento de los líderes de estos. En 1660 ya se habían preparado veinticuatro evangelistas indígenas para un ministerio entre su propia gente, y varias iglesias habían ordenado a sus propios pastores. Se establecieron escuelas en cada pueblo, y parecía que los indígenas se estaban adaptando bien a la cultura europea.

El futuro parecía halagador, pero se trataba sólo de una apariencia engañosa. Las décadas de la usurpación europea de tierras indias no podían seguir indefinidamente sin que se les pusiera fin. La usurpación de tierras, los negocios fraudulentos y el maltrato de los indígenas tarde o temprano habrían de provocar el desquite por parte de estos. Ya existía intranquilidad entre los del nordeste, y aun los indígenas cristianos no podrían escapar de los horrores que se asomaban en el horizonte: la más sangrienta guerra en la historia de la colonia inglesa en Norteamérica.

La Guerra del Rey Felipe (llamada así por causa del cacique de los Wampanoag que inició la lucha) comenzó en el verano de 1675 después del ahorcamiento de tres guerreros que habían dado muerte a un indio amigo de los colonos por haber éste informado al gobernador colonial sobre los planes de ataque del cacique. Los colonos casi pierden esta guerra. Ella fue similar, aunque en una escala mucho mayor, a la que ocurrió en la desafortunada colonia de Virginia. Aun así, antes de terminar la contienda, más de un año después de su comienzo, quedaron devastados más de trece pueblos y un número aun mayor de caseríos. Familias completas - abuelos, padres, tías, tíos y niños pequeños desaparecieron de los libros de registro coloniales.

Las indígenas de los "pueblos de oración" tuvieron una suerte trágica en esta sangrienta guerra. La misma historia se repetiría muchas veces en la historia norteamericana. Aunque aun los indígenas cristianos tenían quejas legítimas contra la invasión de sus tierras por los blancos y, aunque, según Eliot, "el asunto de la tierra no las era causa pequeña de tropiezo", ellos permanecieron fieles junto a los colonos blancos ante el ataque de los Wampanoag y de otras tribus. Además, ayudaron a la milicia colonial como exploradores y guerreros.

Su ayuda inclinó la balanza a favor de los colonos. Pero su lealtad y servicio no fueron suficientes. Había mucha tensión. Se sospechaba de todos los naturales. Por eso los colonos enviaron a centenares de indígenas cristianos al exilio en una "isla desértica" del puerto de Boston.

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En el afán por expulsarlos, no les dieron tiempo para recoger sus posesiones, y los forzaron a pasar un invierno duro, sin alimento ni provisiones suficientes.

Eliot visitó varias veces a los indígenas durante ese invierno. También pidió a los funcionarios oficiales más alimentos y medicinas para ellos. Su intervención consiguió poca ayuda material. Sin embargo, estos exiliados tuvieron más suerte que las familias que quedaron atrás. Muchos de los que quedaron murieron indiscriminadamente a manos de colonos cobardes que procuraban vengarse en cualquiera que pareciera indígena.

Al terminar la violencia la mayoría de los aborígenes cristianos sobrevivientes regresaron a sus pueblos devastados. Se hicieron esfuerzos para reconstruirlos, pero la vida ya no sería igual que antes. Los indígenas se encontraban debilitados no sólo en número, sino en espíritu. Muchos de ellos que habían prestado servicio como soldados fueron tentados por el licor del hombre blanco y ya no se preocuparon más de las cosas espirituales.

La Guerra del Rey Felipe fue una tragedia para los muchos indígenas y blancos que participaron en ella de modo directo. También lo fue para el anciano de setenta y dos años, Juan Eliot, quién había invertido décadas de servicio abnegado en su obra misionera, arruinada ahora por la guerra. Pero él no se daba por vencido con facilidad: "Puedo hacer poco, pero estoy resuelto, por la gracia de Cristo, a no dejar nunca la obra mientras tenga piernas para andar." Con el transcurrir de los años, su rendimiento disminuyó, pero él siguió fiel a la obra hasta el día de su muerte en 1690, a la edad de ochenta y cinco años.

Aunque gran parte de la obra de Eliot fue perjudicada por la devastación de la guerra, su reputación como misionero del más alto rango no sufrió mella alguna. Su ejemplo como evangelista y traductor de la Biblia preparó el camino para la futura obra misionera entre los indígenas. Su influencia en la fundación de la sociedad y para la Propagación del Evangelismo (SPE), brazo misionero de la Iglesia Anglicana, de participación activa en las colonias norteamericanas fue enorme.

¿Cuál fue el secreto de la vida de servicio excepcional de Eliot? ¿Qué le dio valor para soportar los años de oposición, duro trato y desengaños? Hay que observar tres características: su optimismo inagotable, su capacidad para conseguir la colaboración de otras personas y su certeza absoluta de que Dios, y no él, era el que salvaba las almas y tenía dominio no solo de los tiempos buenos sino también de los malos.

El Conde de Zinzendorf y los “Moravos” (1700-1760)

Uno de los más grandes misioneros de todas las épocas, y el individuo que hizo más por el avance de la causa de las misiones protestantes durante el siglo dieciocho fue un noble alemán, el conde Nicolás Luis von Zinzendorf.

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Este tuvo una influencia poderosa en los comienzos del cristianismo protestante que en muchos aspectos igualó o superó la de sus amigos Juan Wesley y Jorge Whitefield. Inicio el evangelismo ecuménico, fundó la iglesia Morava y escribió muchos himnos. Pero, por encima de todo, impulsó un movimiento misionero mundial que preparó la escena para Guillermo Carey y el "Gran Siglo" de las misiones que vino posteriormente.

Zinzendorf nació en 1700 en una familia rica y noble. La muerte de su padre y el nuevo matrimonio de su madre hizo que quedara al cuidado de su abuela y de su tía, las cuales lo criaron. Su ferviente pietismo evangélico inclinaba su corazón a los asuntos espirituales. Su primera enseñanza fue reforzada por su educación. A la edad de diez anos fue enviado a estudiar a Halle, donde recibió la inspiradora enseñanza del gran pietista luterano August Hermann Francke. Allí Zinzendorf se reunió con otros jóvenes devotos, y de su asociación surgió la "Orden del Grano de Mostaza",una hermandad cristiana dedicada a amar a "toda la familia humana" y a la propagación del evangelio.

De Halle, Zinzendorf fue a Wittenberg a estudiar derecho como preparación para la carrera de estadística, única vocación aceptable para un noble. Pero él no estaba contento con lo que le deparaba el futuro. Anhelaba entrar al ministerio cristiano, pero el rompimiento de la tradición familiar parecía imposible. La cuestión lo abrumó hasta 1719,cuando un incidente, durante una gira por Europa, cambió el curso de su vida. En una visita a una galería de arte, vio una pintura (el Ecce Homo de Domenico Feti) que mostraba a Cristo sufriendo el dolor producido por la corona de espinas, y una inscripción que decía; "Yo hice todo esto por ti, qué haces tú por mí?" Desde ese instante, Zinzendorf supo que nunca podría ser feliz viviendo al estilo de la nobleza.

A pesar del precio que tendría que pagar, buscaría una vida de servicio al Salvador que había sufrido tanto por salvarlo. La oportunidad de participar en un servicio cristiano de importancia no se le presentó a Zinzendorf hasta 1722 cuando un grupo de refugiados protestantes buscó protección en su propiedad en Berthelsdorf, que después se llamó Herrnhut (que significa "el cuidado del Señor").La invitación de Zinzendorf a estos refugiados a establecerse en sus propiedades, a pesar de la oposición de otros miembros de su familia, fue un punto decisivo en el desarrollo del movimiento moravo. Herrnhut creció rápidamente al tenerse noticias de la generosidad del conde.

Los refugiados religiosos siguieron llegando, y pronto la propiedad se convirtió en una creciente comunidad, que se distinguía por sus casas y talleres recién construidos. Pero, al crecer la población, también aumentaron los problemas. Los diferentes fundamentos religiosos de los residentes crearon discordias y, en más de una ocasión, se puso en peligro la propia existencia de Herrnhut.

En 1727, cinco años después de la llegada de los primeros refugiados, todo el ambiente cambió. Un período de renovación espiritual llegó a su clímax en un servicio de comunión el 13 de agosto con un gran avivamiento que, según los participantes, señaló la venida del Espíritu Santo a Herrnhut.

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Sin tener en cuenta lo que haya sucedido en cuanto a lo espiritual, no cabe duda que esta gran noche de avivamiento produjo un nuevo entusiasmo por las misiones, que fueron la principal característica del movimiento moravo. Las pequeñas diferencias doctrinales ya no constituyeron causa de discusión. Al contrario, había un fuerte espíritu de unidad y una elevada dependencia de Dios. Se comenzó una vigilia de oración que continuó veinticuatro horas al día, siete días a la semana, sin interrupción, durante más de cien años.

La participación directa en las misiones en el extranjero no ocurrió sino hasta unos anos después del gran avivamiento espiritual. Zinzendorf asistía a la coronación del rey danés Christian VI, y durante las festividades le presentaron a dos personas de Groenlandia (conversos de Hans Egede) y a un esclavo negro de las Indias Occidentales. El quedó tan impresionado con su solicitud de misioneros que invitó al esclavo a visitar Herrnhut,y él mismo volvió a casa con un sentido de urgencia por empezar inmediatamente la obra misionera. Antes de un año se enviaron los primeros dos misioneros moravos a las Islas Vírgenes, y en las dos décadas siguientes los moravos enviaron más misioneros que los enviados en conjunto por los protestantes (incluidos los anglicanos) durante los dos siglos anteriores.

Aunque a Zinzendorf se le conoce principalmente como iniciador y motivador de misiones, también participó personalmente en empresas misioneras en el extranjero. En 1738,unos años después que los primeros misioneros habían ido al Caribe, Zinzendorf acompañó a tres nuevos misioneros que habían recibido la comisión de unirse a sus colegas allí. A su llegada, vieron con tristeza que sus colegas estaban en la cárcel; pero Zinzendorf, sin pérdida de tiempo, usó su prestigio y autoridad de noble para obtener su libertad.

Durante su visita celebró servicios religiosos diarios para los caribeños, y dispuso la organización y las asignaciones territoriales de los misioneros. Cuando vio que la obra misionera estaba firme, regresó a Europa. Después de dos años, zarpó de nuevo, esta vez hacia las colonias norteamericanas. Allí trabajo, hombro con hombro, con los hermanos que laboraban entre los indígenas. También visitó las congregaciones moravas y luteranas, y trató de unirlas; pero no tuvo éxito en ninguna de las dos actividades. Los luteranos rechazaron sus planes ecuménicos, y no causó muy buena impresión entre los indígenas.

Aunque Zinzendorf había renunciado a su vida de noble, nunca pudo dominar su arrogancia ni su engreimiento, y le fue difícil rebajarse al rango de simple misionero. No le gustaba la vida en el campo, ni las molestias de la obra diaria de un misionero. Consideraba a los indígenas como incivilizados y rudos, y no le gustaba que se metieran en su vida privada. Es sorprendente que su incapacidad para relacionarse con ellos o para llevarse bien con ellos, no apagara su entusiasmo por evangelizarlos. Zinzendorf fue principalmente un administrador de misioneros y, antes de salir de América, nombró a veinte misioneros más para la obra entre los indígenas norteamericanos.

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Como administrador de la misión, Zinzendorf pasó treinta y tres años como supervisor de una organización que tenía bajo su dirección misioneros en todo el mundo. Sus métodos eran sencillos y prácticos. Estos métodos todavía pudieran ser útiles a las misiones modernas. Todos sus misioneros eran laicos preparados, no en Teología sino en evangelismo. Como laicos que se sostenían a sí mismos, se esperaba que ellos trabajaran lado a lado con sus posibles conversos, dando testimonio de su fe por la palabra hablada y por el ejemplo vivo. Se debían mostrar como iguales, no como superiores a ellos.

Su tarea era solamente de evangelismo, sin participar en los asuntos políticos o económicos de la localidad. Su mensaje era el amor de Cristo, un mensaje evangélico muy sencillo, sin considerar las verdades doctrinales hasta después de la conversión; y aun entonces, el misticismo emocional tenía más importancia que la enseñanza teológica. Primero que todo los misioneros moravos tenían mentalidad de solteros, y cuando se permitía el matrimonio, a menudo se elegía el cónyuge al azar.

El ejemplo principal de dedicación a la obra fue el propio Zinzendorf, quien dejaba a su esposa e hijos cuando viajaba por Europa y otros países extranjeros. Su exilio de mas de diez años, lejos de su patria, complicó aun más su vida familiar. En su ausencia, su hábil esposa Erdmuth manejaba sus asuntos comerciales y legales. Ella se preocupaba menos por mantener intacta su relación matrimonial que, como se sabía, se había ido enfriando, y los últimos quince años fue un matrimonio normal solamente. No obstante, la muerte de ella fue causa de amarga tristeza para Zinzendorf.

Según John Weinlick, su biógrafo, "…el remordimiento agravó la pena del conde. El no había sido justo con Erdmuth. A pesar de lo que digan los críticos, él no le había sido infiel durante sus largas separaciones; pero él había sido desconsiderado en extremo. Él había olvidado que ella era mujer, esposa y madre".

Después del año de luto por Erdmuth, Zinzendorf se casó con Ana Nitchmann, una campesina que, junto con otras personas, lo había acompañado en sus viajes por muchos años. El matrimonio se mantuvo en secreto durante más de un año, en parte para evitar la controversia familiar, por haberse rebajado a casarse con una mujer que estaba por debajo de su clase social. A pesar de su humilde origen, Ana fue una devota hermana morava. En lo místico ella tuvo una fuerte influencia ideológica en Zinzendorf. Este fenómeno le trajo problemas serios en la misión.

Bajo la dirección del conde, la Iglesia Morava había hecho mucho hincapié en la muerte de Cristo. Cuando era niño, el conde había meditado en la muerte y agonía del Señor, y su llamado al ministerio se había manifestado al contemplar una pintura que representaba la agonía de Cristo. Con el correr del tiempo, lo que había sido un énfasis se volvió una obsesión, y toda la iglesia parecía sumida en una forma extremista de misticismo. Tanto los hermanos como las hermanas moravas se consideraban muy dignos al hablar en detalle de la pasión y muerte de Cristo.

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En una carta circular enviada a las iglesias, Ana (años antes de su matrimonio con Zinzendorf) escribió: "Como un gusanito, quisiera meterme en sus heridas" Zinzendorf mismo se refería a los hermanos como "gusanitos de sangre en el mar de la gracia." Se formó una "Orden de Necios", y Zinzendorf animaba a los miembros a portarse como niños y a considerarse como "pececillos que nadan en la sangre"o "abejitas que chupan las heridas de Cristo".

Mientras que algunos pueden pensar que la obsesión de los moravos con la muerte física de Cristo fue sólo una desviación de la herencia cristiana evangélica, la importancia de tal desviación es aun más profunda en su relación con las misiones cristianas. Cuanto más mística e introspectiva era la identificación personal de los moravos con el sufrimiento físico del Señor, tanto menos se preocupaban por las necesidades de los demás, en especial con relación al evangelismo mundial.

Ellos pensaban que sus experiencias místicas, basadas en los sentidos, eran evidencia de la más alta espiritualidad, y despreciaban el lado práctico de su fe. Por eso se vio afectada la causa de las misiones cuando se discriminaba a los misioneros activos por no haber alcanzado el elevado plano de espiritualidad de los místicos.

