domingo, 30 de marzo de 2008

Hombres de Fe II

Ministerio Evangelistico Shekinah
Ahora veras si mi palabra se cumple o no. (Números 11:23)



Una mujer decidida a enfrentar cualquier desafío para Dios.

Aimee Semple McPherson: "Mujer de la Providencia"

En un tiempo en que las mujeres eran sólo reconocidas como "elementos accesorios" en el ministerio, Aimee Semple McPherson construyó el templo Angelus para darles participación. El templo fue construido y dedicado durante la época de la Gran Depresión, con capacidad para cinco mil personas sentadas, pero se llenaba cuatro veces cada domingo. Aimee construyó la primera estación de radio cristiana en el mundo.

Nació el 9 de octubre de 1890, cerca de Salford, en Ontario, Canadá. Aimee Elizabeth Kennedy fue la única hija de James y Mildred.
Creció como hija única en una enorme granja, con los animales como compañeros de juegos. Creció escuchando las historias de Daniel en el pozo de los leones, de José y el Faraón, de Moisés sacando al pueblo de Dios fuera de Egipto. Para cuando tenía cuatro años, Aimee podía pararse en una esquina, sobre un tambor y atraer a una multitud de gente recitando historias bíblicas.
Aimee era una niñita que tenía agallas y estaba llena de ideas muy definidas. Nada la intimidaba, excepto el hecho de que, sin importar donde estuviera, Dios podía ver todo lo que hiciera.
Cuando Aimee era niña, le agradaba observar a su madre, que era la directora de la escuela dominical en las reuniones del Ejército de Salvación. Tan pronto como regresaba de la iglesia, Aimee juntaba unas sillas y las colocaba en círculo en su cuarto, e imitaba a su madre: predicaba a un grupo imaginario.

¿Darwin o Cristo?
A raíz de sus lecturas de investigación acerca de la teoría darwiniana en el colegio, Aimee llegó a la conclusión de que la teoría debía de ser cierta. Después de todo, la iglesia ya no practicaba lo que la Biblia decía. Parecía que fuera solamente un lugar de reunión social para juegos y entretenimientos, y no había milagros como los que ella veía en la Biblia. Así que comenzó a debatir con los ministros que visitaban su iglesia y a cuestionar por qué predicaban, si en ese tiempo no había milagros.
Frente a todas estas dudas, Aimee oró así: "¡Oh, Dios... (si es que hay un Dios), revélate a mí!"
El día después de haber orado a Dios para que se le revelara, Aimee volvía a casa de la escuela, con su padre, y al pasar por la calle principal de Ingersoll, vio un cartel en una ventana que decía: "Campaña del Espíritu Santo con Robert Semple, evangelista irlandés".
Aimee había oído que estos pentecostales caían al suelo y hablaban en idiomas desconocidos. También había escuchado relatos alocados de sus gritos y danzas. Era muy curiosa, por lo que la noche siguiente, antes de llevarla a ensayar para el programa de Navidad, fue a la campaña y se sentó en el último banco.

Hasta los pájaros sonrieron
En la reunión, Aimee era toda ojos. La divertía ver a algunas personas del pueblo gritando "¡Aleluya!" con las manos levantadas. "¡Qué show!", pensó.
Cuando entró en el pequeño templo, fue como si el mundo entero se detuviera para ella. El Rev. Robert Semple subió al púlpito y abrió su Biblia en el segundo capítulo de Hechos. Luego repitió una sencilla orden: "Arrepentíos... arrepentíos".
Aimee comenzó a revolverse, incómoda, en su asiento. Cada vez que Semple hablaba, sus palabras la atravesaban como una flecha. Más tarde, Aimee diría: "Yo nunca había escuchado un sermón así. Utilizó la Biblia como espada, y cortó el mundo entero en dos".
Tres días después, Aimee detuvo su automóvil en medio de una calle solitaria, levantó sus manos hacia el cielo y clamó a Dios oir misericordia. Finalmente, había nacido de nuevo.