Todo esto pudo haber causado la rápida desintegración de este gran movimiento misionero; pero afortunadamente, el conde recobró el buen juicio antes de que eso ocurriera. Admitió que la condición de la iglesia había "degenerado mucho", y que "tal vez él tenía la culpa." Zinzendorf pudo dejar atrás ese período "breve, aunque terrible" y orientar bien a sus seguidores otra vez. Por supuesto, ese hecho habla de la grandeza del conde. La contribución de Zinzendorf a las misiones se puede apreciar mejor en la vida de los hombres y mujeres que aceptaron su reto a dejarlo todo por amor del evangelio. Toda su motivación era el amor de Cristo al sacrificarse por el mundo. Con ese mensaje fueron ellos hasta lo último de la tierra.

Hermanos Bohemios o Hermanos Moravos, sociedad religiosa establecida en Praga a mediados del siglo XV. Originalmente estaba compuesta por antiguos miembros de los Husitas. También se les conoce con el nombre de Hermanos Unidos. En 1450 los Hermanos Bohemos se establecieron en las cercanías de Silesia y Moravia. Durante la Contrarreforma, alrededor del año 1600, esta comunidad casi desapareció al verse sus miembros forzados a convertirse a la religión católica romana. A pesar de esto, la sociedad de los Hermanos Bohemos no murió, y en 1722 algunos de sus componentes emigraron y se establecieron en Herrnhut, Sajonia, en las tierras del reformador religioso, Nicolás Luis von Zinzendorf

John Wesley, (1703-1791)

Fundador del "Metodismo". Nació en la rectoría de Epworth, Lincolnshire, el 17 de junio de 1703, decimoquinto hijo del clérigo Samuel Wesley y su madre se llamaba Susana, quienes tuvieron diecinueve hijos.

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A la edad de 5 años escapa de un incendio que se produce en casa de sus padres y en donde de igual forma Hetty su hermana se salva de morir quemada al caer escombros de llamas sobre su cama. En una de sus publicaciones posteriores el propio John aparece el relato al pie del mismo donde se veía la ilustración de una casa ardiendo y junto a ella la siguiente inscripción: “No es éste un tizón arrebatado del incendio” (Zacarías 3:2). Desde muy pequeño en el hogar de Samuel Wesley y su esposa, aprendieron el valor que tiene la observación fiel de los cultos.

Después del espectacular salvamento de Juan del incendio, su madre, profundamente convencida de que Dios tenía grandes planes para su hijo, resolvió firmemente educarlo para servir y ser útil en la obra de Cristo. La familia del pastor Samuel Wesley era muy pobre, pero mediante la influencia del Duque de Duckingham, consiguieron un lugar para Juan en la escuela de Londres. Estudió en el colegio Charterhouse y en Christ Church, Universidad de Oxford. En 1725 se ordenó diácono y tres años después pasó a formar parte del clero de la Iglesia de Inglaterra.

Fue coadjutor de su padre hasta que en 1729 se trasladó a Oxford como miembro de la junta directora del Lincoln College; comenzó a reconocer que el corazón es la fuente de la religión verdadera y reservaba dos horas cada día para quedarse a solas con Dios; se esforzaba para levantarse diariamente a las cuatro de la mañana. Allí fundó con su hermano Charles el Holy Club, en el que ingresó también George Whitefield, futuro fundador del metodismo calvinista. Los miembros del club debían cumplir con rigor y método los preceptos y prácticas religiosas, entre ellas visitar prisiones y confortar a los enfermos, por lo que sus compañeros de universidad los llamaron 'metodistas' de una forma irónica.

En 1735 viajó a Estados Unidos como misionero anglicano en donde permaneció cerca de dos años. En el barco a Savannah, Georgia, conoció a unos alemanes de Moravia cuya sencilla devoción evangélica le impresionó. Durante su estancia en Georgia siguió tratándolos y tradujo algunos de sus himnos al inglés. Excepto por esta relación, su experiencia americana fue un fracaso. Su ritmo de vida era levantarse a las cuatro de la mañana y se acostaba después de las nueve. Las tres primeras horas del día las dedicaba a la oración y al estudio de las Escrituras.

En 1738 volvió a Inglaterra y el 24 de mayo, mientras esperaba un encuentro con los moravos en la calle Aldersgate, en Londres, experimentó un despertar religioso que le convenció de que cualquier persona podía alcanzar la salvación sólo con tener fe en Jesucristo.

En marzo de 1739, George Whitefield, entonces famoso predicador en Bristol, lo llamó para que unieran sus esfuerzos. A pesar de su rechazo inicial a predicar fuera de las iglesias, la entusiasta reacción de la audiencia tras el sermón que pronunció el 2 de abril al aire libre lo convenció de que era la forma más efectiva de llegar a las masas. En cualquier caso, pocos púlpitos estarían abiertos para él, pues la Iglesia anglicana no aprobaba el evangelismo.

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Desde el mismo comienzo de su carrera evangélica, Wesley convocó enormes muchedumbres. Su éxito se explica, en parte, debido a que en aquel momento Inglaterra estaba preparada para su doctrina, pues la Iglesia anglicana era incapaz de ofrecer la clase de fe personal que la gente ansiaba. El énfasis de Wesley en la religión personal y su seguridad de que todos eran aceptados como hijos de Dios tuvo una tremenda repercusión popular.

El 1 de mayo de 1739 Wesley y un grupo de sus seguidores se reunieron en Londres en un local de la calle West para crear la primera congregación metodista. Dos organizaciones similares se fundaron en Bristol ese mismo mes. A finales de 1739 la sociedad londinense empezó a congregarse en un edificio llamado The Foundry (La Fundición) que durante muchos años fue el cuartel general del metodismo.

Al crecer el movimiento metodista se hizo acuciante la necesidad de una organización más sólida. En 1742 las sociedades estaban divididas en grupos dirigidos por un líder, lo que contribuyó en gran medida al éxito del movimiento; estos líderes, muchos de los cuales fueron designados por Wesley como predicadores laicos, tuvieron gran importancia. En 1744 convocó la primera conferencia de líderes metodistas, que desde entonces se celebraron cada año.

En 1751, a los 48 años, se casó con Mary Vazeille, una viuda con cuatro hijos, pero el matrimonio fue un fracaso y ella lo abandonó. Wesley no tuvo descendencia. Organizador y predicador infatigable, viajó cerca de 8.000 kilómetros al año pronunciando cuatro o cinco sermones al día sin dejar de fundar nuevas congregaciones.

En 1740 se separó de los moravos por desacuerdos doctrinales y rechazó la doctrina calvinista de la predestinación, rompiendo así con Whitefield. También se deshizo de muchos principios de la Iglesia anglicana, como el de la sucesión apostólica (el mantenimiento de una misma línea de sucesión episcopal iniciada con san Pedro), y, aunque nunca expresó intención alguna de establecer el movimiento como una nueva iglesia, sus actividades hicieron inevitable la separación.

En 1784 publicó una declaración en la que se establecían las normas y las reglas que debían servir de guía a las congregaciones metodistas y encargó a su ayudante, Thomas Coke, un clérigo anglicano, la organización metodista en Estados Unidos, otorgándole poderes para administrar los sacramentos. Aunque la separación con la Iglesia anglicana no se produjo hasta después de su muerte, estas ordenaciones implicaban un paso decisivo hacia la ruptura.

Wesley se preocupó por el bienestar intelectual, económico y físico de las masas. También escribió sobre diversos temas históricos y religiosos y vendió sus libros muy baratos para que hasta los pobres pudieran comprarlos, contribuyendo así a fomentar los hábitos de lectura del público en general. Además de fundar dispensarios médicos, ayudó a los que tenían deudas y a los que querían establecer un negocio. Se opuso a la esclavitud y se interesó por diversos movimientos de reforma social.

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Su influencia en el pueblo inglés fue tal que se cree que el metodismo evitó una revolución en Inglaterra en el siglo XIX.

Wesley reunió 23 colecciones de himnos, editó una revista mensual, tradujo obras del griego, latín y hebreo, y editó con el título de: El modelo cristiano, el famoso devocionario medieval De Imitatione Christi (La imitación de Cristo), atribuido al eclesiástico alemán Tomás de Kempis. Su Diario (1735-1790) destaca por la exposición franca de su evolución espiritual.

Durante los últimos años de su vida fue un hombre muy admirado; en esta época la hostilidad de la Iglesia anglicana hacia el metodismo desapareció en la práctica. Un pastor en ese tiempo, predicaba un promedio de cien veces por año, pero el promedio de Juan Wesley fue de 780 veces por año durante 54 años; Juan no solo excedía en predicaciones a sus consiervos sino que además iba de casa en casa exhortando y consolando a los creyentes cuyo promedio era de 7.000 kilómetros por año para llegar a los lugares donde tenía que predicar.

Tenia características físicas cuya altura no sobrepasaba un metro sesenta y seis centímetros y su peso era de menos de 70 kilogramos. Murió el 2 de marzo de 1791, cuando casi iba a cumplir los 88 años, dio fin a su carrera terrestre, durante toda la noche no cesó de pronunciar palabras de adoración y alabanzas, a las 10 de la mañana mientras los creyentes rodeaban el lecho orando, él dijo "Adiós"; fue enterrado en el cementerio de City Road Chapel, en Londres. En la abadía de Westminster hay una placa con su nombre, se calcula que diez mil personas desfilaron antes frente a su ataúd para ver el rostro que tenía una sonrisa celestial.

Algunas características de la vida de John Wesley.

• Fue un hombre de gran disciplina personal.

• Un inconformista en cuanto a la búsqueda de experiencias espirituales que satisficieran su alma sedienta.

• Solía decir que "Mi parroquia es el mundo".

• Por su ministerio, miles de personas, tanto en Inglaterra como en Norteamérica, fueron salvos.

• La fuerza de Wesley hay que encontrarla en su aferramiento a la Palabra de Dios. Dijo: “¡Oh, dadme ese libro! ¡Dadme a cualquier precio el Libro de Dios! Lo tengo. En el mismo hay suficiente conocimiento para mí. Dejadme ser un hombre del Libro. Por lo tanto, heme aquí, lejos de los transitados caminos de los hombres. Me siento solo, sólo con Dios, y en su presencia abro y leo su Libro”.

• Recorría de seis mil a ocho mil kilómetros cada año.

• Cuando cumplió los ochenta años dijo lo siguiente: “He entrado en mi octogésimo año, pero gloria al Señor, mi vida no son trabajos y pesares. No tengo más dolores o debilidades físicas que a los veinticinco.

Esto lo atribuyó:

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Primero, al poder de Dios, que me equipa para aquello a lo cual también me llamó. Segundo, a mis viajes de todavía seis mil quinientos a ocho mil kilómetros cada año. Tercero, a poder dormir, tanto de noche como de día...

Cuarto, a mi levantarme a una hora fija. Quinto, a predicar constantemente, particularmente por la mañana".

• No cabe duda que en Juan Wesley tenemos un gran ejemplo para imitar, como discípulo del Señor Jesús.

George Whitefield, (1714-1770)

Nació en Gloucester en el año de 1714 en una taberna de bebidas alcohólicas y antes de cumplir 3 años su padre falleció. Su madre se casó nuevamente. En la pensión de su madre él hacia la limpieza de los cuartos, lavaba la ropa y vendía bebidas en el bar. Por extraño que aparezca, a pesar de no ser aún salvo, George se interesaba grandemente en la lectura de las Escrituras, leyendo la Biblia hasta altas horas de la noche y preparando sermones. En la Escuela se le conocía como orador, su elocuencia era natural y espontánea.

Estudió en Pembroke College, Universidad de Oxford, donde se costeo sus propios estudios, sirviendo como mesero en un hotel. Durante sus días de estudiante universitario conoció a John y Charles Wesley e ingresó en el Holy Club cuyos miembros eran metodistas. En 1736 fue ordenado diácono de la Iglesia anglicana y dos años después acompañó como misionero a los hermanos Wesley a Savannah, Georgia, en Estados Unidos. Al poco tiempo volvió a Inglaterra y se ordenó sacerdote, pero le fueron vedados muchos púlpitos de la Iglesia anglicana por su forma poco convencional de predicar y dirigir los oficios. Comenzó entonces su predicación al aire libre y atrajo con su elocuencia enormes muchedumbres. En 1739 volvió a América y participó con el clérigo congregacionalista estadounidense Jonathan Edwards en la fundación del movimiento evangelista que más tarde pasó a llamarse Gran Despertar.

En 1741 siguió predicando en Inglaterra, y extendió su trabajo evangélico a Escocia y Gales. Ese mismo año rompió con John Wesley por sus diferencias respecto a la predestinación aunque siguieron siendo amigos. Tras esta ruptura fue reconocido como cabeza de los metodistas calvinistas.

Jorge Whitefield predicaba en forma tan vívida que parecía casi sobrenatural, se dice que pronunció más de 18.000 sermones; la forma que contaba sus escenas eran tan naturales que muchos de sus oyentes reaccionaban con expresiones o gestos. Sin embargo, el secreto de la gran cosecha de almas salvas no era su maravillosa voz, ni su gran elocuencia.

Tampoco se debía a que la gente tuviese el corazón abierto para recibir el evangelio, porque ése era un tiempo de gran decadencia espiritual entre los creyentes. Tampoco fue porque le faltase oposición; repetidas veces Whitefield predicó en los campos porque las iglesias le habían cerrado las puertas.

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A veces ni los hoteles querían aceptarlo como huésped. En Basingstoke fue agredido a palos. En Staffordshire le tiraron terrones de tierra. En Moorfield destruyeron la mesa que servía de púlpito y le arrojaron la basura de la feria. En Evesham las autoridades, antes de su sermón, lo amenazaron con prenderlo si predicaba.

En Exeter, mientras predicada ante un auditorio de diez mil personas, fue apedreado de tal modo que llegó a pensar que le había llegado su hora y en otro lugar lo apedrearon nuevamente hasta dejarlo cubierto de sangre; verdaderamente llevó en su cuerpo las marcas de Jesús. Pero su gran secreto para obtener esos grandes resultados de almas salvadas fue el amor a Jesús.

En 1744 volvió a las colonias de Norteamericana arrastró a muchedumbres entusiastas. A su regreso a Inglaterra en 1748 se convirtió en capellán de la líder religiosa Selina Hastings, condesa de Huntington, que financió sus actividades evangélicas y le permitió acceder a numerosos miembros de la nobleza británica. A partir de 1751 predicó por toda Gran Bretaña e Irlanda y en América. También encontró tiempo para recopilar un libro de himnos que apareció en 1753.

Atravesó el Atlántico tres veces, visito Escocia catorce veces, fue a Gales varias veces, estuvo en Holanda, pasó cuatro meses en Portugal, en las Bermudas ganó muchas almas para Cristo. La extraordinaria influencia que ejerció durante su vida es atribuible sobre todo a su habilidad oratoria. Sus obras reunidas se publicaron después de su muerte (7 volúmenes, 1771-1772). Se le considera como un gran predicador inglés y merecedor del título de príncipe de los predicadores al aire libre donde predicó un promedio de diez veces por semana durante un período de treinta y cuatro años; la mayoría de las veces bajo el techo construido por Dios que es el cielo, y fundador de los metodistas calvinistas.

Después del sermón que predicó en Exeter, fue a Newburyport para pasar ala noche en la casa del pastor. Al subir al dormitorio se dio cuenta en la escalera y con la vela en la mano pronunció un breve mensaje a sus amigos que allí estaban e insistían en que predicase. A las dos de la mañana se despertó, le faltaba la respiración y le dijo a su compañero sus últimas palabras que pronunció en la tierra: "Me estoy muriendo" Muere en el año de 1770 y en su entierro, las campanas de las Iglesias en Newburyport doblaron y las banderas quedaron a media asta. Ministros de todas partes vinieron a sus funerales y millares de personas no consiguieron acercarse a la puerta de la Iglesia debido a la inmensa multitud. Cumpliendo su petición fue enterrado bajo el púlpito de la Iglesia

David Brainerd, (1718-1747)

Uno de los misioneros más importantes entre los indígenas de Norteamérica, y tal vez de todas las épocas, ha sido David Brainerd. Heredó el puritanismo de Nueva Inglaterra y fue producto del Gran Avivamiento. Brainerd era devoto por excelencia.

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Toda su misión se resumía en llevar el evangelio a las esparcidas tribus de indígenas nómadas. En esa causa invirtió su vida. A la edad de veintinueve años, sólo después de cinco años de obra misionera, murió a consecuencia de su extenuante trabajo. Brainerd ganó su lugar en la historia, en especial por la gran inspiración que su vida ha dado a otros. Su relato de viajes, su diario y su biografía, publicados por Jonatán Edward, son obras clásicas de la literatura evangélica.

Su vida ha tenido mucha influencia en los misioneros que vinieron después de él, entre otros Henry Martín y Guillermo Carey. Pero hay quienes han dudado de sus métodos de evangelismo. Los métodos de Brainerd eran muy diferentes de los de Juan Elliot, su gran predecesor como misionero entre los indígenas norteamericanos. A pesar de la intensidad de los esfuerzos de Brainerd, los resultados de su obra fueron pocos.

David Brainerd nació en 1718 en Haddam, Connecticut. Su padre era un hacendado que vivía con su esposa y nueve hijos en una gran finca cerca del río Connecticut. El padre de David murió cuando éste sólo tenía ocho años; su madre murió cuando él tenía catorce. Esta tragedia siempre estaba presente en su memoria. La muerte era algo muy real para él, y en muchos aspectos careció de la felicidad de una niñez sin preocupaciones. Era sobrio y estudioso y se interesaba mucho por la condición de su alma.

A la edad de veinte años, después de vivir con su hermana y trabajar en una granja por algún tiempo, Brainerd volvió a Haddam a estudiar en el hogar de un pastor anciano. Este caballero bondadoso tenía verdadero interés en su joven discípulo, pero su consejo de alejarse de los jóvenes y cultivar la amistad de personas serias y mayores no era el tipo de consejo que Brainerd necesitaba. Esto sólo pareció perpetuar su peregrinaje religioso lleno de altibajos. Él pasaba de las cumbres de elevada espiritualidad a los valles de mortificante desesperanza. La lucha espiritual que Brainerd llegó a su clímax con una experiencia de gloria inefable, que le dio la seguridad de la salvación, pero sus altibajos espirituales continuaron por el resto de su vida.

En septiembre de 1739, a la edad de veintiún años, Brainerd se matriculó en la Universidad de Yale. Ese era su tiempo de transición allí. Al entrar a estudiar se sintió desanimado por la indiferencia religiosa que vio a su alrededor. Sin embargo, el impacto de Jorge Whitefield y el Gran Avivamiento cambió pronto ese ambiente. Los grupos de estudio bíblico y de oración surgieron de la noche a la mañana, a veces con disgusto de los dirigentes de la facultad, pues ellos tenían temor del "entusiasmo" religioso.

Fue entonces cuando Brainerd hizo un insensato comentario acerca de uno de los preceptores, al comentar que no poseía más "gracia divina" que una silla, con lo cual quería decir que el maestro era un hipócrita. Les informaron de eso a los funcionarios de la facultad, quienes sin duda buscaban un incidente así para desacreditar el avivamiento espiritual. David, como víctima conveniente, fue expulsado porque rehusó retractarse públicamente de lo que había comentado en privado.

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Esa fue una situación lamentable para Brainerd y le causó angustia durante años. Esto contribuye a su actitud melancólica. A pesar de sus propios esfuerzos y los de amigos influyentes, no lo readmitieron, ni le permitieron graduarse de Yale. No obstante, sus años de estudio no fueron una completa pérdida. En sus días de estudiante escucho un sermón de Ebenezer Pemberton, con un emocionante mensaje sobre las oportunidades de la obra misionera entre el indígena.

Brainerd nunca olvidó ese mensaje y, en noviembre de 1742, después de su expulsión de Yale, respondió con entusiasmo al llamado de Pemberton para ir a la ciudad de Nueva York a hablar sobre la posibilidad de su participación en la obra misionera entre los naturales. Pemberton era un pastor norteamericano, quien también tenia el cargo de secretario en Estados Unidos de la sociedad de Escocia para la Propagación del Conocimiento del Cristianismo. Hacia poco tiempo que la sociedad había inaugurado su obra entre los indígenas, y Brainerd sería uno de dos misioneros cuyo ministerio seria sostenido por ella.

Aunque Brainerd se consideraba indigno de tal tarea, los miembros de la junta opinaron de otro modo, y con entusiasmo, le ofrecieron el nombramiento. El primer periodo de servicio de Brainerd fue en Kaunaumeek, Nueva York, donde debía pasar algún tiempo estudiando el idioma indígena con Juan Sergeant, un misionero veterano que trabajaba en la cercana Stockbridge, Massachussets. Juan y su esposa Abigail habían tenido un eficaz ministerio entre los indígenas durante ocho años.

Bautizaron a mas de cien conversos y tradujeron partes de la Biblia. Esta hubiera sido una gran oportunidad para un misionero nuevo, como Brainerd, de aprender y trabajar con este experto misionero; pero no fue así. El espíritu de independencia de David Brainerd y su deseo de tener sus propios conversos lo impulsaron a emprender la tarea solo. Pero desconocía la lengua nativa y no estaba preparado para la vida entre los indígenas.

Sus primeros días de misionero fueron solitarios y desanimadores: "estaba descorazonado... Me parecía que no iba ha tener ningún éxito entre los indígenas. Mi alma se sentía cansada de la vida, y yo deseaba grandemente la muerte". Durante varias semanas Brainerd trató de predicar a los indígenas sin intérprete, aunque después recibió la ayuda de un intérprete indígena de Sttockbridge. Sus esfuerzos no producían fruto y sentía que su vida era miserable:

“Vivo en el desierto más solitario y melancólico, a unos veintinueve kilómetros de Albany... ceno en la casa de un escocés pobre; su esposa casi no habla ingles. Mi dieta consiste en su mayor parte de pudín, maíz cocido y pan horneado en ceniza... mi alojamiento es un montón de paja sobre unas tablas. Mi trabajo es demasiado duro y difícil: recorro a pie casi a diario unos dos kilómetros y medio por el peor de los caminos, y al terminar el día hago el mismo viaje de regreso, pues vivo muy lejos de mis indígenas”.

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Durante el siguiente verano, Brainerd construyó su propia choza de cera de la población indígena pero su intento por evangelizar a estos continuó sin éxito. Su primer invierno en el campo fue riguroso y debido a ello se enfermó. En una ocasión estuvo perdido en el bosque; en otra "estuvo mucho tiempo en la intemperie, pues permaneció muy mojado después de caer en un rió". En marzo de 1744, después de un año en Kaunaumeek, Brainerd predico su ultimo sermón. Estaba desanimado con su carrera de misionero; pero a pesar de las ofertas de algunas iglesias establecidas para que fuera su pastor, "decidió continuar mas tiempo con el programa indígena".

La siguiente misión de Brainerd fue en Pensilvania, al norte de Filadelfia, en tierras bañadas por el río Delawere. Allí los indígenas lo recibieron bien y a menudo se le permitió que predicara en casa del cacique. Sin embargo el progreso fue lento. Su nuevo intérprete indio Tattamy, no solo tenia problemas con la bebida, sino que le faltaba conocimiento espiritual, y por eso no lograba presentar bien el mensaje de Brainerd. David veía sus posibilidades de lograr conversiones "tan oscuras como la media noche".

Después de varios meses cerca del Delawere, Brainerd viajó con rumbo oeste para predicar a los indígenas a lo largo del río Susquehanna. Fue un viaje duro: "emprendimos nuestro camino por territorio inexplorado; encontramos la trayectoria más difícil y peligrosa de lo que ninguno de nosotros hubiera visto antes; altas montañas, profundos valles se imponían en nuestro camino". Para empeorar las cosas, el caballo de Brainerd cayó en un "lugar terrible" y se rompió una pata. A Brainerd no le quedó otra alternativa que matarlo y seguir a pie hasta la próxima casa, que quedaba a unos cuarenta y ocho kilómetros de distancia. Después de predicar con poco éxito, Brainerd volvió a la orilla de Dalawere donde, excepto viajes frecuentes, se quedo durante un segundo año de servicio misionero.

La enfermedad y la depresión siguieron azotando a Brainerd. Sus esperanzas de avivamiento entre los indígenas se habían disipado hacia mucho tiempo. Con excepción de Tattamy y su esposa, que habían sido convertidos y estaban progresando mucho en su vida espiritual, Brainerd consideraba como tiempo perdido el año que paso en Dalewere. Se sentía culpable al creer que no había realizado nada por lo que le pagaban, y se disponía a renunciar.

En el verano de 1745 se sintió reanimado. Supo que un grupo de indígenas que vivían a unos 136 kilómetros al sur, en Crossweeksung, Nueva Jersey, que estaban mas dispuestos a recibir el cristianismo. Una vez mas Brainerd se puso en marcha, pero en esta ocasión con mejor suerte. Los indígenas de Nueva Jersey estaban más deseosos de escuchar el evangelio. Muy pronto indígenas y blancos venían desde muy lejos a oír su predicación. Ansioso de ver resultados, Brainerd bautizo a veinticinco conversos pocas semanas después, y al invierno siguiente organizó una escuela. El verdadero fruto de la obra de Brainerd se hizo evidente en el verano de 1745, al producirse un avivamiento entre los indígenas. Aunque Brainerd todavía dependía de un interprete, y los naturales entendían solo las cosas más elementales del cristianismo, ellos respondieron a su predicación.

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Las escenas cargadas de emoción, características del Gran avivamiento, aparecieron de repente entre los indígenas de Crossweeksung. Como aparece en su diario, Brainerd se puso muy feliz al ver los resultados de las vidas transformadas.

6 de Agosto. Por la mañana les predique a los indígenas en la casa donde nos quedábamos. Muchos de ellos parecían muy conmovidos y tiernos, de modo que unas pocas palabras acerca de las necesidades de su alma hacían que derramaran muchas lagrimas, con grandes suspiros y lamentos. Por la tarde iban al lugar donde yo acostumbraba a predicarles para oír otro sermón. Había unas 55 personas podían entender la predicación. Yo insistía en 1 Juan 4:10: “en esto consiste el amor”. Ellos parecían deseosos de oír, pero no sucedió nada especial, excepto su atención, hasta cerca de la conclusión de mi sermón. Entonces las verdades divinas mostraron la influencia, la que produjo una gran preocupación entre ellos. Solo unos 3 de los 40 pudieron contener las lagrimas y los amargos sollozos.

Todos a una se angustiaban por Cristo mientras yo discurría sobre el amor y la compasión de Dios, al enviar a su hijo a sufrir por lo pecados los hombres. Cuanto más los invitaba a acercarse a participar de su amor tanto más se agravaba su sufrir, pues se sentían incapaces de acercarse a Cristo. Era sorprendente ver que sus corazones parecían traspasados por las tiernas y dulces invitaciones del evangelio, aun cuando no se les decía ninguna palabra de terror.

Era muy conmovedor ver a los pobres indígenas, que antes clamaban y vociferaban durante sus fiestas idólatras y sus borracheras, clamando ahora a Dios de tal manera debido a su interés en su amado Hijo. Hallé dos o tres personas, que yo pensaba que habían tomado una decisión muy firme la noche anterior. Estos, con otros que habían obtenido el mismo consuelo espiritual, estaban juntos y parecían tener mucho gozo en que Dios estaba realizando su obra con tal poder en otras personas.

En la primavera de 1746, Brainerd convenció a los indígenas esparcidos de Nueva Jersey a que se establecieran juntos en la cercana aldea de Cranbury, y poco después se estableció allí una iglesia. Siguieron más avivamientos, y después de año y medio los creyentes llegaban a casi 150 en número. Pero la salud de Brainerd estaba quebrantada. Su cuarto y ultimo viaje al Susquehanna, aunque con más éxito que en las anteriores giras de predicación, fue un esfuerzo demasiado grande para su frágil constitución. Él estaba muriendo de tuberculosis. Su obra misionera llegaba a su fin.

Después de pasar el invierno en la casa de un pastor y amigo de Nueva Jersey, Brainerd viajó a Northampton, Massachussets, donde pasó los últimos meses de su vida en el hogar del gran predicador y erudito Jonatán Edwards, con cuya hija Jerusha pensaba casarse. Pero ese sueño nunca se realizó. Inútilmente Jerusha lo cuidó con mucho cariño durante 19 meses. Murió el 9 de octubre de 1747. El 14 de febrero día de los enamorados, Jerusha murió también de tisis que según parece contrajo de él. Pasaba días enteros en oración y ayuno. Cuando se encontró su diario y fue publicado, varias personas que vivían una vida plácida, dejaron todo para ir a las misiones, conmovidos por la entrega de este hombre de Dios.

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DISCIPULOS EN LA ILUSTRACION (Siglo XIX-XIX)

Charles Finney (1792-1875)

Jorge Muller (1805-1898)

C.H. Spurgeon (1834-1892)

David Livingstone (1813-1873)

C.T. Studd. (1862-1931)

Hudson Taylor (1832-1905)

Para que nos hagamos una idea de las corrientes filosóficas que dominaron el panorama intelectual en la sociedad occidental durante los siglos XVIII y XIX, veamos algunos datos de lo que ha sido llamado Ilustración. En historia de la cultura, se denomina Ilustración a la ideología innovadora del Siglo XVIII cuyas principales características son:

Racionalismo: la razón se considera la única base del saber. Este hecho favorecerá el desarrollo del pensamiento científico.

Empirismo: frente a cualquier forma de imposición intelectual que pretendiera estar en posesión de la verdad, los ilustrados contrapusieron su fe en la experimentación para poder conocer el mundo y conseguir el progreso.

Criticismo: el ilustrado aspira a someter a crítica racional todo el conocimiento anterior.

Deseo de conocimiento: el ilustrado siente un enorme deseo de conocer por completo el mundo donde habita, de iluminarlo (de ahí el nombre de Ilustración), pero también siente la necesidad de dar a conocer lo aprendido. Esto último explica la aparición de uno de los grandes proyectos de la época: la Enciclopedia Francesa.

Utopismo: se cree que la aplicación de la razón a todos los aspectos de la vida humana permitirá una mejora constante de la sociedad y un progreso económico y cultural ilimitado.

Progreso y felicidad: Deriva y es la causa del carácter anterior. El ilustrado a lo que aspira como objetivo prioritario es a conseguir la felicidad en este mundo.

Reformismo: para lograr el objetivo de conseguir el progreso del ser humano, los ilustrados proponen modernizar la sociedad mediante lentas reformas que serán llevadas a cabo por reyes y gobiernos de carácter absolutista.

Como se puede apreciar por las definiciones anteriormente citadas, y que han sido tomados de fuentes que apoyan esa corriente de pensamiento, los pilares fundamentales de esta filosofía están basados en la capacidad del hombre natural, al

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margen de Dios, para realizar todas sus obras partiendo del potencial humano, especialmente el razonamiento y el intelecto. El apóstol Pablo define a este tipo de hombre de forma magistral cuando dice: “Ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios”... “Cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de hombre corruptible”... “Habiendo conocido a Dios no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios”.

Pues bien, en medio de esa sociedad reseñada, Dios levantó hombres llenos de fe y de la palabra de verdad para anunciar el evangelio de la gracia. A continuación veremos algunos de ellos.