El matrimonio
En agosto de 1908, Aimee se casó con Robert Semple en la granja de su familia.
A principio de 1910, los Semple, que ahora esperaban un hijo, llegaron a Hong Kong. Pero Aimee no estaba preparada para lo que vio. La dieta china de orugas, insectos y ratas la asqueaba, y su departamento era tan ruidoso que casi no podían descansar.
Un día, los hindúes quemaron a un hombre vivo justo fuera de la ventana de su cocina. Esto, junto con todo lo demás, hacía que Aimee viviera al borde de la histeria la mayor parte del tiempo. Había llegado a odiar la obra. Y pronto, debido a las malas condiciones en que vivían, ella y Robert contrajeron malaria. El estado de Robert era peor que el suyo, y el 17 de agosto, sólo dos meses después de llegar, Robert Semple había muerto.
Un mes después de la muerte de su esposo, Aimee dio a luz una pequeña niña que pesó sólo dos kilogramos. La llamó Roberta Star.

Hogar, dulce hogar
Ya de regreso en su hogar, Aimee lloró la pérdida de su esposo Robert durante más de un año, pero también continuó buscando la voluntad de Dios para su vida. Fue a Nueva York y luego a Chicago; deseaba ministrar en las iglesias que Robert había dejado. Cuando la salud de su hija se deterioró, regresó al hogar de su niñez. Pero su dolor no le permitía estar quieta por mucho tiempo, y finalmente volvió a Nueva York.
Mientras estaba allí, conoció a Harold McPherson, quien pronto se convertiría en su segundo esposo.
El 28 de febrero de 1912, Aimee y Harold se casaron. Para julio de 1912, estaba esperando otro hijo.
Según Aimee, el único problema real que ella y Harold debieron enfrentar en su relación matrimonial fue debido a que sus metas eran totalmente diferentes.
Harold tenía un buen empleo y quería que Aimee fuera como las demás mujeres: que limpiara la casa y cocinara. Pero Aimee sentía que ya no podía permanecer tan confinada y al mismo tiempo cumplir con el llamado de "ir".
Antes de salir para asistir a su primera reunión de campaña pentecostal, le envió un telegrama a Harold: "He tratado de seguir tu camino y he fallado. ¿No querrías venir tú ahora, y seguir mi camino? Estoy segura de que seremos felices".

Una carpa y el poder espiritual
Pronto Aimee comenzó a predicar por su cuenta. Utilizaba cualquier método para atraer a la gente, y las personas venían de todas partes en el campo para escucharla. En 1915, una de sus reuniones contó con una asistencia de más de quinientas personas. Se había convertido en una novedad. Además de su carácter dramático, era una mujer, y en esos días era difícil encontrar a una predicadora, así que todos estaban curiosos por ir a verla y escucharla.
Con las ofrendas reunidas, pudo comprar la tan necesitada carpa.
Había una empatía natural en Aimee que acentuaba las peculiaridades de su ministerio y atraía a grandes cantidades de personas de todas clases. Los que se acercaban experimentaban el poder de Dios en sorprendentes manifestaciones. Muchos venían para sentir de esa forma la presencia de Dios, y miles de personas recibían el bautismo del Espíritu Santo.

Quemaduras, heridas y carnaval
Como ya hemos mencionado, Aimee era conocida por su forma afectuosa de predicar. Con frecuencia trataba a la gente que la escuchaba como una madre trataría a su hijo. Nunca condenaba ni amenazaba; siempre alentaba a quienes la escuchaban a enamorarse de la gracia y la misericordia de Dios.
Pero, como una madre firme, no era débil. Cierta vez, una lámpara le explotó en el rostro, y quedó envuelta en llamas. Rápidamente metió la cabeza en un cubo con agua, pero no antes que se le produjeran varias heridas en el cuello y el rostro. Para empeorar las cosas, todo esto había sucedido delante de un grupo de molestos que habían ido a observar y burlarse. La carpa estaba llena la noche en que esto ocurrió, por lo que Aimee se retiró a la parte posterior, terriblemente dolorida. Uno de los que se burlaban subió a la plataforma y dijo: "La señora que predica sanidad divina se ha lastimado. Se quemó la cara, así que esta noche no habrá reunión".
Pero tan pronto como acabó de decir esa palabra, Aimee entró corriendo nuevamente a la carpa y de un salto subió a la plataforma. Estaba en agonía, pero pudo reunir suficientes fuerzas como para sentarse al piano y gritar: "¡Alabo al Señor que me sana y quita todo mi dolor!" Cuando ya estaban cantando la segunda o tercera estrofa, la gente allí reunida fue testigo de un milagro: ¡el rostro de Aimee pasó de ser rojo como una langosta, a recobrar el color de la piel normal!

Construcción del Angelus Temple
Para este entonces, Aimee podía ver que necesitaba un lugar permanente donde predicar. Así que entre los años de 1919 y 1923 recorrió nueve veces los Estados Unidos, predicando y reuniendo fondos para construir el Angelus Temple. Dondequiera que iba, la gente la amaba.
A fines de 1922, el Templo, con capacidad para cinco mil personas sentadas, estaba finalmente terminado. El New York Times cubrió ampliamente la dedicación del templo, y a partir de entonces, los cinco mil asientos del mismo se llenaban cuatro veces cada domingo.
En febrero de 1923, Aimee abrió su escuela de ministerio que finalmente se conocería como el Instituto Bíblico Faro del Evangelismo Cuadrangular Internacional.
En febrero de 1924, abrió la radio KFSG, con la primera licencia radiofónica otorgada a una mujer. También fue esta la primera estación de radio cristiana que existió.

La reina de la guerra silenciosa
Los años entre 1938 y 1944 fueron muy tranquilos para Aimee. Muy poco se decía de ella en la prensa.
Gran parte de los esfuerzos de Aimee durante estos años se dedicaron a pastorear, capacitar futuros ministros, establecer cientos de iglesias, y enviar misioneros por todo el mundo.
Una grande descansa
Para 1944, la salud de Aimee estaba muy debilitada, y sufría de enfermedades tropicales que había contraído durante sus viajes misioneros. En febrero de ese año, nombró a Rolf nuevo vicepresidente del ministerio. Este había probado ser fiel y sirvió bien a su madre durante muchos años. En realidad, fue la única persona que permaneció a su lado tanto en los buenos como en los malos tiempos.

La historia completa de Aimee Semple McPherson jamás podría ser contada en un solo capítulo. Como en el caso de otros grandes Generales de Dios, sólo el cielo revelará todo lo que ella hizo

Cuando Dios enseña a través de éxitos y fracasos
William Branham, un hombre de notables señales y prodigios

William Branham estuvo rodeado de sucesos extraordinarios e increíbles. Simple en sus razonamientos, y con escaso dominio del idioma, fue líder del avivamiento de La Voz de Sanidad, a fines de los años ‘40. Ningún evangelista de la sanidad pudo combinar el oficio profético, milagros y la sanidad divina como lo hizo Branham. Por Roberts Liardon

William Marrion Branham nació el 6 de abril de 1909, en Kentucky, EE.UU. Esa mañana, de manera repentina, una luz del tamaño de una almohada vino como un remolino por la ventana, giró alrededor de donde estaba el bebé y bajó sobre la cama. Todos quedaron boquiabiertos, preguntándose qué clase de niño había nacido de los Branham.

El viento del cielo
Cierto día, mientras Branham llevaba un balde de agua desde el granero hasta la casa, escuchó el sonido del viento soplando en la copa del árbol. Se puso de pie de un salto para mirar, y entonces notó que el viento no soplaba en ningún otro lugar. Dando un paso atrás, miró al árbol y escuchó una voz que decía: "Nunca bebas, fumes, ni contamines tu cuerpo de ninguna forma, porque tengo una obra para que hagas cuando seas mayor". Durante el resto de su infancia, Branham hizo todo lo que pudo para evitar pasar nuevamente junto a ese árbol por el pánico que le había causado.