Charles Finney (1792-1875)

Evangelista con campañas en masa. Fue un discípulo que originó un avivamiento que cambió el curso de la historia. Realizó un ministerio de cincuenta años de avivamientos. Se entregaba por completo a la oración, la Palabra y a vivir lleno del Espíritu Santo.

Sobre el Espíritu Santo dice: "Cuando Cristo comisionó a sus apóstoles para predicar, les dijo que esperaran en Jerusalén hasta que fueran investidos de poder de lo Alto. Aquel poder era el bautismo del Espíritu Santo derramado sobre ellos. Eso era indispensable para obtener éxito en su ministerio. Sin la enseñanza directa del Espíritu Santo, un hombre nunca progresará mucho predicando el evangelio".

La Biblia era su principal libro de texto, el Espíritu Santo su profesor, la oración su fuerza, y estaba dispuesto para salir a declarar que otra gente podía recibir la misma maravillosa experiencia que él poseía.

Recibió una fuerte oposición a su ministerio por parte de otros "ministros del evangelio". Pero nunca dijo nada acerca de sus acusaciones, sino que sólo miró al Señor esperando dirección y guía.

Jorge Muller (1805-1898)

Fundador de varios colegios para huérfanos. Fue uno de los grandes héroes de fe. Dió de comer a multitudes de niños huérfanos que recogió en Orfanatos. Vivió una vida de oración eficaz. Se dice que en su diario anotaba las oraciones que hacia y la fecha de las respuestas; su numero sobrepasa varios miles. Dos experiencias de oración contestadas: Cuando oraron por el desayuno sin tener nada, y después de orar llama a la puerta un hombre que llevaba en su carro un cargamento de pan y leche y no pudiendo llevarlo a su destino porque se le había estropeado el carro, decidió donarlo al orfanato de Muller; y cuando se calmó la tempestad en el mar al orar junto con el capitán del barco.

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Al parecer cada año cambiaba de Biblia por el uso que le daba. Vivió más de ochenta años y al preguntarle por el secreto de su éxito dijo: "He confiado en la Palabra de Dios".

El Método de Jorge Muller para determinar la voluntad de Dios:

1. Busco poner mi corazón en tal condición, que no tiene voluntad propia en el asunto. Cuando estás listo para hacer la voluntad de Dios, sea lo que sea, entonces ya has vencido 90% de los obstáculos.

2. Habiendo hecho esto, no dejo los resultados a mis sentimientos o impresiones. Si hago esto, me abro para ser engañado.

3. Busco la voluntad del Espíritu de Dios, por medio de o en conexión con la Palabra de Dios. El Espíritu y la Palabra tienen que ser combinados. Si miro al Espíritu sin la Palabra de Dios, puedo ser engañado también. Si el Espíritu me guía lo hará según las Sagradas Escrituras y nunca en contra de ella.

4. Después de todo esto, ya tomo en cuenta las circunstancias que Dios está manejando en mi vida. Muchas veces estas circunstancias, en conexión con el Espíritu Santo y la Palabra de Dios indican claramente la voluntad de Dios.

5. Pido a Dios en oración que me revele su voluntad.

6. Así, por medio de la oración, el estudio de la Palabra de Dios, y la meditación, llega a una decisión deliberada, según lo mejor de mi habilidad y conocimiento. Si mi mente así siente paz y sigue así, después de dos o tres peticiones, procedo adelante. He encontrado este método siempre eficaz en los asuntos importantes o pequeños.

C.H. Spurgeon (1834-1892)

Llamado el príncipe de la predicación. Charles Haddon Spurgeon, nació en Kelvedon, Essex, Inglaterra el 19 de Junio de 1834. Tanto su padre como su abuelo fueron pastores, fue criado en un hogar cristiano, pero fue en Enero de 1850 que se convirtió. Spurgeon predicó su primer sermón en Agosto de ese mismo año. Spurgeon leyó “El Progreso del Peregrino” de Juan Bunyan a la edad de seis años y parece que luego lo leyó unas 100 veces. Antes de sus 20 años había predicado cerca de 600 veces. Spurgeon típicamente leía 6 libros por semana, y podía recordar lo que había leído y la fuente aún años después.

Es interesante notar que a pesar de que Spurgeon fue un eminente pastor Bautista durante todo su ministerio, Spurgeon encontró a Cristo en una Iglesia Metodista Primitiva.

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Cuando era adolescente Spurgeon dudaba de Dios y una mañana de domingo se levantó para ir a su iglesia, pero debido a una tormenta de nieve no pudo llegar a la Iglesia a la cual se dirigía y llegó a esta pequeña Iglesia Metodista. El pastor de la iglesia no llegó al servicio porque estaba enfermo. Entonces uno de los feligreses laicos fue al púlpito y empezó a predicar.

Predicó sobre Isaías 45:22, “Mirad á mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra: Porque yo soy Dios, y no hay más” y luego según las palabras de Spurgeon “Él me miró bajo la galería, y me atrevo a decir que siendo pocos los presentes, sabía que yo era un extraño. Fijando sus ojos en mí, como si conociera mi corazón, él dijo, “joven, pareces miserable. Y siempre serás miserable en la vida, y miserable en la muerte. Si no obedeces el texto; pero si lo obedeces ahora, en este momento serás salvo. Joven, mira a Cristo Jesús, ¡Míralo! ¡Míralo! ¡Míralo! No tienes otra cosa qué hacer sino mirarlo y vivir”. Spurgeon dijo, “Así como con la serpiente de bronce que fue levantada, la gente miraba y era sanada, así fue conmigo”

Tomó poco tiempo para ver el fruto de su Salvación. Spurgeon comenzó a trabajar para el Señor con mucho celo. Empezó a repartir tratados y después empezó a testificar a la gente acerca de Jesús. Luego empezó a enseñar en la Escuela Dominical. Predicó su primer sermón cuando tenía solo 16 años, y la gente se admiraba que un adolescente predicara con tanto poder la Palabra de Dios. Cuando tenía 17 años, se convirtió en pastor de una pequeña iglesia en el pueblito llamado Waterbeach.

Luego cuando tenía 19, llegó a ser pastor de la Capilla de New Park Street, Southwark, Londres. Llegó allí como aspirante en calidad de prueba por tres meses y estuvo allí por el resto de su vida. Londres fue bendecido por sus predicaciones y la gente comenzó a venir de todas partes y muy pronto Spurgeon llegó a ser el pastor del Tabernáculo Metropolitano. En un año 200.000 copias de sus tratados-sermones se distribuían en las universidades de Oxford y Cambridge. Sus sermones se tradujeron a veinte idiomas. Los periódicos americanos imprimían sus sermones cada semana y le llamaban el predicador de la era. A través del tiempo Spurgeon publicó 3.561 sermones.

El púlpito de la iglesia de New Park Street y del Tabernáculo Metropolitano donde predicó Spurgeon, coleccionó sus sermones durante su ministerio que llenaron 63 volúmenes. Los sermones contienen de 20 a 25 millones de palabras lo cual equivale a 27 volúmenes de la novena edición de la Enciclopedia Británica. Las series de Spurgeon se mantienen como el más grande conjunto de libros escritos por un solo autor en la historia del Cristianismo. La biblioteca personal de Spurgeon contenía 12.000 volúmenes. Spurgeon miraba su trabajo como ministro como un reformador porque trabajaba tratando de hacer que la gente volviera a las antiguas verdades de las cuales se habían apartado.

A pesar de que los pastores protestantes eran evangélicos, eran pobres en doctrina. La meta de Spurgeon estaba en enderezar a la iglesia con doctrina fuerte.

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Spurgeon dijo, “Mi labor diaria es revivir las viejas doctrinas de Gill, Owen, Calvino, Agustín y Cristo”. La teología de Spurgeon estaba centrada en Dios, centrada en Cristo. Su amor por el Señor se manifestaba en sus predicaciones, tenía un gran amor por las almas del mundo. Los Cristianos se alimentaban y los pecadores necesitados eran confortados bajo su ministerio, pero sobre todo los pecadores eran llamados a venir a Cristo.

En uno de sus primeros sermones terminó diciendo lo siguiente: “El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado, pecador fatigado, pecador rumbo al infierno, aquellos que están bajo el yugo del diablo, reprobados, rameras, ladrones, adúlteros, fornicarios, borrachos, blasfemos! Hablo a ustedes como a todos. No hago excepción de hombres. Dios no ha hecho excepciones aquí. Todo el que crea en el nombre de Jesucristo será salvo. El pecado no es barrera, la culpabilidad no es obstáculo. Todo aquel, aunque sea tan oscuro como Satán, y tan culpable como un demonio – todo aquel que esta noche crea, será perdonado de sus pecados, sus iniquidades serán borradas; será salvo en el Señor Jesucristo, y estará en el cielo salvo y seguro. Este es el glorioso evangelio.

Dios te lleva al hogar y te da fe en Jesús” También dijo de una manera fuerte, “Hay suficiente polvo en algunas de vuestras Biblias que podéis escribir con vuestros dedos sobre ella la palabra: condenación”

Cuando Spurgeon llegó a la Iglesia de New Park Street en 1854, esta congregación que en años anteriores había tenido alrededor de 1200 miembros, tenía solo 232 miembros ahora, pero durante el ministerio de Spurgeon por 38 años el número se había incrementado a 5.311. La iglesia era la congregación bautista independiente más grande del mundo.

Spurgeon llevó a sus servicios al Primer Ministro W.E. Gladstone, a miembros de la familia Real, miembros del Parlamento, etc.

Luego un santuario más grande se construyó y fue llamado el Tabernáculo Metropolitano. Durante la construcción del edificio, entró al salón y para probar la acústica repitió el versículo “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Estas palabras fueron escuchadas por un hombre que trabajaba en alguna parte del edificio. Más tarde ese hombre vino a Spurgeon y le dijo que el versículo había tocado su corazón y por medio de esto había venido a Cristo. Una vez que se terminó el edificio, fue la congregación más grande en la historia que era alcanzada con la voz de un hombre en tiempos en los que no había micrófonos.

Lo siguiente es una porción de su primer sermón en el nuevo santuario en Marzo, 31 de 1861. “Que envíe Dios el fuego de Su Espíritu aquí, para que el ministro esté más y más apegado de su Maestro. Vendréis a pensar cada vez menos con respecto al que habla y más con respecto a la verdad que se expone... Veremos entonces que esta iglesia se convierte en dos..., tres, y cuatro mil fuertes iglesias.

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Tendremos el salón de lectura bajo esta plataforma lleno en cada reunión de oración, y veremos en este lugar jóvenes consagrándose al Señor, se levantarán ministros, se levantarán y llevarán este fuego a otras partes del planeta... Si Dios nos bendice, seremos de bendición para otras multitudes. Al enviar Dios su fuego, los pecadores más perdidos de este vecindario se convertirán a Dios, los borrachos dejarán sus copas, el blasfemo se arrepentirá de su blasfemia, el lascivo dejará su lujuria – Los huesos secos se levantarán y serán revestidos con frescura. Y corazones de piedra se volverán de carne...

Spurgeon dijo en otra ocasión, “Supongamos que Dios trajera a los hombres a la Salvación por causa de los méritos de ellos. ¿Dónde estaríais vosotros borrachos? ¿Qué harías vosotros maledicientes? Vosotros que habéis sido impuros y sucios, y cuyos corazones habían rechazado a Dios, y que aun hoy no lo amáis, qué harías? Pero cuando entendemos que es por pura Gracia, entonces toda la vida pasada, tan oscura y maligna como haya sido, no puede retenerte para que no vengas a Jesús.”

Spurgeon era un hombre de oración, que vivía en su espíritu en comunión con Dios. Según el Doctor Wayland Hoyt un americano: “Yo estaba caminando con él (con Spurgeon) en el bosque, y cuando llegamos a cierto lugar simplemente dijo, venga arrodillémonos junto a esta cabaña y oremos, y así elevó su alma a Dios en la más reverente y amorosa oración que he oído”. Orar era tan natural para él como respirar. También, según el Dr. Theodore Cuyler, mientras caminaban por el bosque tuvieron un tiempo de humor, Spurgeon paró de repente y dijo, “Venga Theodore, agradezcamos a Dios por la risa” y allí mismo oró.

Spurgeon era un hombre muy humilde, a pesar de que miles de personas iban a escucharlo, nunca tomó la gloria para sí mismo, porque se veía a sí mismo como nada y daba toda la gloria a Dios. Spurgeon dijo: “Siempre estoy inclinado a tomar la habitación más baja en la casa de mi Padre; cuando entre al Cielo, será para estar entre el más pequeño entre los pequeños de los santos, y con el más pecador de los pecadores”

Por muchos años fue afectado por una agonía física severa pues sufría de gota, además su esposa fue semi-inválida toda la vida, sin embargo fue siempre su secretaria personal y fue la que continuó el trabajo de publicación de sus escritos aun después de la muerte de él. Muchas veces estuvo con gran dolor mientras predicaba. Sabia lo que era sufrir, y su ministerio fue atacado por oponentes. La siguiente es una carta que escribió a su hermano.

Mi Querido Hermano, fui llevado enfermo mientras trataba de predicar el Jueves y una horrible depresión y sensación de choque hizo que sintiera una gran miseria en mi predicación, me dieron medicina dos veces pero me sentía medio muerto. Podrías venir preparado con un sermón para el domingo en la noche porque es posible que no sea capaz de predicar? Mis dientes me ponen nervioso, mi hígado me molesta y mi corazón me da gran pesar.

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Espero llevar a cabo la Conferencia, pero ayer estaba muy lejos de lograrlo, es terrible. Deseo terminar el Reporte del Colegio, y se me acaba el tiempo... Con amor y de corazón, Tu agradecido hermano, Charles.

A pesar de estar enfermo, Spurgeon tomaba tiempo para escribir a un muchacho que nunca conoció, y del cual solamente sabía por las oraciones de sus padres. Durante sus últimos días estuvo parcialmente consciente, la Señora Spurgeon y los doctores sabían que pronto se iría. Cayó en completa inconsciencia desde el 28 de Enero hasta la tarde del 31 de Enero de 1892, cuando entró por la puerta celestial para estar con su Padre a la edad de 58 años.

Los mensajes de Spurgeon eran completamente evangelisticos. En uno de sus sermones suplicaba a los pecadores: “Pecadores, confiad en Jesús; y si perecéis confiando en Jesús, yo pereceré con vosotros. Tendré mi cama en el infierno a la par de vosotros, pecadores, si fuera posible que perezcáis habiendo confiado en Cristo, y allí estaréis, y me azotaréis por toda la eternidad por haberos hecho confiar en una falsedad. Esto haced si pereciéramos. Pero eso nunca podrá ser; aquellos que confían en Jesús, no perecerán, ni nadie los podrá arrebatar de su mano. Venid a Jesús, El no os rechazará jamás. ¡Que el Señor bendiga las palabras que he hablado! Aunque rápidamente fueron sugeridas en mi mente y fervientemente entregadas a vosotros, el Señor las bendiga, para la causa de Cristo. Amen!

Sin manipulación de llamadas al altar, sin utilizar métodos sensacionalitas o emocionales, Spurgeon confiaba solo en Dios para convencer a los pecadores, como él mismo dijo, “No vengo a este púlpito esperando que quizás alguno por su propia voluntad quiera volverse a Cristo. Mi esperanza está puesta en otra cosa, espero que mi Maestro traerá algunos de ellos y dirá, “eres mío, y serás mío, te reclamo para mí”. Mi esperanza surge del ofrecimiento de la Gracia que se ofrece gratuitamente, y no de la libre voluntad del hombre”.

David Livingstone (1813-1873)

Médico y misionero escocés. Nació el 19 de marzo de 1813, en Blantyre, Escocia. Cursó estudios de medicina en Glasgow y también de teología. En 1840, se ordenó y partió para su primer servicio como misionero médico a África del Sur. En 1841 llegó a Kuruman, (hoy Botswana) que había sido fundada por el misionero escocés Robert Moffat. Desde allí pretendía continuar avanzando hacia el norte, a pesar de la hostilidad que ejercían los bóers. Se casó con Mary Moffat, hija de Robert Moffat, en 1845 y se adentraron en regiones donde ningún europeo había llegado antes.

En 1849 cruzó el desierto de Kalahari y descubrió el lago Ngami. En 1851, en compañía de su mujer y sus hijos, descubrió el río Zambeze. Cuando buscaba una ruta para cruzar desde la costa este al oeste, viajó hacia al norte desde Ciudad del Cabo al río Zambeze, y después hacia el oeste hasta Luanda, en la costa atlántica.

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De regreso al Zambeze, siguió su cauce hasta la desembocadura en el océano Índico, lo que le permitió descubrir las cataratas Victoria (1855).

De regresó a Inglaterra en 1856 fue recibido como un gran explorador. Escribió Misiones e investigaciones en el sur de África (1857) que le dio gran popularidad. En 1858 fue cónsul en Quelimane (hoy Mozambique), en la costa este de África y jefe de una expedición de exploración por la región central y oriental de África. En 1858, se dirigió con la expedición a la cabecera del río Shire y descubrió el lago Nyasa. En 1859, exploró el río Rovuma y descubrió el lago Chilwa.

En 1865 escribió Relato de una expedición al Zambeze y sus afluentes, que era una condena del comercio de esclavos. En 1866, la Royal Geographical Society británica, le había encargado a través de su influyente presidente Sir Roderick Murchison, un nuevo viaje a Africa, sería el tercero, y el último. Debía resolver de una vez la disputa que años antes Burton y Speke habían protagonizado, fijando de una manera definitiva las fuentes del Nilo; para ello Livingstone, decidió explorar el Lago Nyassa y averiguar si algún río lo conectaba con el Lago Victoria.

Además, debía investigar la estructura de las cuencas de los grandes ríos centroafricanos, y por último descubrir las fuentes del Río Congo y a ser posible, remontarlo hasta su desembocadura. Siguió el cauce del río Rovuma, descubrió los lagos Mweru y Bangweulu, y llegó al lago Tanganika en 1869. En el año 1870, viaja desde Ujiji, en el lago Tanganika, hacia las tierras situadas al oeste del lago, y se convirtió en el primer europeo que llegó al río Lualaba, en la actual Zaire. Después de haber sufrido grandes penalidades, regresó a Ujiji, donde se encontró con una partida de rescate que dirigía Henry Morton Stanley, un periodista angloamericano, de quien se cuenta la anécdota de que saludó al explorador con el famoso comentario "el doctor Livingstone, supongo".

Juntos exploraron las tierras del norte del lago Tanganika. Livingstone, esta vez en solitario, continuó su búsqueda del nacimiento del Nilo. Falleció en Chitambo (hoy Zambia), el 30 de abril de 1873 y se encontró su cuerpo el día 1 de mayo. Sus seguidores enterraron su corazón bajo el árbol en que había fallecido y trasladaron su cuerpo a Zanzíbar, en la costa este africana. El 18 de Abril de 1874, se decretó luto nacional en Gran Bretaña, y el cuerpo de Livingstone fue enterrado en la Abadía de Westminster en Londres entre una abarrotada multitud que le despidió como a un héroe.

C.T. Studd. (1862-1931)

Llevó a cabo lo que no hizo el joven rico: Dejó su gran fortuna, para entregarse por completo al ministerio evangelístico por todo el mundo. Uno de sus secretos fueron las horas la madrugada con Dios. Él dijo: “Si pierdo esta hora con Dios me siento como Sansón rapado y perdiendo así su fuerza”

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Fue misionero en China, Norteamérica, la India, entre los caníbales y en Africa.

En una ocasión dijo: “Cristo desea, no los que toman bocadillos de lo posible, sino los que agarran lo imposible, por fe en la omnipotencia, la fidelidad y la sabiduría del Todopoderoso Salvador que dió el mandamiento. ¿Hay un muro en nuestro camino? ¡Con la ayuda de nuestro Dios lo asaltaremos! ¿Se encuentran leones o escorpiones en la senda? ¡Los hollaremos bajo nuestros pies! ¿Hay una montaña que nos interrumpe el paso? Diciendo: ¡Quítate y échate en el mar! Marchamos adelante. ¡Soldados de Jesús! ¡Nunca os rindáis!”.

Hudson Taylor (1832-1905)

Misionero en China. Hudson Taylor nació en Barnsley, Inglaterra, y era hijo de un predicador metodista. Su interés por las misiones, y por China en particular, ya lo tenía desde niño; sin embargo, no fue hasta los diecisiete años cuando el joven Taylor experimentó la salvación. Tras estudiar medicina, pues Taylor quería ser de ayuda práctica para la gente, y teología fue a China en 1854 como misionero bajo los auspicios de la Sociedad para la Evangelización de China.

Por aquel entonces se habían abierto amplias perspectivas para el evangelio en esa nación, pues el emperador de China había hecho profesión de fe cristiana. Sus primeros tiempos en Shangai fueron realmente difíciles: el apoyo económico prometido no llegaba y el chino era un idioma realmente complicado de aprender. Además, Shangai, como ciudad cosmopolita, albergaba un buen número de misioneros, cosa que disgustaba enormemente a Taylor que veía concentrado el esfuerzo misionero en una sola ciudad, mientras que la inmensidad de China estaba sin tocar.

Por tal razón comenzó a hacer viajes al interior. Como resultado de esos viajes tomó la decisión de vestir como los chinos para identificarse más con su cultura; incluso se afeitó la cabeza, se dejó coleta y se puso lentes. No todos misioneros aceptaron su cambio de fisonomía.

En 1858, tras trabajar durante cuatro años en un hospital, se casó con la hija de otro misionero. Volvió a Inglaterra en 1860 y durante cinco años tradujo el Nuevo Testamento a la lengua Ningpo. Durante su estancia en su país se especializó en química y obstetricia y también recorrió Inglaterra dando numerosas conferencias levantando la visión a favor de China. En 1866 volvió a China con otros dieciséis misioneros para fundar la Misión al Interior de China.

En 1870 su esposa y dos de sus hijos murieron a causa del cólera. A pesar de las dificultades, se quedó en China estableciendo doscientas cinco bases misioneras con ochocientos cuarenta y nueve misioneros de Inglaterra. Murió en Changsha, China, en 1905.

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NOTA: Por razones de tiempo y espacio no hemos podido incluir en la lista de discípulos en la Ilustración a hombres de Dios tan relevantes como:

Guillermo Carey (1761-1834)

D.L. Moody (1837-1899)

Dos de los grandes precursores de la obra misionera y las campañas evangelísticas. Por ello recomendamos al lector que indague por otros medios el testimonio de estos y otros hombres de fe en el periodo que hemos visto.

DISCIPULOS CONTEMPORÁNEOS

Smith Wigglesworh (1859-1947)

Carrie Judd Montgomery

Aimee Semple McPherson (1890-1944)

William Branham (1909-1965)

Kathryn Kuhlman, (1907-1975)

Smith Wigglesworh (1859-1947)

Apóstol de fe. De fontanero a un ministerio mundial.

Resucitar a los muertos fue sólo una de las increíbles facetas del ministerio de Smith Wigglesworth. Para él la simple obediencia a lo que uno creía no era una característica extraordinaria; era simplemente el fruto de la fe. Se dice que su propia fe era inquebrantable y algunas veces implacables. Pero también se dice que poseía una unción especial para la enseñanza y un claro sentido de la compasión, que tenían por fruto incontables salvaciones y milagros en su ministerio, todos los días.

Smith nació el 8 de junio de 1859 en un pequeño pueblo de Inglaterra. Aunque sus padres no eran cristianos, no hubo nunca un tiempo en que el joven Smith no buscara a Dios. No le enseñaron a orar en su hogar, pero siempre estaba en esa búsqueda por su cuenta. Su abuela era una antigua wesleyana que creía en el poder de Dios y siempre hacía que Smith la acompañara a las reuniones. Cuando Smith cumplió ocho años, quiso cantar él también en la iglesia. Al comenzar a cantar, “un claro conocimiento del nuevo nacimiento” vino a él, y comprendió lo que Jesucristo había hecho por él por medio de su muerte y resurrección. El joven Wigglesworth se convirtió inmediatamente en un pescador de almas. La primera persona que ganó para Cristo fue su propia madre.

¡Hay algo diferente en ti!

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Desde los trece años Smith participó activamente en la Iglesia Metodista Wesleyana. Su vida espiritual cobró nuevo significado, y comenzó a anhelar el Espíritu de Dios. Tiempo después, los metodistas planeaban una reunión especial de predicación, y siete jovencitos fueron invitados a participar, incluido Smith. Con tres semanas para prepararse, el joven "vivía en oración".

Cuando llegó el día, tomó la plataforma para predicar durante quince minutos, y al terminar, no recordaba ni una palabra de lo que había dicho. Lo único que recordaba era el increíble ardor que lo cubría, y los gritos de aliento de la gente. En 1875, se unió al Ejército de Salvación para compartir su amor por los perdidos. Creía que el Señor lo ayudaría en todo, y comenzó su ministerio. En 1877 fue a casa de un plomero para pedirle trabajo. El hombre le dijo que no necesitaba ayudantes, así que Smith le agradeció, se disculpó por haber usado su tiempo, y se volvió para irse. Pero repentinamente el hombre lo llamó y le dijo: “Hay algo en ti que es diferente. Creo que no puedo dejar que te vayas”. Y lo contrató.

Smith hacía un trabajo tan excelente que decidió mudarse a Liverpool, con su experiencia en plomería. Con el poder de Dios que descansaba firmemente sobre él, comenzó a ministrar a los niños de la ciudad y a predicarles el evangelio, movido por su deseo de ayudarlos.

El matrimonio.

Uno de los grandes atributos de la vida de Smith Wigglesworth fue su esposa, Mary Jane “Polly” Featherstone. Polly era tan fuerte, o más, algunas veces, que su esposo. Nunca se negaba a acompañarlo, y Smith estaba de acuerdo. Dios comenzó a usarla para salvar a los perdidos a tal punto que los ministros metodistas la llamaban a evangelizar en sus iglesias, y cientos de personas se convirtieron con su ministerio. El poder de Dios descansaba poderosamente sobre ella. Empujado hacia el púlpito a fines del siglo XIX, Smith viajó a Leeds para comprar materiales para su trabajo de plomería. Mientras estaba allí, asistió a un culto en una iglesia donde se ministraba sanidad divina.

Observó las maravillosas sanidades que se producían, y su corazón se conmovió. Entonces comenzó a buscar a los enfermos en su ciudad, Bradford, y pagaba sus viajes para ir a las reuniones de sanidad de Leeds. Como comprendían que Smith necesitaba “un empujoncito” para comenzar su ministerio público, los líderes del Hogar de Sanidad de Leeds tomaron una decisión, y le pidieron que los reemplazara en el púlpito mientras ellos iban a la convención de Keswick. Smith dudó al principio, pero los ministros le aseguraron que él podía hacerlo. Cuando llegó el día de ministrar, Smith estaba a cargo de la reunión, pero no había quién predicara.

Todos estuvieron de acuerdo en que él debería hacerlo. Vaciló, pero comenzó a ministrar, y al terminar su mensaje, quince personas se acercaron para que orara por su sanidad. Un hombre que andaba con un par de muletas, se acercó, y cuando Smith oró por él, comenzó a saltar por todos lados, sin sus muletas, totalmente sano. ¡Nadie estaba más sorprendido que Smith!

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Bañado en el poder y la gloria

En 1907 llegó otro punto crucial en la vida de Smith Wigglesworth. Había oído que un grupo de personas en Sunderland habían sido “bautizadas en el Espíritu Santo” y “hablaban en otras lenguas”. Entonces decidió ver este fenómeno por sí mismo. Smith, buscaba a Dios con todo su corazón para experimentar este “bautismo en el Espíritu Santo”, y fue a un centro de reuniones cercano del Ejército de Salvación para orar. Tres veces el poder de Dios lo abatió al suelo. Smith estaba decidido a conocer a Dios en esa área. Durante cuatro días estuvo delante del Señor mientras esperaba hablar en otras lenguas, sin resultado.

Finalmente, desalentado en su espíritu, sintió que era hora de regresar a Bradford. Pero antes de partir, se dirigió a la casa pastoral para despedirse de la esposa del vicario, la Sra. Boddy. Le dijo que tenía que regresar a su casa y que aún no había logrado hablar en lenguas. Ella le respondió: “No es el hablar en lenguas lo que usted necesita, sino el bautismo”. Smith le pidió que le impusiera las manos antes de partir. Ella oró una oración sencilla pero llena de poder, y luego salió del cuarto. Entonces cayó el fuego. Bañado en el poder y la gloria del Señor, Smith vio una visión de la cruz vacía con Jesús exaltado a la diestra del Padre. Lleno de adoración y alabanza, abrió su boca y comenzó a hablar en otras lenguas, comprendió finalmente que aunque antes había recibido la unción, ahora era bautizado en el Espíritu Santo como en el día de Pentecostés.

"Déjala ir"

Uno de los dolores más grandes en la vida de Smith estaba a punto de ocurrir. Mientras esperaba en la estación del tren para partir hacia Escocia, recibió una noticia devastadora. Polly se había desplomado a causa de un ataque cardíaco mientras regresaba de la obra misionera de la calle Bowland. Smith corrió a su lado y descubrió que su espíritu ya había partido para estar con el Señor. No dispuesto a aceptarlo, inmediatamente reprendió a la muerte y su espíritu regresó, pero sólo por un breve tiempo.

Entonces el Señor le dijo: “Yo deseo llevarla a casa conmigo ahora”. Así que, con el corazón destrozado, Smith dejó en libertad a su compañera, aquella a la que había amado tantos años, para que fuera con el Señor. Polly Wigglesworth sirvió al Señor hasta el último minuto de su vida, el 1 de enero de 1913. Algunos dicen que después de su muerte, Smith pidió una doble porción del Espíritu. A partir de ese momento, su ministerio tuvo aún más poder.

Este es el secreto...

Smith comenzó inmediatamente a ministrar por todo el país, viajaba con su hija y su yerno. Tenía una increíble revelación en el tema de la fe, y su enseñanza al respecto atraía a las masas.

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Wigglesworth no se quedaba “con la esperanza” de que la oración diera resultado. Su revelación sobre la fe era concreta, y ablandaba aún los más duros corazones para llevarlos al amor de Jesucristo. Para 1921, el ministerio de Wigglesworth florecía. Su hogar estaba inundado de invitaciones para ministrar en otros países, y se embarcó en el más largo viaje de toda su vida. Aunque era muy popular en la Europa continental y en los Estados Unidos, nadie pareció notar su llegada a Colombo, Ceilán (Sri Lanka). Pero pocos días después, las multitudes llenaban el edificio para tratar de conseguir un lugar.

Muchos quedaron afuera. Cuando la reunión terminaba, Smith pasaba por entre medio de miles de personas, las tocaba y creía en el poder de Dios para con ellas. Según los relatos, decenas de personas fueron sanadas con el solo paso de “su sombra” por encima de ellas. En 1922 viajó a Nueva Zelanda y Australia. Algunos creen que las reuniones de Smith fueron el punto de partida de las iglesias pentecostales en estos dos países. Aunque sólo pasó unos meses allí, miles de personas fueron salvas, sanadas y llenas del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas. Australia y Nueva Zelanda experimentaron así el mayor avivamiento espiritual que jamás hubieran conocido.