El tabernaculo Branham
En junio de 1933, a los veinticuatro años de edad, Branham realizó su primera gran campaña en una carpa. En una noche asistieron tres mil personas.
El 11 de junio realizó un culto de bautismos en el río Ohio, donde bautizó ciento treinta personas.
Ese otoño, las personas que habían asistido a sus reuniones construyeron un tabernáculo al que llamaron "Tabernáculo Branham". Desde 1933 hasta 1946, Branham fue el ministro del Tabernáculo, mientras al mismo tiempo trabajaba en un empleo secular.

Dolor y sufrimiento
Durante la década del ’30 se casó con una maravillosa joven cristiana. Su nombre era Hope Brumback. Tuvieron dos hijos: Billy Paul y Sharon.
En sólo una noche, Branham perdió a dos de las tres personas más preciosas en el mundo para él. Su esposa falleció de tuberculosis y su hija de meningitis. Sólo le quedaba Billy Paul y un dolor imposible de soportar.

El Ángel del Señor vino
Branham fue a un lugar apartado a orar y leer la Biblia. Tan profundo era su clamor, que parecía que el alma se le iba a separar del cuerpo. "¿Querrás hablarme en alguna forma, Dios? Si tú no me ayudas, yo no puedo continuar", lloraba.
Esa misma noche, notó una luz que parpadeaba en el cuarto. Pensando que alguien estaba entrando con una linterna, miró por la ventana, pero no vio a nadie. Repentinamente, la luz comenzó a extenderse por el suelo. Alarmado, saltó de su silla cuando vio una bola de fuego refulgiendo en el piso. Entonces oyó unas pisadas y vio a un hombre con una túnica blanca que se acercaba.
Mientras Branham temblaba de miedo, el hombre habló: "No temas. Fui enviado de la presencia del Dios Todopoderoso para decirte que tu peculiar vida y tus incomprensibles caminos, han sido la forma de indicarte que Dios te ha enviado para llevar el don de la sanidad divina a los pueblos del mundo.
Si eres sincero, y haces que la gente crea, nada se interpondrá en tu camino".
La primera respuesta de Branham fue como la de Gedeón . Le dijo al ángel que él era pobre e iletrado, y que por ello sentía que nadie aceptaría su ministerio ni lo escucharía.
Pero el ángel dijo a Branham que recibiría dos dones como señales para confirmar su ministerio. Primero, podría detectar las enfermedades por medio de una vibración física en su mano izquierda.
En años posteriores, Gordon Lindsay fue testigo de este fenómeno sobrenatural.
Branham respondió al ángel: "Señor, me temo que no me recibirán". Y el ángel respondió: "Entonces sucederá que conocerás el secreto más profundo del corazón de las personas. Esto lo oirán".
Cuando esto ocurría mientras Branham oraba por alguien, él se apartaba del micrófono y hablaba en privado con la persona, la llevándola inmediatamente al arrepentimiento.

Los muertos son resucitados
En junio de 1946, Branham regresó a St. Louis y condujo una campaña de doce días en la que predicó y oró por los enfermos. La carpa estaba llena de gente y muchos quedaron afuera, aun bajo lluvias torrenciales. Tremendas manifestaciones se produjeron: los cojos andaban, los ciegos veían, los sordos oían. Un ministro que había sido ciego durante veinte años recibió la vista. Una mujer que rechazó el Espíritu de Dios cayó muerta fuera de la carpa víctima de un ataque al corazón. Branham salió a verla y oró por ella. La mujer se levantó y recibió la salvación en Cristo Jesús. Las sanidades se multiplicaron y se hicieron incontables. Muchas veces Branham se quedaba hasta las 2:00 de la madrugada orando por los enfermos.

Sacudiendo naciones
En abril de 1950 Branham viajó a Escandinavia, siendo el primer evangelista de La Voz de Sanidad que viajara a Europa.
Branham también había recibido muchos pedidos de oración desde África, algunos de los cuales venían acompañados por boletos de avión. Finalmente, en otoño de 1951, Él y su equipo viajaron a Sudáfrica, donde realizaron campañas hasta diciembre. Se dice que las reuniones fueron las más grandes realizadas en el país, con una asistencia de hasta cincuenta mil personas, y miles que quedaban afuera.