Las aflicciones tuvieron que ceder

Aunque los ojos de Wigglesworth habían visto muchos milagros y sanidades instantáneas, él mismo no recibió esos milagros. En 1930, cuando ya tenía setenta años, sufría de tremendos dolores. Oró, pero no recibió alivio, así que fue a ver a un médico, que después de sacarle algunas radiografías le dio un diagnóstico de un caso severo de cálculos en el riñón en un estado avanzado. Su única esperanza era una operación, dado que, según el médico, si continuaba en este doloroso estado, moriría. Smith le respondió: “Doctor, el Dios que creó este cuerpo es quien puede sanarlo.

Ningún cuchillo me cortará mientras yo tenga vida”. Smith pensó que este sufrimiento acabaría pronto, pero duró seis largos y dolorosos años. Durante este tiempo, nunca dejó de asistir a las reuniones programadas, con frecuencia ministraba dos veces por día. En algunas reuniones, oraba por hasta ochocientas personas mientras se retorcía de dolor él mismo. Algunas veces abandonaba el púlpito cuando el dolor se volvía insoportable, para luchar en el baño mientras despedía otra piedra. Luego regresaba a la plataforma y continuaba con la reunión.

Con frecuencia se levantaba de su propia cama para ir a orar por la sanidad de otros. Muy pocos sabían que él mismo estaba atravesando la más grande prueba de su vida. Algunas veces perdía tanta sangre que su rostro estaba pálido y tenía que envolverse en mantas para recobrar calor. Después de los seis años, tenía más de cien piedras en una botella de vidrio.

Y no fue más... Porque Dios lo llevó

Dos años después de iniciada su batalla contra los cálculos en los riñones, Smith no se daba por vencido. En cambio, en 1932, pidió a Dios quince años más para servirle.

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Dios le otorgó lo que había pedido, y durante esos años, visitó gran parte de Europa, Sudáfrica y Estados Unidos. Su más grande gozo era ver la Palabra confirmada con señales y prodigios, a través de la fe de la gente. Su principal meta era que las personas vieran a Cristo, no a Smith Wigglesworth. El 12 de marzo de 1947, inclinó la cabeza, y sin pronunciar palabra ni experimentar dolor alguno, fue a estar con el Señor.

(Extraído del libro “Los generales de Dios” de Robert Liardon, Editorial Peniel).

Respondió a la pregunta ¿Qué es creer? De esta manera: "Es tener una confianza tal en lo que el Señor ha dicho, que le tomamos por la Palabra, sencillamente porque Él lo dijo". Dijo: "No me conmueve lo que veo o lo que oigo; me conmueve lo que creo". Respondió así a la pregunta: ¿Cómo podemos tener una gran fe? "Gran fe es el producto de grandes luchas. Grandes testimonios son el resultado de grandes pruebas. Grandes triunfos pueden resultar únicamente de grandes conflictos". Enviaba pañuelos por correo, después de haber orado por ellos y la gente recibía sanidad, Su sombra caía sobre los enfermos y se sanaban. Muchos caían por el poder de Dios en sus reuniones.

Carrie Judd Montgomery

La historia de una mujer que invirtió toda su vida para Dios. "Una constructora de puentes”. Un accidente de niña la había dejado completamente inválida, pero Dios obró un milagro. La sanidad que recibió la llevó a formar parte del liderazgo del emergente movimiento de sanidad por fe, que tuvo lugar en los Estados Unidos a fines del siglo XIX. Carrie comenzó a compartir su testimonio en público durante los años 1880 y Dios la usó para tender puentes entre diferentes grupos de creyentes de su país. Por Lester Sumrall.

Conocí a Carrie Judd Montgomery en 1934 en su residencia llamada Casa de Paz, en Oakland, California. Prediqué un par de viernes en sus reuniones de sanidad, realizadas en el centro de la ciudad, allí oré por los enfermos. Su marido había fallecido hacía unos años y ella manejaba sola la residencia para misioneros.

Tuvo personas provenientes de todos los continentes que paraban en su hogar. Un familiar hacía cajones de madera en los que enviaba las pertenencias de los misioneros hasta el lugar donde ellos viajaban, y se encargaba de embarcarlos para que lleguen a su destino.

Una mañana nos encontrábamos orando juntos mientras estaba en su casa, de paso por la zona de San Francisco, al iniciar uno de mis viajes misioneros. Se volvió a mí y me dijo: Todo el dinero que Dios me dé hoy te lo entregaré, dado que eres misionero. Pensé: Hoy es mi día. Todo lo que juntó durante el día sumó doce dólares, de modo que no fue mucho lo que obtuve. Con el poco dinero que traía compró algunas cosas necesarias para el viaje. Cuando el barco zarpó todavía tenía doce dólares. Creo que podría decirse que esos eran los dólares que Carrie me dio. Ella estaba más avanzada en el conocimiento y ejercicio de la fe que muchos cristianos de su época.

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Algunos misioneros que estaban de licencia y otros que iban a San Francisco a tomar un barco con destino a algún lejano país, se quedaban en su residencia para descansar en una atmósfera espiritual. Llevó a cabo su trabajo de servicio a los misioneros aún muchos años después que su marido, un exitoso comerciante, hubiera muerto. Muchos me preguntaban cómo es que era aceptada entre los misioneros de sexo masculino. Que yo sepa, no había ninguna otra intención en ella, ya que su ministerio era mantener el hogar. De todos modos, en aquellos días las mujeres no eran muy aceptadas en el ministerio. Carrie era como una madre para los jóvenes ministros. Ella fue una verdadera mamá para los que hospedaba.

Mientras estaba en su casa una vez me dijo: Jovencito, ven a mi cuarto. Así que me dirigió a su cuarto privado, que era muy grande, hasta tenía una estufa de leña y un recibidor. Me dijo: Estás iniciando un viaje de fe. Conozco a Howard Carter. Mejor que vayas con una fe genuina, no con simples esperanzas. La fe se obtiene al estudiar la Palabra. Cuando llegues, mejor te pones a estudiar la Palabra hasta que algo dentro de ti te indique que sabes lo que tienes que hacer; no que simplemente te conformes con ‘creer’ que lo sabes. Creo que ella trataba de saber si había alguna inseguridad en mí y si abandonase mi tarea y saldría corriendo para casa cuando estuviera bajo circunstancias difíciles, en vez de continuar adelante dirigido por Dios.

Años más tarde, con mi esposa e hijos nos quedamos en su casa cuando nos dirigíamos a las Filipinas para abrir una iglesia en Manila. Nuestros niños disfrutaron la libertad y el gozo que reinaban en su casa. Apreciábamos mucho a la hermana Judd. Ella era amiga de todos en el ministerio. A veces tenía como a veinte misioneros que paraban juntos en su casa. Todos se iban con la certidumbre de que habían obtenido toda su atención. Ninguno que pasara por su casa se fue siendo menospreciado o desatendido.

Hacer sentir bien a todos es un don muy especial, el cual ella tuvo. En esos días le podías dar la cantidad de dinero que quisieras para pagar tu estadía, o directamente no pagar nada. No había diferencia para ella. Confiaba en que Dios proveía para todas sus necesidades y las del hogar que con tanto amor abría sus puertas a todos los misioneros del mundo que lo necesitaran. Por lo general traté de pagar mis gastos mientras estuve con ella, para no serle una carga.

Fe a través de la adversidad

Carrie Montgomery, ministro, maestra, escritora, directora de un hogar de fe y trabajadora social, fue criada en un hogar episcopal en la ciudad de Búfalo, Nueva York, donde creció con sus siete hermanos. A los once años se convirtió y fue confirmada en la Iglesia Episcopal. Desde entonces supo que tenía que hacer una tarea para Dios. Dos de sus hermanos murieron de tuberculosis y ella no gozaba de la mejor salud. Cuando era alumna de la escuela normal se cayó y quedó completamente inválida y no se esperaba que sobreviviera por mucho tiempo; dada la gravedad del golpe que recibió debió abandonar sus estudios. Pero Dios usó el ministerio de una hermana de color llamada Señora Mix para sanarla completamente.

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Carrie escribió un libro en 1880 llamado: La oración de fe, en el que comparte su testimonio personal para animar a otros a creer en la sanidad divina.

A. B. Simpson, fundador de la Alianza Cristiana y Misionera, tuvo una amistad de toda la vida con ella debido a la lectura de su libro. La sanidad que recibió la llevó a formar parte del liderazgo del emergente movimiento de sanidad por fe, que tuvo lugar en los Estados Unidos a fines del siglo XIX. Esto la llevó a compartir la plataforma con notables ministros del Evangelio de su época como Charles Cullis, W. E. Boardman, Maria Wodworth-Etter y la hermana Baxter, de Londres.

Su carrera literaria comenzó a la edad de quince años cuando un periódico de Búfalo publicó uno de sus poemas. Años más tarde publicó otros poemas y escribió más libros, pero su mejor creación literaria fue el libro titulado: Triunfos de la fe, y una revista que fundó en 1881 y continuó editando durante sesenta y cinco años.

Carrie comenzó a compartir su testimonio en público durante los años 1880 y Dios la usó para tender puentes entre diferentes grupos de creyentes de su país. Estuvo ligada ministerialmente a la Iglesia Episcopal, los movimientos de santidad y sanidad, la Alianza Cristiana y Misionera, el Ejército de Salvación, el movimiento Pentecostal y fue ordenada evangelista por las Asambleas de Dios.

Cuando vivía en Búfalo comenzó a tener reuniones semanales en su casa. Como resultado de ello abrió una casa de campo llamada “Descanso de fe”, un lugar donde los enfermos eran confortados y alentados por medio de la oración y la enseñanza de las Escrituras. Esta casa fue una de tantas establecidas posteriormente a lo largo y ancho de la nación a finales del siglo XIX por personas que creían en la sanidad divina.

Luego de ministrar en la costa este de los Estados Unidos durante los años 1880, se mudó a Oakland, en la costa oeste en 1890. Allí conoció y se unió en matrimonio con un rico comerciante llamado George S. Montgomery, quien tenía propiedades en la zona de Oakland. Carrie y su flamante marido establecieron allí el “Hogar de Paz” en 1893. Era una casa victoriana de tres pisos la que sigue siendo utilizada por la organización fundada por ellos, hasta nuestros días. Los Montgomery establecieron un orfanato desde 1895 hasta 1908, que albergaba entre cincuenta y cien niños. En 1908 el Ejército de Salvación se hizo cargo de la conducción del establecimiento. En 1894 establecieron la Escuela Shalom, destinada al entrenamiento de candidatos a misioneros.

En 1908 estaban de visita en casa de unos amigos en Chicago cuando Montgomery recibió el bautismo en el Espíritu Santo. En esa ocasión Carrie fue llena de un extraordinario amor por los chinos. Muchos de ellos comprendían sus mensajes en chino cuando ella hablaba bajo el poder del Espíritu de Dios en esa lengua. Una misionera destacada en China mientras estaba en los Estados Unidos compartió una habitación con Carrie durante un campamento. Una noche en que ambas estaban despiertas, Carrie comenzó a cantar suavemente en lenguas.

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La misionera, sorprendida, le comentó más tarde que estaba cantando en dialecto chino una canción a menudo escuchada en la China. Durante el transcurso de la noche continuó cantando y hablando en diferentes dialectos chinos. La misionera le dijo: Todavía no has cantado o hablado en mandarín, que es el dialecto que yo hablo. Carrie le dijo: Le pediré al Señor que me conceda hablar en mandarín. Durante el culto de la mañana siguiente la hermana Montgomery comenzó a cantar en mandarín, el cual fue traducido por la misionera a todos los asistentes.

Había veces que reproducía las más intrincadas canciones chinas nota por nota. Dos veces el Señor le dio a Carrie la interpretación de las canciones antes que la misionera pudiera traducirlas. En ambos casos la correcta traducción fue corroborada por la misionera.

Luego de recibir el bautismo en el Espíritu Santo continuó su amistad y relación ministerial con hermanos que no eran pentecostales, como A. B. Simpson y otros líderes de la Alianza. Luego de realizar un viaje misionero alrededor del mundo en 1909, Montgomery ministró en dos cultos de la iglesia de Simpson y predicó en cuatro convenciones de la Alianza Cristiana y Misionera. A partir de allí publicó artículos acerca del derramamiento Pentecostal por todo el mundo. Sus puntos fuertes eran la santidad y la sanidad divina. Si bien ella creía en el hablar en lenguas, reconocía que entre los pentecostales se ponía demasiado énfasis en ello. Ella enfatizaba más la unidad y el amor. (Extraído del libro "Pioneros de fe", por Dr. Lester Sumrall, Editorial Peniel).

Aimee Semple McPherson (1890-1944)

Una mujer decidida a enfrentar cualquier desafío para Dios.

En un tiempo en que las mujeres eran sólo reconocidas como "elementos accesorios" en el ministerio, Aimee Semple McPherson construyó el templo Angelus para darles participación. El templo fue construido y dedicado durante la época de la Gran Depresión, con capacidad para cinco mil personas sentadas, pero se llenaba cuatro veces cada domingo. Aimee construyó la primera estación de radio cristiana en el mundo.

Nació el 9 de octubre de 1890, cerca de Salford, en Ontario, Canadá. Aimee Elizabeth Kennedy fue la única hija de James y Mildred. Creció como hija única en una enorme granja, con los animales como compañeros de juegos. Creció escuchando las historias de Daniel en el pozo de los leones, de José y el Faraón, de Moisés sacando al pueblo de Dios fuera de Egipto. Para cuando tenía cuatro años, Aimee podía pararse en una esquina, sobre un tambor y atraer a una multitud de gente recitando historias bíblicas.

Aimee era una niñita que tenía agallas y estaba llena de ideas muy definidas. Nada la intimidaba, excepto el hecho de que, sin importar donde estuviera, Dios podía ver todo lo que hiciera. Cuando Aimee era niña, le agradaba observar a su madre, que era la directora de la escuela dominical en las reuniones del Ejército de Salvación.

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Tan pronto como regresaba de la iglesia, Aimee juntaba unas sillas y las colocaba en círculo en su cuarto, e imitaba a su madre: predicaba a un grupo imaginario.

¿Darwin o Cristo?

A raíz de sus lecturas de investigación acerca de la teoría darwiniana en el colegio, Aimee llegó a la conclusión de que la teoría debía de ser cierta. Después de todo, la iglesia ya no practicaba lo que la Biblia decía. Parecía que fuera solamente un lugar de reunión social para juegos y entretenimientos, y no había milagros como los que ella veía en la Biblia. Así que comenzó a debatir con los ministros que visitaban su iglesia y a cuestionar por qué predicaban, si en ese tiempo no había milagros.

Frente a todas estas dudas, Aimee oró así: "¡Oh, Dios... (si es que hay un Dios), revélate a mí!" El día después de haber orado a Dios para que se le revelara, Aimee volvía a casa de la escuela, con su padre, y al pasar por la calle principal de Ingersoll, vio un cartel en una ventana que decía: "Campaña del Espíritu Santo con Robert Semple, evangelista irlandés". Aimee había oído que estos pentecostales caían al suelo y hablaban en idiomas desconocidos. También había escuchado relatos alocados de sus gritos y danzas. Era muy curiosa, por lo que la noche siguiente, antes de llevarla a ensayar para el programa de Navidad, fue a la campaña y se sentó en el último banco.

Hasta los pájaros sonrieron

En la reunión, Aimee era todos ojos. La divertía ver a algunas personas del pueblo gritando "¡Aleluya!" Con las manos levantadas. "¡Qué show!", Pensó. Cuando entró en el pequeño templo, fue como si el mundo entero se detuviera para ella. El Rev. Robert Semple subió al púlpito y abrió su Biblia en el segundo capítulo de Hechos. Luego repitió una sencilla orden: "Arrepentios... arrepentios". Aimee comenzó a revolverse, incómoda, en su asiento. Cada vez que Semple hablaba, sus palabras la atravesaban como una flecha. Más tarde, Aimee diría: "Yo nunca había escuchado un sermón así. Utilizó la Biblia como espada, y cortó el mundo entero en dos". Tres días después, Aimee detuvo su automóvil en medio de una calle solitaria, levantó sus manos hacia el cielo y clamó a Dios por misericordia. Finalmente, había nacido de nuevo.

El matrimonio

En agosto de 1908, Aimee se casó con Robert Semple en la granja de su familia. A principio de 1910, los Semple, que ahora esperaban un hijo, llegaron a Hong Kong. Pero Aimee no estaba preparada para lo que vio. La dieta china de orugas, insectos y ratas la asqueaba, y su departamento era tan ruidoso que casi no podían descansar. Un día, los hindúes quemaron a un hombre vivo justo fuera de la ventana de su cocina. Esto, junto con todo lo demás, hacía que Aimee viviera al borde de la histeria la mayor parte del tiempo. Había llegado a odiar la obra. Y pronto, debido a las malas condiciones en que vivían, ella y Robert contrajeron malaria.

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El estado de Robert era peor que el suyo, y el 17 de agosto, sólo dos meses después de llegar, Robert Semple había muerto. Un mes después de la muerte de su esposo, Aimee dio a luz una pequeña niña que pesó sólo dos kilogramos. La llamó Roberta Star.

Hogar, dulce hogar

Ya de regreso en su hogar, Aimee lloró la pérdida de su esposo Robert durante más de un año, pero también continuó buscando la voluntad de Dios para su vida. Fue a Nueva York y luego a Chicago; deseaba ministrar en las iglesias que Robert había dejado. Cuando la salud de su hija se deterioró, regresó al hogar de su niñez. Pero su dolor no le permitía estar quieta por mucho tiempo, y finalmente volvió a Nueva York. Mientras estaba allí, conoció a Harold McPherson, quien pronto se convertiría en su segundo esposo.

El 28 de febrero de 1912, Aimee y Harold se casaron. Para julio de 1912, estaba esperando otro hijo. Según Aimee, el único problema real que ella y Harold debieron enfrentar en su relación matrimonial fue debido a que sus metas eran totalmente diferentes. Harold tenía un buen empleo y quería que Aimee fuera como las demás mujeres: que limpiara la casa y cocinara. Pero Aimee sentía que ya no podía permanecer tan confinada y al mismo tiempo cumplir con el llamado de "ir". Antes de salir para asistir a su primera reunión de campaña pentecostal, le envió un telegrama a Harold: "He tratado de seguir tu camino y he fallado. ¿No querrías venir tú ahora, y seguir mi camino? Estoy segura de que seremos felices".

Una carpa y el poder espiritual

Pronto Aimee comenzó a predicar por su cuenta. Utilizaba cualquier método para atraer a la gente, y las personas venían de todas partes en el campo para escucharla. En 1915, una de sus reuniones contó con una asistencia de más de quinientas personas. Se había convertido en una novedad. Además de su carácter dramático, era una mujer, y en esos días era difícil encontrar a una predicadora, así que todos estaban curiosos por ir a verla y escucharla.

Con las ofrendas reunidas, pudo comprar la tan necesitada carpa. Había una empatía natural en Aimee que acentuaba las peculiaridades de su ministerio y atraía a grandes cantidades de personas de todas clases. Los que se acercaban experimentaban el poder de Dios en sorprendentes manifestaciones. Muchos venían para sentir de esa forma la presencia de Dios, y miles de personas recibían el bautismo del Espíritu Santo.

Quemaduras, heridas y carnaval

Como ya hemos mencionado, Aimee era conocida por su forma afectuosa de predicar. Con frecuencia trataba a la gente que la escuchaba como una madre trataría a su hijo. Nunca condenaba ni amenazaba; siempre alentaba a quienes la escuchaban a

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enamorarse de la gracia y la misericordia de Dios. Pero, como una madre firme, no era débil. Cierta vez, una lámpara le explotó en el rostro, y quedó envuelta en llamas. Rápidamente metió la cabeza en un cubo con agua, pero no antes que se le produjeran varias heridas en el cuello y el rostro. Para empeorar las cosas, todo esto había sucedido delante de un grupo de molestos que habían ido a observar y burlarse.

La carpa estaba llena la noche en que esto ocurrió, por lo que Aimee se retiró a la parte posterior, terriblemente dolorida. Uno de los que se burlaban subió a la plataforma y dijo: "La señora que predica sanidad divina se ha lastimado. Se quemó la cara, así que esta noche no habrá reunión". Pero tan pronto como acabó de decir esa palabra, Aimee entró corriendo nuevamente a la carpa y de un salto subió a la plataforma. Estaba en agonía, pero pudo reunir suficientes fuerzas como para sentarse al piano y gritar: "¡Alabo al Señor que me sana y quita todo mi dolor!"

Cuando ya estaban cantando la segunda o tercera estrofa, la gente allí reunida fue testigo de un milagro: ¡el rostro de Aimee pasó de ser rojo como una langosta, a recobrar el color de la piel normal!

Construcción del Angelus Temple

Para este entonces, Aimee podía ver que necesitaba un lugar permanente donde predicar. Así que entre los años de 1919 y 1923 recorrió nueve veces los Estados Unidos, predicando y reuniendo fondos para construir el Angelus Temple. Dondequiera que iba, la gente la amaba. A fines de 1922, el Templo, con capacidad para cinco mil personas sentadas, estaba finalmente terminado. El New York Times cubrió ampliamente la dedicación del templo, y a partir de entonces, los cinco mil asientos del mismo se llenaban cuatro veces cada domingo.

En febrero de 1923, Aimee abrió su escuela de ministerio que finalmente se conocería como el Instituto Bíblico Faro del Evangelismo Cuadrangular Internacional. En febrero de 1924, abrió la radio KFSG, con la primera licencia radiofónica otorgada a una mujer. También fue esta la primera estación de radio cristiana que existió.

La reina de la guerra silenciosa

Los años entre 1938 y 1944 fueron muy tranquilos para Aimee. Muy poco se decía de ella en la prensa. Gran parte de los esfuerzos de Aimee durante estos años se dedicaron a pastorear, capacitar futuros ministros, establecer cientos de iglesias, y enviar misioneros por todo el mundo.

Una grande descansa

Para 1944, la salud de Aimee estaba muy debilitada, y sufría de enfermedades tropicales que había contraído durante sus viajes misioneros. En febrero de ese año, nombró a Rolf nuevo vicepresidente del ministerio.

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Este había probado ser fiel y sirvió bien a su madre durante muchos años. En realidad, fue la única persona que permaneció a su lado tanto en los buenos como en los malos tiempos.

(Extraído del libro “Los generales de Dios” de Robert Liardon, Editorial Peniel).

William Branham (1909-1965)

Cuando Dios enseña a través de éxitos y fracasos. Un hombre de notables señales y prodigios. William Branham estuvo rodeado de sucesos extraordinarios e increíbles. Simple en sus razonamientos, y con escaso dominio del idioma, fue líder del avivamiento de La Voz de Sanidad, a fines de los años ‘40. Ningún evangelista de la sanidad pudo combinar el oficio profético, milagros y la sanidad divina como lo hizo Branham.

William Marrion Branham nació el 6 de abril de 1909, en Kentucky, EE.UU. Esa mañana, de manera repentina, una luz del tamaño de una almohada vino como un remolino por la ventana, giró alrededor de donde estaba el bebé y bajó sobre la cama. Todos quedaron boquiabiertos, preguntándose qué clase de niño había nacido de los Branham.

El viento del cielo

Cierto día, mientras Branham llevaba un balde de agua desde el granero hasta la casa, escuchó el sonido del viento soplando en la copa del árbol. Se puso de pie de un salto para mirar, y entonces notó que el viento no soplaba en ningún otro lugar. Dando un paso atrás, miró al árbol y escuchó una voz que decía: "Nunca bebas, fumes, ni contamines tu cuerpo de ninguna forma, porque tengo una obra para que hagas cuando seas mayor". Durante el resto de su infancia, Branham hizo todo lo que pudo para evitar pasar nuevamente junto a ese árbol por el pánico que le había causado.

El tabernáculo Branham

En junio de 1933, a los veinticuatro años de edad, Branham realizó su primera gran campaña en una carpa. En una noche asistieron tres mil personas. El 11 de junio realizó un culto de bautismos en el río Ohio, donde bautizó ciento treinta personas. Ese otoño, las personas que habían asistido a sus reuniones construyeron un tabernáculo al que llamaron "Tabernáculo Branham". Desde 1933 hasta 1946, Branham fue el ministro del Tabernáculo, mientras al mismo tiempo trabajaba en un empleo secular.

Dolor y sufrimiento

Durante la década del ’30 se casó con una maravillosa joven cristiana. Su nombre era Hope Brumback. Tuvieron dos hijos: Billy Paul y Sharon. En sólo una noche, Branham perdió a dos de las tres personas más preciosas en el mundo para él.

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Su esposa falleció de tuberculosis y su hija de meningitis. Sólo le quedaba Billy Paul y un dolor imposible de soportar.

El Ángel del Señor vino

Branham fue a un lugar apartado a orar y leer la Biblia. Tan profundo era su clamor, que parecía que el alma se le iba a separar del cuerpo. "¿Querrás hablarme en alguna forma, Dios? Si tú no me ayudas, yo no puedo continuar", lloraba. Esa misma noche, notó una luz que parpadeaba en el cuarto. Pensando que alguien estaba entrando con una linterna, miró por la ventana, pero no vio a nadie. Repentinamente, la luz comenzó a extenderse por el suelo. Alarmado, saltó de su silla cuando vio una bola de fuego refulgiendo en el piso. Entonces oyó unas pisadas y vio a un hombre con una túnica blanca que se acercaba.

Mientras Branham temblaba de miedo, el hombre habló: "No temas. Fui enviado de la presencia del Dios Todopoderoso para decirte que tu peculiar vida y tus incomprensibles caminos, han sido la forma de indicarte que Dios te ha enviado para llevar el don de la sanidad divina a los pueblos del mundo. Si eres sincero, y haces que la gente crea, nada se interpondrá en tu camino". La primera respuesta de Branham fue como la de Gedeón. Le dijo al ángel que él era pobre e iletrado, y que por ello sentía que nadie aceptaría su ministerio ni lo escucharía. Pero el ángel dijo a Branham que recibiría dos dones como señales para confirmar su ministerio. Primero, podría detectar las enfermedades por medio de una vibración física en su mano izquierda.

En años posteriores, Gordon Lindsay fue testigo de este fenómeno sobrenatural. Branham respondió al ángel: "Señor, me temo que no me recibirán". Y el ángel respondió: "Entonces sucederá que conocerás el secreto más profundo del corazón de las personas. Esto lo oirán". Cuando esto ocurría mientras Branham oraba por alguien, él se apartaba del micrófono y hablaba en privado con la persona, llevándola inmediatamente al arrepentimiento.

Los muertos son resucitados

En junio de 1946, Branham regresó a St. Louis y condujo una campaña de doce días en la que predicó y oró por los enfermos. La carpa estaba llena de gente y muchos quedaron afuera, aun bajo lluvias torrenciales. Tremendas manifestaciones se produjeron: los cojos andaban, los ciegos veían, los sordos oían. Un ministro que había sido ciego durante veinte años recibió la vista.

Una mujer que rechazó el Espíritu de Dios cayó muerta fuera de la carpa víctima de un ataque al corazón. Branham salió a verla y oró por ella. La mujer se levantó y recibió la salvación en Cristo Jesús. Las sanidades se multiplicaron y se hicieron incontables. Muchas veces Branham se quedaba hasta las 2:00 de la madrugada orando por los enfermos.

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Sacudiendo naciones

En abril de 1950 Branham viajó a Escandinavia, siendo el primer evangelista de La Voz de Sanidad que viajara a Europa. Branham también había recibido muchos pedidos de oración desde África, algunos de los cuales venían acompañados por boletos de avión. Finalmente, en otoño de 1951, Él y su equipo viajaron a Sudáfrica, donde realizaron campañas hasta diciembre. Se dice que las reuniones fueron las más grandes realizadas en el país, con una asistencia de hasta cincuenta mil personas, y miles que quedaban afuera.

Branham comienza a desviarse

Branham fue muy influyente en el ministerio de la sanidad divina durante nueve años. En este tiempo, muchos evangelistas de la sanidad comenzaron a surgir por todo el país, operando con grandes señales y prodigios. La revelación de la sanidad divina había llegado a su punto máximo en todo el mundo. Pero a partir de ese año, los fuegos del avivamiento de sanidad comenzaron a menguar. Para 1955, Branham comenzó a experimentar dificultades, y su ministerio cambió en forma drástica.

Se va Lindsay

Gordon Lindsay fue una de las cosas más importantes que le sucedió al ministerio de Branham. Lindsay tenía la Palabra y Branham tenía el don. Lindsay también tenía la capacidad organizativa que podía multiplicar el ministerio y el don de Branham. Obviamente, eran un equipo ministerial armado en los cielos. Pero Branham se negó a reconocer el valor de Lindsay. Creo que separarse de él fue un gran error y la causa por la cual este cayó luego en serios errores doctrinales.

No permaneció en su llamado

Branham no tomó bien el cambio. En realidad, nunca vivió la transición. En lugar de orar al Señor para saber cuál sería el lugar donde debería ministrar en el próximo mover de Dios, se volvió hacia doctrinas radicales y sensacionalistas. Tomó el oficio de maestro por voluntad propia, no por orden de Dios. Dios no lo llamó a ser un maestro, porque él no conocía la Palabra. Como consecuencia, a través de su ministerio comenzaron a enseñarse y enfatizarse doctrinas problemáticas.

Lo hizo a su manera

Branham decía tener extrañas visiones espirituales que aparentemente hacían que siempre estuviera buscando su cumplimiento con gran ansiedad. Durante la década del ’60, lamentaba la declinación de su popularidad, al notar que otros evangelistas lo habían superado. Entonces su ministerio se convirtió en una carrera competitiva. Branham trató de recuperar su popularidad por medio de la enseñanza de doctrinas que, según él, le habían sido dadas por revelación profética.

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Pero, al abusar del don, sus profecías se pervirtieron. En lugar de utilizar su capacidad profética para llamar a los corazones de los hombres de regreso a Dios, trató de predecir acontecimientos internacionales.

La historia de su muerte

Branham predicó su último mensaje en la semana del Día de Acción de Gracias de 1965. El 18 de diciembre de 1965, mientras regresaba a Indiana cruzando Texas, Billy Paul Branham, su hijo, manejaba el auto que iba delante del de Branham y su segunda esposa. Un conductor ebrio giró para evitar chocar contra el auto de Billy Paul, pero cruzó la línea divisoria del medio y chocó de frente contra el auto de Branham. Billy Paul giró y regresó al lugar del accidente.