Branham comienza a desviarse
Branham fue muy influyente en el ministerio de la sanidad divina durante nueve años. En este tiempo, muchos evangelistas de la sanidad comenzaron a surgir por todo el país, operando con grandes señales y prodigios. La revelación de la sanidad divina había llegado a su punto máximo en todo el mundo. Pero a partir de ese año, los fuegos del avivamiento de sanidad comenzaron a menguar. Para 1955, Branham comenzó a experimentar dificultades, y su ministerio cambió en forma drástica.

Se va Lindsay
Gordon Lindsay fue una de las cosas más importantes que le sucedió al ministerio de Branham. Lindsay tenía la Palabra y Branham tenía el don. Lindsay también tenía la capacidad organizativa que podía multiplicar el ministerio y el don de Branham. Obviamente, eran un equipo ministerial armado en los cielos.
Pero Branham se negó a reconocer el valor de Lindsay. Creo que separarse de él fue un gran error y la causa por la cual este cayó luego en serios errores doctrinales.

No permaneció en su llamado
Branham no tomó bien el cambio. En realidad, nunca vivió la transición. En lugar de orar al Señor para saber cuál sería el lugar donde debería ministrar en el próximo mover de Dios, se volvió hacia doctrinas radicales y sensacionalistas. Tomó el oficio de maestro por voluntad propia, no por orden de Dios.
Dios no lo llamó a ser un maestro, porque él no conocía la Palabra. Como consecuencia, a través de su ministerio comenzaron a enseñarse y enfatizarse doctrinas problemáticas.

Lo hizo a su manera
Branham decía tener extrañas visiones espirituales que aparentemente hacían que siempre estuviera buscando su cumplimiento con gran ansiedad. Durante la década del ’60, lamentaba la declinación de su popularidad, al notar que otros evangelistas lo habían superado. Entonces su ministerio se convirtió en una carrera competitiva.
Branham trató de recuperar su popularidad por medio de la enseñanza de doctrinas que, según él, le habían sido dadas por revelación profética. Pero, al abusar del don, sus profecías se pervirtieron. En lugar de utilizar su capacidad profética para llamar a los corazones de los hombres de regreso a Dios, trató de predecir acontecimientos internacionales.

La historia de su muerte
Branham predicó su último mensaje en la semana del Día de Acción de Gracias de 1965.
El 18 de diciembre de 1965, mientras regresaba a Indiana cruzando Texas, Billy Paul Branham, su hijo, manejaba el auto que iba delante del de Branham y su segunda esposa. Un conductor ebrio giró para evitar chocar contra el auto de Billy Paul, pero cruzó la línea divisoría del medio y chocó de frente contra el auto de Branham.
Billy Paul giró y regresó al lugar del accidente. Saltó de su auto y vio que Branham había atravesado la ventanilla y había vuelto a caer dentro del auto.
Billy Paul fue a controlar el estado de su padre y vio que tenía huesos rotos, pero aún tenía pulso. Al controlar el estado de su esposa, notó que no tenía pulso. Obviamente, estaba muerta.
Repentinamente, Branham se movió, y al ver a su hijo, le preguntó: "¿Está bien mamá?"
Billy Paul le contestó: "Papá, está muerta". Entonces Branham le dijo: "Pon mi mano sobre ella".
Su hijo obedeció, puso la mano ensangrentada de Branham sobre su esposa. Inmediatamente le regresó el pulso, y la mujer revivió.
William Branham permaneció en coma durante seis días, antes de morir el 24 de diciembre de 1965.

Aprendamos la lección


La historia de William Marrion Branham no fue escrita con ánimo de crítica. Creo que contiene una lección muy poderosa : Haz lo que Dios te dice que hagas; nada más, nada menos. No se trata de un juego. Hay un solo movimiento, y le pertenece a Dios. Tu tarea es seguirlo.
Sigue su plan, exactamente, todos los días de tu vida, y nunca te desvíes de él por tus propias ideas o por la presión de los demás. Tu unción solo se manifestará cuando sigas el plan que Dios ha diseñado para ti. Adopta su plan, y no te apartes de él en lo más mínimo.



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