Saltó de su auto y vio que Branham había atravesado la ventanilla y había vuelto a caer dentro del auto. Billy Paul fue a controlar el estado de su padre y vio que tenía huesos rotos, pero aún tenía pulso. Al controlar el estado de su esposa, notó que no tenía pulso. Obviamente, estaba muerta. Repentinamente, Branham se movió, y al ver a su hijo, le preguntó: "¿Está bien mamá?" Billy Paul le contestó: "Papá, está muerta". Entonces Branham le dijo: "Pon mi mano sobre ella". Su hijo obedeció, puso la mano ensangrentada de Branham sobre su esposa. Inmediatamente le regresó el pulso, y la mujer revivió. William Branham permaneció en coma durante seis días, antes de morir el 24 de diciembre de 1965.

(Extraído del libro “Los generales de Dios” de Robert Liardon, Editorial Peniel).

Kathryn Kuhlman, (1907-1975)

La mujer que mostró al Espíritu Santo como el Amigo. "La mujer que creía en los milagros". En medio de este profundo silencio una voz dice: "¡Creo en los milagros!" y comienza un nuevo culto de milagros con Kathryn Kuhlman. Su ministerio, único, cambió el énfasis en el cuerpo de Cristo, que pasó de la demostración externa de los dones al Dador de los dones: el Espíritu Santo. Muchos han tratado de imitar su voz y sus movimientos teatrales, pero sin resultado. Ella fue un ejemplo de una persona que no temió pagar el precio de andar en el servicio de Dios.

Kathryn Johanna Kuhlman nació el 9 de mayo de 1907 en Missouri, Estados Unidos. Y tenía catorce años cuando nació de nuevo. Durante su vida relató muchas veces la historia de cómo respondió a lo que parecía ser un llamado soberano proveniente en forma directa del Espíritu Santo, no de ninguna persona. Ella venía de un trasfondo "religioso", más que espiritual, por lo que las iglesias a las que asistía nunca hacían llamados para recibir la salvación. El padre de Kathryn estaba de pie en la cocina cuando ella llegó corriendo de la iglesia para compartir la buena noticia con él. Acostumbraba contarle todo. En sus propias palabras, se lanzó sobre él y le dijo: "Papá... ¡Jesús ha entrado en mi corazón!"

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Sin mostrar ninguna emoción, su padre sólo dijo: "Me alegro". Kathryn recordaba que nunca estuvo realmente segura de sí su padre había comprendido en verdad lo que le había dicho. Finalmente, la jovencita decidió asistir a la iglesia bautista a la que iba su padre, en lugar de la metodista a la que iba su madre. Aun entonces, ya tenía ideas propias.

La doncella evangelista

Una característica de aquellos que Dios usa en gran manera es que están dispuestos a dejarlo todo y seguir su dirección. En 1913, la hermana mayor de Kathryn, Myrtle, se casó con un joven y apuesto evangelista que estaba terminando sus estudios en el Instituto Bíblico Moody. Myrtle y Everett Parrott comenzaron un ministerio como evangelistas itinerantes.

Aproximadamente diez años más tarde, en 1924, Myrtle y Kathryn persuadieron a sus padres de que la voluntad de Dios era que Kathryn viajara con ellos. En ese momento, los Parrott tenían su base en Obregón. Habían conocido a un renombrado maestro y evangelista, el Dr. Charles S. Price, quien tenía un ministerio de sanidad y les enseñó sobre el bautismo en el Espíritu Santo. Kathryn pasó cinco años con su hermana y su cuñado, se preparaba lo que sería la base de su propio ministerio. Trabajaba en la casa para aliviar cualquier carga que su presencia pudiera significar, y pasaba muchas horas leyendo y estudiando la Palabra. En 1928, los Parrott llegaron a Boise, Idaho.

Para este entonces habían adquirido una carpa y tenían una pianista llamada Helen Gulliford. Poco tiempo después Helen y Kathryn, como Pablo y Bernabé en la iglesia del Nuevo Testamento, decidieron separarse de los Parrot. Un pastor de Boise les ofreció la posibilidad de predicar en un pequeño salón de billar que había sido reacondicionado para servir como salón de reuniones. Ese fue el comienzo del "Ministerio Kathryn Kuhlman".

"¡Quiero que sea grande!"

Después de predicar en todo Idaho, Kathryn y Helen fueron hacia Colorado. Luego de una campaña de seis meses en Pueblo, llegaron a Denver. Un hombre de negocios, Earl F. Hewitt, se había unido a ella en Pueblo, como administrador del ministerio. En ese año, 1933, la depresión estaba en su punto más alto. Sin embargo, ella creía que si servimos a un Dios de recursos limitados, entonces estamos sirviendo al dios equivocado. Kathryn vivía por el principio de fe y confiaba en Dios.

Por eso dijo a Hewitt que fuera a Denver y actuara como si tuvieran un millón de dólares. Le dijo: "Ve a Denver. Alquila el edificio más grande que encuentres. Consigue el mejor piano disponible para Helen. Llena el local de sillas. Manda a publicar un anuncio grande en el Denver Post y haz propaganda por radio, en todas las emisoras. Este es el negocio de Dios, y vamos a hacerlo a su manera: ¡A lo grande!" Hewitt le tomó la palabra y siguió sus instrucciones. El lugar había sido un depósito de la compañía Montgomery Ward. Las reuniones se prolongaron por cinco meses, durante los cuales se mudaron a otro depósito.

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Después de cinco meses, un hombre se ofreció a dar un adelanto para un edificio que pudieran usar en forma permanente y que tuviera un gran cartel de neón que diría: "La oración cambia las cosas". Dado que la respuesta a su ministerio era tan grande, Kathryn accedió a quedarse en Denver. En febrero de 1935, se abrió el Tabernáculo del Avivamiento de Denver, con el enorme cartel de neón que le habían prometido: "LA ORACIÓN CAMBIA LAS COSAS". El auditorio tenía capacidad para dos mil personas sentadas. Durante los siguientes cuatro años, miles de personas asistieron a las reuniones. Se realizaban cultos todas las noches, excepto los lunes.

El paso en falso

En 1935, un predicador llamado Burroughs A. Waltrip, de Austin, Texas, fue invitado a predicar en el Tabernáculo. Era un hombre extremadamente apuesto, ocho años mayor que Kathryn. Pronto ambos descubrieron que había una atracción entre ellos. El único problema era que este hombre estaba casado y tenía dos hijos pequeños. Kathryn aparentemente ignoró las señales del Espíritu Santo en su interior, que le indicaban que esta relación era un error. Poco después de su primera visita a Denver, Waltrip se divorció de su primera esposa y dijo a todos que fue ella quien lo había abandonado.

El error

Después de dejar a su familia, Waltrip se mudó a Mason City, Iowa, presentándose como un hombre soltero, e inició un centro evangelístico llamado Radio Chapel. Se lo conocía como un evangelista dramático y sensacionalista, y comenzó a emitir diariamente desde la Capilla. Kathryn y Helen fueron allí para ayudarlo a reunir fondos para su ministerio. Pronto, la relación romántica entre Kathryn y Waltrip, a quien ella llamaba "Mister" se hizo pública.

Helen y otros amigos de Denver trataron de persuadir a Kathryn de que no se casara con el apuesto evangelista, pero ella insistía en que su esposa lo había dejado, lo cual lo hacía libre para casarse nuevamente. Kathryn decidió creer la historia que Waltrip contaba, pero mientras preparaban la boda, su corazón estaba constantemente turbado. No tenía paz en su espíritu. La mayoría de la gente dice que "Mister" no amaba a Kathryn en absoluto. Lo que amaba era su capacidad para atraer multitudes y reunir fondos. Este hombre era bien conocido por su codicia y su estilo de vida extravagante.

Antes de la fecha decidida para el matrimonio en Mason City, Kathryn comentó el tema con sus amigas, Lottie Anthony y Helen. Lottie recuerda que Kathryn dijo: "Es que no logro encontrar la voluntad de Dios sobre este tema". Las mujeres trataron de convencer a Kathryn de que esperara y buscara tener paz en Dios. Pero ella no las escuchó. Cuando los recién casados regresaron a Des Moines después de la ceremonia, Kathryn hizo algo extraño. Después de registrarse en el hotel, se negó a quedarse con su nuevo esposo. Su amiga Lottie Anthony dice que ella se metió en el auto y se dirigió rápidamente hacia el hotel donde ella y Helen se hospedaban.

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Kathryn se quedó en el cuarto de sus amigas, llorando y admitiendo que había cometido un error al casarse, y que pediría la anulación del matrimonio. Las tres mujeres salieron de Des Moines: esperaban explicar la situación a la congregación en Denver. Pero la congregación no les dio ninguna oportunidad. Estaban furiosos con Kathryn.

Sueños destrozados

La obra que Kathryn había construido tan diligentemente durante los cinco años anteriores se desintegró con rapidez. Kathryn Kuhlman, la mujer que algunos habían adorado como "perfecta madonna" era, en realidad, un ser humano sujeto a tentaciones. Ella fue una gran mujer de Dios, pero lo que la hizo grande fue la decisión de actuar para recuperarse de su error. Pero esto no se produjo de un día para otro. Kathryn pasó los siguientes ocho años en completo anonimato en lo que al gran ministerio se refiere. Pero a partir del momento en que tomó su decisión, Kathryn nunca se apartó del llamado de su vida, nunca se desvió de la senda que Dios había trazado para ella.

Las muchas voces

Poco después de iniciar sus reuniones en el Gospel Tabernáculo (Pensilvania), comenzó un programa diario en la radio WKRZ en Oil City. A los pocos meses, la respuesta de la gente era tal, que sumó otra estación en Pittsburg. Repentinamente, en lugar de que las personas la acosaran, Kathryn se vio inundada de correspondencia; la estación de Oil City finalmente debió prohibir a las personas que entraran al estudio, porque no se podía trabajar.

En esta época del fin de la guerra, el Espíritu Santo se movía para restaurar al cuerpo de Cristo por medio del don de la sanidad. Las grandes campañas de sanidad estaban al orden del día. En ese momento Kathryn aún oraba principalmente para que las personas fueran salvas. Pero también comenzó a orar e imponer las manos a quienes necesitaban sanidad. No tenía la más mínima idea de que esta área del ministerio le daría fama internacional.

A medida que su ministerio se desarrollaba, Kathryn comenzó a poner menos énfasis en la fe, y más en la soberanía del Espíritu Santo. En sus reuniones no había tarjetas de oración, ni carpas para los inválidos, ni largas filas de personas enfermas que esperaran que ella les impusiera las manos. Kathryn nunca acusó a los que no recibían sanidad de ser débiles en la fe. Parecía que las sanidades se producían en todo el auditorio mientras la gente estaba simplemente en sus asientos, concentrados en Jesús, con la mirada puesta en el cielo.

Demasiados como para nombrarlos a todos

¿Cuáles fueron algunos de los milagros más destacados? Aunque hubo miles y miles de milagros, el mayor milagro, para Kathryn, era que una persona naciera de nuevo.

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En cierta ocasión, un niño de cinco años, paralítico de nacimiento, caminó hacia la plataforma sin ayuda de nadie. Otra vez, una mujer que había estado paralítica y confinada a una silla de ruedas durante doce años, caminó hacia la plataforma sin ayuda de su esposo. En Filadelfia, un hombre al que le habían colocado un marcapasos ocho meses antes, sintió un dolor intenso en su pecho cuando Kathryn le impuso las manos. Al llegar a su casa, descubrió que la cicatriz de la operación se había borrado, y no estaba seguro de sí el marcapasos funcionaba. Más tarde, cuando el médico ordenó tomarle algunas radiografías, descubrieron que el marcapasos había desaparecido ¡y el corazón estaba totalmente sano!

Era común que los tumores se disolvieran, los cánceres se esfumaran, los ciegos vieran y los sordos oyeran. Las migrañas eran sanadas instantáneamente. Aun los huecos en los dientes eran rellenados por intervención divina. Sería imposible dar una lista de los milagros que se produjeron a través del ministerio de Kathryn. Sólo Dios lo sabe. Ella solía llorar de gozo al ver los miles de personas sanadas por el poder de Dios. Algunos recuerdan que las lágrimas caían hasta sobre sus manos.

También se dice que Kathryn lloraba al ver las personas que se iban de sus cultos aún en sus sillas de ruedas o enfermas. Nunca trató de explicar por qué algunos recibían su sanidad, y otros no. Ella creía que la responsabilidad era de Dios. Le agradaba referirse a sí misma como "vendedora", no "gerente". Cualquier cosa que la Gerencia decidiera hacer, ella estaba obligada a obedecer. Pero solía decir que esa era una de las primeras preguntas que le haría a Dios cuando llegara al cielo.

Estoy bien con mi Dios

El último culto de milagros de su ministerio fue realizado en el Auditorio Shrine de Los Ángeles, California, el 16 de noviembre de 1975. Cuando Kathryn abandonaba el auditorio, una empleada de su oficina de Hollywood vio algo que nunca olvidaría. Mientras todos salían del auditorio, Kathryn caminó en silencio hasta el final de la plataforma. Una vez allí, levantó la cabeza y recorrió lentamente con su mirada la planta alta de asientos, como si estudiara a cada uno, durante un tiempo que pareció una eternidad.

Luego bajó la mirada a la segunda sección, siguió cada fila y cada asiento con la mirada. Finalmente estudió detalladamente cada uno de los asientos de la planta baja. Solo podemos imaginar lo que pasaba por la mente de Kathryn: los recuerdos, las victorias, las sanidades, las risas, las lágrimas. ¿Sería posible que ella supiera que jamás volvería a pisar la plataforma? ¿Sería posible que en ese momento estuviera despidiéndose de su ministerio terrenal? Sólo tres semanas después de ese día de noviembre, Kathryn agonizaba en el Centro Médico Hillcrest de Tulsa, Oklahoma, después de una operación a corazón abierto.

"Quiero irme a casa"

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Oral y Evelyn Roberts estuvieron entre las pocas personas a las que se permitió visitar a Kathryn en el Centro Médico. Cuando entraron a su cuarto y se acercaron a su cama para orar por su sanidad, Oral recuerda que sucedió algo muy importante. "Cuando Kathryn se dio cuenta de que estábamos allí para orar por su recuperación, extendió sus manos como formando una barrera y las levantó hacia el cielo". Evelyn Roberts miró a su esposo y dijo: "No quiere que oremos. Quiere irse a casa". Kathryn Kuhlman fue un tesoro muy especial. Su ministerio fue pionero en llevar a nuestra generación al conocimiento del Espíritu Santo.

Ella intentó mostrarnos cómo tener comunión con Él, y amarlo. Kathryn verdaderamente tenía la capacidad de revelarnos el Espíritu Santo como nuestro Amigo. Por esto, nadie puede cerrar este capítulo mejor que ella misma: "El mundo me ha llamado tonta por haberle dado mi vida entera a Alguien que nunca he visto. Sé exactamente lo que voy a decir cuando esté en su presencia. Cuando mire el maravilloso rostro de Jesús, tendré sólo una cosa para decir: 'Lo intenté'. Me entregué lo mejor que pude. Mi redención será completada cuando me encuentre frente a quien todo lo hizo posible".

(Extraído del libro “Los generales de Dios” de Robert Liardon, Editorial Peniel).

APUNTES FINALES

Como dijo el autor de la carta a los Hebreos, el tiempo me faltaría contando de Billy Graham, Oral Roberts, T.L. Osborn, Kenneth Hagin, Paul Yonggi Cho, Reinard Bonnke, Carlos Anacondia, Ulf Ekman y tantos y tantos otros anónimos que siguen hoy en día siendo portadores del evangelio de la gracia, en sus múltiples facetas, llevando la semilla de fe y vida a millones de hombres y mujeres en todo el mundo.

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestra tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado...

Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando; sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están

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inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel” (Hebreos, 12).

BIBLIOGRAFÍA

Nova Uno


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